OPINIÓN

El gobierno y su pretendido y a la vez desgastado fraude electoral

por Juan Francisco García Escalona Juan Francisco García Escalona

Desde hace un par de semanas el Dr. César Pérez Vivas ha alertado al país y a la comunidad internacional en general sobre la intencionalidad de fraguar un nuevo fraude electoral en Venezuela, fraude pivoteado desde el gobierno con la anuencia manifiesta del servilismo del Consejo Nacional Electoral y el mutismo de los rectores del ente comicial, incluso de los dos de supuesta correspondencia línea democrática.

Escenificar el 28 de julio en el contexto del fraude electoral nos obliga necesariamente a valorar la posición de estos últimos meses de ambos rectores:

  1. La abogada Aime Nogal Méndez, quien preside la Comisión de Participación Política y Financiamiento y tiene la propiedad de haber sido dirigente del partido Un Nuevo Tiempo, de lazos estrechos con Manuel Rosales, así que se puede inferir con claridad las razones de su designación a través de los acuerdos históricos del gobierno con sectores de oposición tradicional.
  2. El abogado Juan Carlos Delpino fue rector suplente del CNE en el año 2020 impuesto por el Tribunal Supremo de Justicia y también dirigente del partido Acción Democrática vinculado a Henry Ramos Allup, por cuanto la naturaleza de su silencio va sin duda alguna en franca relación con los intereses y acuerdos de mencionada tolda política.

El país deberá asumir con claridad quiénes son sus verdugos en estas instancias y a qué juegan en las delicadas y profundas aguas del cinismo del gobierno y la trampa para arrebatar en el Consejo Nacional Electoral lo que no pueden obtener en las calles y en la conciencia del pueblo venezolano. Un sinnúmero de obstáculos se le han puesto al proceso electoral con la complicidad a flor de piel: se arrebataron las tarjetas, se inhabilitó grotescamente a María Corina Machado y también a la Dra. Corina Yoris, se invalidaron partidos para las postulaciones de candidatos, la inscripción de nuevos electores la controlaron a través del PSUV en su mayoría, impidieron el registro en el exterior de los millones de migrantes que han huido de la crisis, establecieron centros electorales en bases militares, en bases de misiones y casas de militantes del PSUV y muchos otros actos que no han merecido una sola intervención de los rectores de supuesto corte opositor en el CNE.

En consecuencia, vale la pena preguntarnos ¿el 28J, podemos esperar una conducta diferente de estos dos rectores o solo están allí para validar el fraude electoral?

Pero el razonamiento no debe terminar allí, quienes mueven los hilos de las relaciones de poder y de los acuerdos que llevaron a estos dos rectores al Consejo Nacional Electoral no son acaso Manuel Rosales y Henry Ramos Allup, seguirán reproduciendo estas conductas a expensas de un pueblo que desesperadamente clama por un cambio en el país.

Es conocido que desde muchas organizaciones no están a gusto con el desplazamiento del liderazgo que han sufrido por el surgimiento de María Corina Machado, pero la ciudadanía no aguanta más zancadillas, la conexión y la fuerza que ella representa hoy es también proporcional al tamaño del desastre que han cultivado los dirigentes de los partidos tradicionales, y no debe tratarse de ninguna razzia contra las organizaciones, pero sí comprender y sobre todo valorar que todos tienen la oportunidad histórica de reconstruirse desde sus propios cimientos a través de la valentía que a ella le caracteriza y que tiene el reconocimiento de todos los sectores de la población, negarlo hoy, será catastrófico y representará la mezquindad del resurgir de la nación.

El liderazgo actual construido a pulso es de María Corina y lo administra de tal manera que ha desarrollado todas las alternativas para reducirle los espacios al dictador y su grupo, muestra latente de ello es la candidatura del Dr. Edmundo González Urrutia. Vale la pena internalizar el pensamiento de Edmund Burke, el padre del liberalismo conservador británico, en aquello de: “la política debe hacerse desde el presente hacia el futuro y jamás desde el pasado”.

De manera que la clase política venezolana deberá estar a la altura del momento histórico que reclama la población, no hay factura que pese más que la democracia y la reinstitucionalización del país.

En cuanto al fraude…

El gobierno está desgastado y como dice mi buen amigo el psiquiatra Walter Boza, también está profundamente devaluado. Las fortalezas de otrora ya no están, son un enorme vacío, configurar un fraude no es imposible conociendo su naturaleza corrupta, violenta y autoritaria; no obstante, no será tan cómodo si ante su pretensión encuentran respuesta ciudadana y una clase política, organizada, articulada y sobre todo con una respuesta cohesionada.

El madurismo difícilmente alcanza 2 millones de votos. Con todas las fortalezas y capacidades financieras, chantajes y manipulaciones tratará de sumar 1 millón de votos más. Robarse un proceso electoral con ausencia estruendosa de apoyo popular será bastante costoso y el papel de toda la dirigencia opositora es mostrar sus amplias debilidades abiertamente y sin miedos, porque el peso de la derrota no se lo van poder quitar tan fácil si se demuestra unidad opositora en conjunto de la mayoría ciudadana.

@jufraga12