Nuestro pueblo sufrido y sacrificado por esta crisis indetenible sigue siendo víctima de la indolencia, el desprecio y violación sistemática de los derechos humanos por parte del Estado, pero la que más sufre es nuestra gente pobre y en especial nuestros ancianos, pues su pensión solo alcanza a 1.200 bolívares con un dólar en 1.700; en su mayoría sufren de enfermedades crónicas y se ven obligados a decidir entre medio comer o exponerse a la muerte.
Un Estado no puede ser tan mezquino con un pueblo que ha soportado toda clase de injusticia social con la épica y el resaltar a diario a nuestros próceres no se mitiga el hambre, no se resuelve la crisis sanitaria, no llega el agua, el gas doméstico, la energía eléctrica no se resuelve la escasez del combustible, no se combate la pandemia y así poder evitar la muerte por covid-19 de centenares de trabajadores de la salud incluyendo a nuestros médicos que por salvar vida a los contagiados han encontrado la muerte por las deficiencias de bioseguridad, sin que el Estado se conmueva.
Insisto en que la prioridad en este momento no es colocar más estrellas a nuestro tricolor nacional , lo primero que debe hacer un Estado responsable es hacer el esfuerzo por detener la hambruna como consecuencia de la hiperinflación y la desigualdad social generada por los salarios de hambre devorados por el crecimiento del dólar que aniquiló nuestra moneda nacional y que sigue provocando el aumento del desplazamiento forzado de miles de venezolanos a otros países porque perdieron su esperanzas luciendo indefenso con su calidad de vida deteriorada por no ser prioridad como seres humanos por el Estado .
Hasta cuándo más poder si lo tienen todo, los poderes públicos incluyendo la FANB y los cuerpos de seguridad más violentos, represivos y violadores de los derechos humanos que descargan toda su ira y resentimiento contra todo aquel que levante su voz de reclamos justos por sus derechos constitucionales establecidos en nuestra todavía viva Constitución. nuestro pueblo necesita de manera urgente que se le restablezcan todos sus derechos infringidos para volver a la normalidad.
Las decisiones asumidas por parte de los parlamentarios de la nueva AN que no tienen nada que ver con las promesas hechas a los electores durante la campaña electoral y por el camino que veo muy lejos de asumir sus atribuciones de control a los poderes públicos y legislar en favor de un pueblo sigue en crucifixión, nada tiene que envidiar a la extinta Asamblea Constituyente que nunca cumplió con una nueva Constitución, por el contrario, fue el paredón judicial contra la disidencia opositora.
Como defensor exijo a los poderes romper con la camisa de fuerzas y la disciplina partidistas impuesta por el Ejecutivo nacional y así recuperar su autonomía e independencía para reparar el daño causado a los derechos y garantías constitucionales de los ciudadanos, de lo contrario. la historia los seguirá juzgando.
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