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El Gran Hermano te vigila

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La famosa frase orwelliana de la obra 1984, citada de manera recurrente y cada vez más frecuente con relación a las similitudes que perfila con este cambio en las relaciones internacionales hacia la distopia, cuyos principales atisbos son el retroceso de la democracia y la vulneración de los derechos humanos enmarcados en una división de polos de poder con relaciones altamente conflictivas en una agenda múltiple y sin el direccionamiento de gobernanza global efectiva. En este contexto destaco el fenómeno del espionaje global por parte del actor que representa la mayor amenaza sistémica para el orden producto de San Francisco en 1945, la República Popular de China.

Un poco de historia nos explica, mas no justifica, el avance a gran escala de la búsqueda de información de manera ilegal del llamado Dragon asiático. Aparejada o como consecuencia del giro de China que conllevo a “un país, dos sistemas” se planteó la lógica necesidad de ser exitosos en el proyecto capitalista para lo cual hacía falta algo que ellos no tenían para alcanzar un desarrollo competitivo con IOccidente: el tiempo para obtener la tecnología y los conocimientos científicos a la par de ellos. ¿Cuál fue la respuesta del gobierno? Acortar la brecha con la obtención de información de manera legal o ilegal de aquello que precisaban de Estados Unidos y Europa para su programa de acelerado desarrollo y de defensa militar a la vez. .A la segunda manera se le conoce como espionaje y es de lo que vamos a tratar hoy.

La reciente información publicada en medios estadounidenses sobre una base de espionaje china en Cuba ocupó los titulares en ese país, así como la inmediata respuesta gubernamental de que ellos estaban al tanto desde 2019. Inmediata fue la asociación de los globos para recabar “información meteorológica” según los chinos, derribados por la fuerza aérea de Estados Unidos. Igualmente, tuvo el efecto de rememorar los casos de violaciones de portales web de grandes compañías a objeto de obtener la data de usuarios en 56 países, especialmente Norteamérica y el sureste asiático, los casos de ciudadanos chinos y otros atrapados en universidades, empresas, centros de investigación, universidades, incluso el ejército, acusados de espiar para el PCCH, los sonados Huawei, TikTok  la expansión de la tecnología 5G, los acelerados desarrollos aeroespaciales para seguir congestionando las orbitas con más satélites y hasta sus desarrollos fuera de su territorio en centros de observación telescópicos espaciales que también sirven para observar los objetos en la las orbitas geoestacionarias.

Lo que pudiera considerarse ilegal por países y entidades afectadas por esta actividad no lo es para el gobierno chino. Efectivamente, en 2017 la Ley Nacional de Inteligencia de la República Popular China autoriza la obtención de información en el extranjero a través de métodos “tradicionales y no tradicionales”, a entes privados y públicos, a fin de preservar la seguridad nacional. Esto incluye datos comerciales, tecnológicos y militares. Es por ello que se ha conocido de quejas acerca del abuso o violación de las prerrogativas que le da a ese país la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas al usar la inmunidad de sus valijas diplomáticas para el envío de material de espionaje amparado por sus embajadas. Igualmente, la “colonización” que ha hecho China de la gobernanza global, colocando funcionarios en los cuadros altos y medios de los diversos organismos y agencias, les ha posibilitado obtener información privilegiada y confidencial que transmiten los países miembros de esos entes de manera regular. Los funcionarios internacionales al acceder a un cargo se comprometen a trabajar en función del organismo y el código de ética les impide revelar información a terceros, incluido su propio país. Para los chinos esto no aplica ya que su primera obligación es con el partido. Obligatorio y legal para ellos.

Todos estos asuntos son preocupantes. Sin embargo, el aspecto militar destaca por sus repercusiones en la paz y seguridad internacionales. Volvemos a una nueva guerra fría con las consecuencias que ello implica no solo para las partes involucradas, sino para el resto del sistema internacional. Es muy probable que este asunto este agendado en la visita que realizará el secretario de Estado Anthony Blinken a Beijing este fin de semana. Recordemos que precisamente el asunto de los globos fue el motivo de suspensión del encuentro que estaba previsto para ese entonces.

Por otra parte, las actividades chinas de espionaje dentro de su área de influencia, la franja y la ruta que atraviesan Asia, África, Medio Oriente y Latinoamérica, tienen un componente adicional y es la exportación de tecnología y métodos de control a la población. Es una característica de los países autoritarios el control de sus habitantes para modificar conductas y servir de apoyo a su aparato represivo en función de la seguridad nacional. Obviamente esto va en detrimento del respeto a los derechos humanos, preocupación marginal para los chinos, pero no para el resto del mundo occidental.

La penetración china en Latinoamérica debería ser motivo de preocupación. Gobiernos locales son aquiescentes con estas prácticas ante una sociedad civil cada vez más indefensa. En Venezuela ya los mecanismos de control se han institucionalizado. El uso de máquinas capta huellas y el carnet de la patria son ejemplos claros. Erradicar estos mecanismos debe estar en los objetivos de la oposición política y la población en general.

Algunos consideran a George Orwell como un visionario, un Nostradamus contemporáneo o una afortunada coincidencia por la semejanza de su obra emblemática con lo que observamos en el sistema internacional. La imagen que acompaña la frase “El Gran Hermano te vigila” es un ojo inmenso. Lo que no pudo prever Orwell es que sería un ojo rasgado.

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