La abstención electoral gravita en la no participación de aquellos que tienen el derecho de votar. Las motivaciones de la abstención son poco claras y pueden ocultar una pluralidad de razones. La abstención se mueve dentro del fenómeno más amplio de la apatía participativa. Por ejemplo, las largas colas que se presentan en toda Venezuela para conseguir alimentos, medicinas, gasolina… es donde germinan molestia, desconfianza y disgusto en la gente, estos factores se pueden articular con el comportamiento electoral de los venezolanos y salir a votar por la oposición, es la lógica.
La abstención es una de las más serias amenazas que debe evitar el actual sistema político Venezolano si quiere continuar teniendo una aptitud democrática a lo interno y ante el mundo. No se pueden seguir tomando decisiones de trascendencias, entre ellas en lo político, económico y social, con menos de la mitad de la población. Aquí tiene espacio la frase de John F. Kennedy: “Se puede ganar con la mitad, pero no se puede gobernar con la mitad en contra”.
Es obvio que el discurso de Nicolás Maduro busca estratégicamente una abstención inducida, también, es relevante reconocer que puede existir una posición política de muchos venezolanos al decidir por ciertas razones básicas o complejas no participar en los comicios primero en las primarias y luego en las elecciones parlamentarias nacionales, aún sin fecha.
Son incuestionables algunas maniobras del oficialismo cuando se apoyan en edificadas campañas de descrédito de supuestos planes desestabilizadores y conspirativos por parte de la Plataforma Unitaria y factores exógenos. No obstante, la estrategia de la oposición apunta hacia una dimensión pacífica, electoral, democrática y constitucional. La oposición está convocada a comprender que la salida siempre será electoral, están dadas todas las condiciones históricas para convertir estas elecciones presidenciales en un instrumento constitucional para la transición del poder central.
Evidentemente, en la oposición existe un sentimiento de desconfianza hacia algunos de sus líderes políticos, estas manifestaciones son vinculantes con los discursos y posturas que muchos de ellos han tomado ante varios temas de significación nacional. Mucha gente opositora dice que no quiere salir a votar en avalancha, porque siempre se pierde, para nadie es un secreto que el árbitro electoral es un agregado de la revolución, esa realidad deriva en un porcentaje revelador de abstencionistas.
Para el análisis, el gobierno se moverá duro en la variable abstención, debemos tener muy en cuenta a medida que se acerca el tiempo legal para anunciar el cronograma electoral de los comicios presidenciales que el gobierno tratará de construir aceleradamente un escenario electoral de su conveniencia y lo llevará al contexto electoral en acciones “legales” en las inhabilitaciones y violencias selectivas. Estas estrategias cuando se develan no es más que infundir miedo en los electores opositores venezolanos, en otras palabras es potenciar una abstención inducida con mira a las elecciones 2024.
En síntesis, podemos recrearnos por ahora que la variable abstención se pone compleja y los candidatos opositores no se enfrentaran a otros candidatos sino al poder de Estado venezolano. Es axiomático que el ventajismo es institucional, mientras la campaña electoral de la oposición democrática venezolana, si quiere ser exitosa, debe tener como ejes puntuales definir estrategias y tácticas orientadas a reducir la brecha de la abstención, organización y unidad en las próximas elecciones presidenciales con la abstención. ¿Quién gana con la abstención? El gobierno, si la oposición divide su votación, también gana el gobierno.
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