Tal como señalamos en nuestro artículo del lunes pasado, con el fraude electoral y la autoproclamación de maduro como vencedor en el CNE de Elvis Amoroso, en Venezuela se concretó un Golpe de Estado.
Y es que a las cosas hay que llamarlas por su nombre, a pesar de que el término de Golpe de Estado y Dictadura, le moleste al madurismo y a ciertas élites políticas en la Región. Lo que ha sucedido en Venezuela es un burdo Autogolpe, que ahora pretenden enmascarar, tal como lo hicieron Carmona y los Altos Mandos Militares, cuando el 11 y 12 de abril de 2002, arremetieron contra la Constitución, “preñados de buenas intenciones” , ante el presunto “vacío de poder”, provocado por la supuesta “renuncia” del Presidente Chávez.
Son los mismos argumentos y las torpes astucias de los golpistas, intentando lavarse la cara y darle alguna legitimidad a su acción inconstitucional, para convencer a incautos y no tan incautos, y para que, los pocos aliados incondicionales que le quedan en el mundo, tengan elementos para justificar la violación de la Constitución, que se produjo con el desconocimiento de la voluntad del pueblo venezolano expresada en el voto.
Pero Dictadura es Dictadura, lo cual coloca al gobierno cada vez más lejos del chavismo y de la Constitución y, por supuesto, del pueblo y de todo el país. Hoy al madurismo se le ven las costuras por todos lados. Es una Dictadura, un mal gobierno de derecha, y su inmensa debilidad trata de ser ocultada con la violencia de su Estado Policial que, desde que consumaron el fraude del 28 de julio, ha arremetido con saña en contra del pueblo venezolano.
Desde entonces, los cuerpos policiales creados por el madurismo –superando con creces, a la siempre repudiada Policía Metropolitana–, ha reprimido los barrios y sectores populares de Caracas y de todo el país; se han producido miles de detenciones arbitrarias y se ha impuesto un virtual Estado de Sitio. Han salido a flote expresiones evidentes de una actitud fascista, tanto de los más altos voceros del gobierno, quienes incitan al odio y la represión, así como de las estructuras de control social y persecución, creadas y estimuladas por el madurismo, donde se ha obligado al vecino a delatar a su vecino y donde incluso, en parroquias populares, como el 23 de enero, se marca con “X” las casas de los sospechosos de tener una postura contraria al gobierno, que, por cierto –cosa paradójica–, la cantidad de “X” marcadas reflejan que la mayoría de nuestra combativa parroquia caraqueña, está en contra de maduro.
Como lo advertimos en nuestros escritos y entrevistas, el gobierno de nicolás maduro, obligado como está por la Constitución, y en su empeño de conseguir alguna legitimidad en el ámbito internacional, tuvo que realizar elecciones; sólo que, las adelantó 6 meses, pensando que haría caída y mesa limpia con una “elección express”, que no le diera tiempo a nadie de organizarse. Se “equivocó feo”, como dirían los jóvenes; el rechazo a maduro es enorme y se expresó masivamente en la única oportunidad que dieron al pueblo de manifestarse.
La élite madurista, en su indolencia y desconexión con el pueblo –sobre todo, del pueblo chavista–, no supo dar una correcta lectura al fracaso del Referéndum convocado el 3 de diciembre de 2023, en relación con el Esequibo. Aunque no tuvieron contendor y utilizaron una reclamación histórica y justa de nuestro país sobre El Esequibo, para exacerbar al máximo el chovinismo y el sentimiento patriotero, instigando, incluso, el odio hacia el pueblo guyanés, la abstención fue enorme, las calles y centros de votación estaban desiertos; el pueblo venezolano no quiso participar de ninguna acción política que pudiese ser capitalizada o aprovechada por el gobierno.
Probablemente, la firma del Acuerdo de Barbados, en el cual el gobierno obtuvo todo lo que quiso de la Administración Biden y donde los sectores de oposición fueron absolutamente pasivos y ajenos al mismo, sirviendo básicamente como notarios, envalentonó al gobierno para lanzar su elección anticipada, en lo que pensaba sería una ofensiva fulminante, como la “Blitzkrieg” de los ejércitos nazis al inicio de la Segunda Guerra Mundial. Pero, se volvieron a pelar, confundieron desmovilización e indiferencia del pueblo a los Acuerdos de élite, en un apoyo tácito a su gobierno.
Pero el 28 de julio, el pueblo salió masivamente a votar, un hecho que, a pesar de todos los obstáculos previos, no pudo ser contenido por el gobierno. Pero cuando comienzan a imprimirse las Actas de las máquinas de votación y el gobierno constata la aplastante derrota sufrida, se activa el burdo fraude, cierran los Centros Electorales y entre madrugadas y gallos, Elvis Amoroso emite el primer Boletín del CNE, dando ganador a nicolás maduro. Un Boletín que, evidentemente, fue trampeado, y donde los propios ingenieros del organismo electoral denunciaron que fue realizado fuera de su sede; y es tan evidente la trampa, que incluso tenía graves inconsistencias numéricas, como el hecho de que dejaron más de 2 millones de votos sin adjudicar a ninguno de los candidatos.
El CNE se ha negado, desde entonces, a cumplir con los procesos de auditoría, de los sistemas establecidos en la propia ley y normativa electoral; y a partir de allí, las Actas han sido secuestradas por el gobierno.
Lo grave, es que en estas condiciones de absoluta irregularidad y falta de transparencia, maduro va al día siguiente al CNE, donde Elvis Amoroso, lo proclama vencedor, es decir, Presidente reelecto. La imagen de maduro, levantando el documento írrito entregado por Amoroso y proclamándose como Presidente, en un mar de ilegalidad, es tan patética e indignante como la de Carmona, con un decreto también írrito en sus manos, disolviendo los Poderes del Estado, desconociendo así la voluntad popular y proclamándose presidente. ¡Qué triste! ¡Qué diría Chávez!
Es tentador, pero no voy a incurrir en ello, seguir insistiendo en la burda trampa del fraude, sobre todo, porque el ex candidato Enrique Márquez (ex rector del CNE y conocedor de los sistemas), ha dado excelentes declaraciones y explicaciones calificadas de lo sucedido, que invito a revisar, y que desenmascaran, con todos los elementos técnicos y jurídicos del caso, la patraña de Elvis Amoroso y del gobierno en el CNE.
Como el madurismo sabe que la farsa del CNE es insostenible, maduro recurre a su otro escondite, el TSJ, para que asuma, ilegalmente, las competencias del CNE y usurpe sus funciones, emita una sentencia que, de acuerdo con las propias palabras de maduro, resultará “inapelable”.
Es el Golpe Continuado. Es para ésto, que maduro ya había nombrado, en enero de este mismo año, a una nueva directiva del TSJ, la más incondicional posible a sus deseos y necesidades, donde incluso colocó como vicepresidente al cuñado de Cilia Flores.
Pero el Golpe Continuado y la supuesta imparcialidad e institucionalidad del madurismo, no se lo traga nadie. En la Región, ocurre un fenómeno importante, bajo el liderazgo de Lula Da Silva: los Presidentes de gobiernos progresistas, de Brasil, Colombia y México, han expresado de manera oficial sus dudas y preocupación por lo sucedido en Venezuela; y a pesar del lenguaje diplomático normalmente utilizado en estos casos, es evidente que estos grandes países no le dieron un cheque en blanco a maduro y, contrariamente con lo que el madurismo esperaba, no tienen solidaridad automática con los que hace su gobierno.
Por su parte, el Presidente de Chile, Gabriel Boric, ha hablado de manera clara, como lo habría hecho Chávez, desconociendo los resultados del CNE y el viciado procedimiento eleccionario en Venezuela; sin cálculos de ningún tipo, dice la verdad. Señala el Presidente Boric, algo que resulta fundamental, como un ejercicio ético de la política, y es que su postura de rechazar el fraude en Venezuela, es una cuestión de principios y no tiene nada que ver con las diferencias políticas que se tengan con la oposición. Da el joven presidente una lección política de principios, a los incondicionales del madurismo.
El madurismo trata de imponerse por la violencia, la represión y el miedo, hasta estabilizar el Golpe Continuado; pero además, y ésto es muy importante, trabaja para mantener desmovilizado al chavismo y que no se active, ni pronuncie activamente, poniéndose al frente de la conducción política del movimiento en rechazo al gobierno.
El gobierno, con base en la experiencia política previa, sabe que el liderazgo opositor no reconoce al chavismo como un segmento muy importante y beligerante del país, el cual está y se ha pronunciado en contra de maduro. El gobierno juega con esta contradicción y espera que en estas condiciones, sin que se incorpore el chavismo por la disputa del poder, el “momentum” político se pierda y la situación se enfríe, y se convierta en una actitud de resignación y aceptación de la situación.
Quiero insistir en este tema, como lo hice en mi artículo pasado, si algo queda en evidencia del proceso electoral, es la importancia del chavismo como fuerza popular. No sólo como elector (en ese 70% – 80% de los votos de rechazo a maduro, hay un importante caudal electoral chavista, que se expresa en contra de maduro), sino en el seno de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y en los sectores populares del país y los barrios de las grandes ciudades.
Por eso, el gobierno recurre a las policías y grupos parapoliciales para reprimir a los sectores populares; no usan al ejército. Tienen a la Fuerza Armada Nacional acuartelada, aislada de lo que sucede en la calle, y controlada con los mecanismos de seguridad que crearon para vigilar y controlar a los oficiales y tropas. Por ello, ahora hablan de la “Unidad Cívico-Militar-Policial”, dándole realce y beligerancia a la policía, al mismo nivel que a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
Por otra parte, el pueblo que se expresó en la calle el 29 de julio, con más fuerza, por lo menos, en Caracas, fueron los barrios, los que han sido tradicionalmente asiento de la base social del chavismo. Un pueblo como ese, con objetivos concretos y en defensa de la Constitución, es indetenible; esa pasión y fuerza, no puede convertirse en “asambleas familiares” ni llevarse a Las Mercedes.
Lo único que puede hacer escalar la situación actual a un desenlace que abra las puertas a un cambio político, es la incorporación y participación activa del chavismo en el proceso; es entender que el madurismo es antichavista y que el chavismo se expresa en su contra, no lo quiere, no lo reconoce, no se siente representado por el madurismo.
El pueblo y los sectores políticos del chavismo, más allá de garantías personales (que resultan en una necesidad y exigencia de las élites maduristas) para movilizarse, lo que se necesitan son garantías de volver al Hilo Constitucional, a las conquistas políticas, económicas y sociales de nuestro pueblo, y en reconquistar nuestra soberanía petrolera, económica, política y territorial.
La Dictadura de maduro es insostenible, Adelantaron las elecciones buscando legitimidad y fracasaron de manera estrepitosa, El país está semiparalizado, la población es reprimida y está sujeta a mecanismos de control desproporcionados; y el malandro de sus policías, guardias nacionales y fuerzas para-policiales, lo que crean en el país, es una situación de absoluta inseguridad jurídica y política.
Cerrando las puertas constitucionales, es el madurismo quien las abre a cualquier escenario, lo cual nos mantendrá en una permanente inestabilidad y aislamiento internacional, convirtiéndonos en un país en retroceso continuo, que ha perdido todas las conquistas y los avances consagrados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y que, alguna vez, fueron esperanza y ejemplo para el mundo.
Vivimos una situación insostenible, donde una minoría, una nueva élite política, económica y militar, se apropia y destruye nuestra patria. Estoy convencido que el pueblo venezolano, unido en torno a la Constitución y nuestras aspiraciones comunes, que el pueblo de Bolívar, será capaz de superar estas dificultades y movilizarse para conquistar su independencia y soberanía, de construir un sueño colectivo, para el bienestar de todos y la grandeza de nuestro pueblo.