Gustavo Petro, el primer presidente de izquierda en la historia de Colombia, ha enfrentado una gestión marcada por avances sociales y desafíos económicos. A mitad de su mandato, su administración destaca por la reducción de la pobreza, donde más de 1,6 millones de colombianos salieron de la pobreza monetaria y 1,1 millones de la pobreza extrema entre 2022 y 2023. Sin embargo, este logro contrasta con el estancamiento económico, reflejado en una contracción del PIB del 0,7% y desafíos fiscales considerables.
En el ámbito político, Petro ha impulsado cambios en su gabinete y enfrentado críticas en temas de seguridad y corrupción. Aunque ha mejorado la percepción en aspectos ambientales y sociales, sigue teniendo el reto de fortalecer el crecimiento económico y mantener la estabilidad política. Su participación en eventos internacionales, como la cumbre del G20, resalta su intención de posicionar a Colombia en temas globales.
Petro enfrenta el desafío de consolidar su visión de cambio en un contexto de escrutinio público y demandas sociales, lo que requerirá estrategias audaces para equilibrar sus objetivos con la realidad económica y política del país.
Se le acusa de muchos casos de corrupción que no solo involucran a su hijo sino a altos funcionarios de su gobierno. Otro tema es una reunión de varios altos funcionarios con el general Padrino. Pareciera que Gustavo Petro se decidió por favorecer al narcotráfico y a los regímenes comunistas de América Latina.
Lo cierto es que el gobierno de Petro ha ido profundizando el rechazo de la sociedad colombiana a su gobierno, a tal punto que ya comienza a aparecer entre los peores gobiernos de Colombia.