En el país, mayoritariamente los ciudadanos venezolanos demandamos un gobierno dedicado a resolver los principales problemas que nuestra sociedad arrastra desde hace ya unos cuantos años, bastantes por cierto, pero que es necesario identificarlos con claridad y construir un plan de trabajo para resolver los más importantes, pero que exigen toda la atención del Ejecutivo y de todos los recursos posible por parte de la República.
Tendríamos que comenzar por la economía de la nación, soporte incuestionable de la estabilidad de la sociedad y del progreso administrativo del Estado, palanca para la superación del dramático proceso de empobrecimiento que hemos vivido durante los últimos 30 años, planes de trabajo que deben ser elaborados en forma unitaria y consensuada, con la participación de los especialistas tanto del sector público como del sector privado con los cuales cuenta la Repùblica.
Proyectos de crecimiento económico cuyos recursos de financiamiento existen e incluso una buena parte de ellos están a la orden, pero su utilización y viabilidad dependen de los importantes cambios que deben realizarse tanto en la planificación como en la administración de los mismos, exigencia que imponen los importantes errores cometidos por las anteriores administraciones del Estado, muy particularmente el derroche y la corrupción, poderosos enemigos de la inversión exitosa de los dineros públicos
Reconquistar el carácter productivo del Estado venezolano es un extraordinario objetivo para el cual es prioridad recuperar la producción petrolera, transformando de nuevo a Pdvsa en la locomotora de la prosperidad nacional, como lo fue durante décadas del siglo XX, conquista lograda por una dirección política que privilegió el interés nacional y el rendimiento productivo, al margen del veneno clientelar y de la entrega de la producción a intereses ajenos a la nación.
En esta ocasión la reactivación de la producción de hidrocarburos debe trascender los objetivos de comercialización externa alcanzados durante el siglo XX, necesitamos que en esta nueva perspectiva la industria petrolera le sirva de soporte al desarrollo científico y técnico venezolano, no solo a través de la existencia de Centros de investigación en las empresas, sino mediante la integración efectiva a través de proyectos compartidos para la formación de nuestros investigadores en las universidades nacionales, tanto públicas como privadas.
Extensión de la formación científica que nos conduzca a la multiplicación de las alternativas del desarrollo productivo petrolero, abriéndole nuevos y diversos espacios de utilización y comercialización a la materia prima, con posibilidades permanentes de crecimiento económico.
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