Foto EFE
Hoy se cumplen cien días desde los brutales ataques de Hamás en el sur de Israel. Es decir, hoy hace cien días que los terroristas que gobiernan esa pequeña franja y la han convertido en la mayor base terrorista del mundo, lanzaron un ataque que necesariamente debía de conllevar una respuesta que pagaría la población civil. Se habla mucho de que la respuesta de Israel no está siendo proporcional al ataque sufrido. Israel ha tenido 1.400 víctimas mortales. Creo recordar que ya he mencionado en alguna ocasión que ese número en proporción a la población total de Israel equivaldría a que el 11-S Estados Unidos, que tuvo 2.996 muertos, hubiera tenido 50.000 muertos. Y la respuesta de Washington fue muy superior a la que está realizando Israel y sólo los más extremistas se opusieron a ella. Desde luego no España.
El gobierno sectario que padecemos nos ha convertido en el país occidental que ha tomado un partido más claro por los terroristas de Oriente Medio. Desde luego, el único que es felicitado por dos organizaciones criminales por sus políticas en la zona. Y el pasado jueves, mientras la mayoría de la población estaba atenta a otras cosas tras la lamentable sesión del Congreso de los Diputados de la víspera, el sanchismo se agarró al Rey para marginalizar a España todavía más.
Con motivo de la reunión de embajadores, el Rey se dirigió a todos ellos. Esas reuniones empezaron en el 2001 durante el gobierno de Aznar, que no debía hacerlo todo tan mal. Era su ministro de Exteriores el llorado Josep Piqué y la primera, que empezó el 10 de septiembre, se vio interrumpida por los atentados del 11-S. Cuando empezaron estas reuniones eran los embajadores los que eran recibidos en audiencia por el Rey en el Palacio Real. Hubo un año, con Moratinos en el cargo, que se celebró una cena en los patios del Palacio de Santa Cruz. Pero no fue una alternativa a la audiencia en palacio, que también hubo. Mas el sanchismo, empeñado en que todos somos iguales, ahora hace al Rey ir al ministerio a ver a los que le representan por el mundo. Y este año el lema de la reunión ha sido «Diplomacia para la paz», cursi donde los haya. La motivación de la conferencia se ha explicado en un video inefable del ministerio donde el Rey cede protagonismo en minutos y relieve a Sánchez y Napoleonchu. No paramos de mejorar.
Como procede constitucionalmente, el discurso del Rey es redactado por nuestro Ministerio de Asuntos Exteriores, encabezado por nuestro inefable Napoleonchu. Ya sabemos que el gobierno margina al Rey todo lo que puede, menos cuando puede emplearlo en favor de sus políticas partidistas. Y esto es lo que ocurrió el jueves cuando le hizo defender «un Estado palestino junto a Israel». La solución de los dos Estados que promueve el sanchismo. Lo normal desde 1978 ha sido que, en los discursos de política exterior, la Corona haya defendido las líneas de consenso en una política que debe de ser de Estado. Y creo que todos sabemos que ésta no lo es. Como no lo ha sido el reconocimiento de la marroquinidad del Sahara. No sólo no lo es, sino que además, se emplearon en el discurso que se dio a pronunciar al Rey, argumentos bastardos como invocar la Conferencia de Paz de Madrid en 1991, hace casi 33 años en la que efectivamente se apuntó la necesidad de dos Estados. Se oculta, en cambio, que tras esa conferencia llegaron los Acuerdos de Oslo en los que Israel ofreció a los palestinos su propio Estado con el respaldo de Estados Unidos. Y lo hizo tanto en tiempo de Arafat como de Mahmud Abás. Por si Napoleonchu, responsable del discurso del Rey lo ha olvidado, la respuesta fue el rechazo y la intifada. Ya sabemos que los palestinos nunca pierden una ocasión de perder una ocasión.
Y la cuestión ahora sería saber con qué interlocutor debería Israel negociar el establecimiento de dos Estados. ¿Con Hamás, que es quien gobierna Gaza? ¿Con la Autoridad Nacional Palestina que encabeza Mahmud Abás desde que fuera elegido el 9 de enero de 2005 para un mandato de 4 años?
Una vez más vemos al sanchismo empleando a todas las instituciones del Reino de España a favor de su sectarismo. Lo triste es que sólo hayan descubierto el peso de la figura del Rey para emplearlo en favor de su sectarismo. Acabáramos…
Artículo publicado en el diario El Debate de España