OPINIÓN

El gobierno usa la inquina y la violencia contra MCM

por Rafael Rodríguez Mudarra Rafael Rodríguez Mudarra

Afirmo con capacidad de crédito que no se compadece con la realidad, como tampoco razonable por absoluta carencia de fundamentación cierta, la “conseja” orientada y difundida por el gobierno que hoy se encuentra presidido por Nicolás Maduro, quien lo  maneja a su voluntad,  conduciendo  una administración impune en la que se anidan oficiales activos de la Fuerza Armada Nacional, como civiles y cazadores de oportunismos a cuyos cargos se encuentran el manejo de las más importantes industrias del desarrollo nacional, que han destruido exentos de responsabilidad; los que a la vez, imaginándose que los venezolanos somos eunucos, nos hablan de una polarización entre las fuerzas del gobierno y de la oposición, lo que entendemos como una maniobra de tenor redactado, para la  subsistencia de un régimen que no es más que la parodia de un gobierno  insepulto; como descarado artificio maniqueo dirigido a evitar la derrota de quienes han hecho de la burocracia en el poder una fuente de dinero. Maniobra perversa para atemorizar e impedir el ejercicio libre del voto. Todo aviesamente dirigido a los que ya han escogido mediante el  proceso de competición primaria con seriedad y transparencia una candidata que cuenta con el respaldo de los otros sectores políticos que con ella concurrieron, que consumado la adherencia de las mayoría populares, por lo que duda no cabe de ser la virtual presidente de la República.

¿Qué se entiende por polarización?  Es la expresión del fenómeno por el cual la opinión pública  se divide en dos extremos opuestos. Como también se le atribuye a las facciones extremas de un partido donde unos dirigentes  ganan espacio en  esa organización: es un  medio de  apoyo electoral. Eso no está planteado  en la actual política venezolana. ¿Por qué? Por cuanto  solo  oírlo nos lleva a una treta, cual la entendemos como una manera ilícita de competición, frecuente en los que usando los recursos del Estado  lo emplean para mantener privilegios de rechazos colectivos por deshonestos.La polarización es frecuente en países de tradición bipartidistas respetuosos  de  sus Constituciones, que en muchas ocasiones se levantan, unos con la mayoría en el Poder Ejecutivo; otras en el Poder Legislativo, ejerciéndose  el mayor control entre sí; pero pensar que tal situación exista en Venezuela,  no  es más que lo dicho por Andrés Eloy Blanco, “ Una  ficción de la fantasía”.

Si en verdad el cuartelazo fracasado de Hugo Chávez, cuya libertad le fue conferida por Caldera, quien como  precursor de la Revolución Bolivariana,  convirtió en presente el mito heroico del pasado  logró catapultar la  mayorías nacionales  y  la  necesaria para llegar al poder con amplio respaldo popular, hoy desobedecido y abandonados por los que hubieron de respaldarle, con un presidente que con claridad de encuestas goza de apenas un dígito de  respaldo: la adherencia de los que respaldan a la candidata  opositora  abarca  90% del electorado nacional. Situación que al régimen le causa “culillo”, por eso el miedo, perturbación, angustia que hemos verificado, lo hace acusar una inhabilitación forjada. El país se encuentra en una situación distinta a la que  se encontraba  en el año 1999,a la que se  suma la depresión económica sin precedente que causa   migración  mayor a siete millones de venezolanos, donde  la corrupción  se hace inmensurable e impune dado un sistema que le es complaciente, lo que conlleva  a afirmar que después de la caída del nacionalsocialismo en Europa, llevada a cabo por las fuerzas aliadas y firmado el tratado de Paz en Berlín y Tokio los dictadores carecen de asidero permanente.

Consciente de lo precedente tenemos que significar que al infructuoso Maduro se le cumple su periodo presidencial,  por lo  que el  elegido  tomará posesión  a los 10 días de enero de 2025. La  oposición con  gran criterio de unidad, con  acogida nacional, incluyendo los venezolanos  migrados: con  disposición unitaria singular resuelven contarse en una competición primaria, seria y bien reglamentada. La contienda da como ganadora a una mujer a quienes los  sectores aliados al gobierno no han podido  amedrentar. Se llama María Corina Machado. De gran entereza, valiente y consecuente en la defensa de los derechos y garantías constitucionales, radicalmente negada a ser sucedida como aspirante al Solio Presidencial, asida  al  respaldo unitario, bajo promesa de ir hasta el final sin vacilar, declara:  Que el pueblo la eligió, que no  será Maduro a quien vamos a derrotar:  quien  escoja al candidato de la oposición. MCM es entendida como una manifestación de la voluntad popular. ¡Harta de la dictadura! La conducta  de esta líder de oposición con todo un respaldo popular es irreversible. Conforma un sentimiento de solidaridad de gran razonabilidad del pueblo. Es institucionalmente  democrático, opuesto a las triquiñuelas del régimen opositor.

¿Pero cómo actúa el que ha convertido al país  en estercolero, hasta un ciego lo ve. Tiene nombre y apellido, es de carne, corazón y hueso, por lo tanto  mortal.  No es otro que Maduro. Con ineficiencia para ejercer la Presidencia, habiendo Chávez impuesto la reelección continúa e inmediata, este,  por su  ambición de poder se empeña en ejercitarla por un tercer periodo, lo cual no ha de llorar. Tiene que frenar a María Corina ya tenida como la ganadora. Para esto se opone, lo hace público a la  vez que viola la Constitución que ordena que la elección del presidente de la República será mediante elecciones libres, obvia tal  precepto y  dispone su escogencia  por la  forma inusual de “cobrar y darse el vuelto”, violencia no propia de quien juró  cumplir la Constitución.

Para darse por tercera vez como el candidato presidencial se   vale del PSUV, partido bajo la dirección de un solo hombre, insiste en la magnificación epónima  de las fuerzas armadas,  y se le enfrenta sin disimulo ni guardando la discreción a la candidatura. Para ello dispone de la arbitrariedad  concentrada y pretende inhabilitar al más firme ejemplo de la rectitud ciudadana. Soy de los que cree que deseos no empreñan. Que la candidatura de MCM es única e irreversible  y la única que dispone de la fuerza necesaria para aventar la dictadura. Se mantiene.  Las  masas  populares la sostienen, le prestan todo su respaldo.