Zelenski ha dicho: “Ha quedado claro que Ucrania no es miembro de la OTAN. Lo entendemos, somos gente comprensiva. Durante años hemos escuchado que las puertas están supuestamente abiertas, pero ya hemos visto que no podemos entrar”. El negociador ucraniano, en la cuarta ronda de negociaciones entre Rusia y Ucrania, Mihailo Podolak, dijo que Ucrania “no hará concesiones relativas a su integridad territorial” y lo que buscan es “acordar un alto el fuego y la retirada de las tropas rusas de Ucrania”. Rusia, a través de su representante en la ONU, Vasili Nebenzia, pidió la desmilitarización, la desnazificación y que Ucrania renuncie a la OTAN.
En el día 21 de la invasión todo apunta a que Ucrania y Rusia están negociando un acuerdo de neutralidad que detenga la invasión e instaure la paz. La debilidad de Rusia, que está implícita en sus números económicos, por el boicot económico y financiero de gran parte del mundo, la está llevando a la derrota estructural. Según dice la prensa, Rusia está al borde de la bancarrota y probablemente entrará en proceso en el cual a partir de 30 días pudiera entrar en el incumplimiento o suspensión de pagos, eso sería la debacle económica de Rusia.
Recuerdo que cuando sucedió la caída del Muro de Berlín escribí un artículo titulado “El gigante con los pies de barro”, hasta entonces se consideraba como una potencia mundial temible en casi todos los órdenes, militar, deportivo, cultural y tecnológico, excepto en lo democrático, ya que todo el mundo sabía que era una dictadura represiva. Todo era una gran mentira basada en la represión continua y salvaje de sus ciudadanos. No debemos volver a caer en la trampa. El multimillonario Putin, uno de los hombres más ricos del mundo, ha vuelto a levantar otro gigante, casi tan grande como el de la URSS, pero también con los pies de barro.
Estoy prácticamente convencido de que Putin no va a apretar el botón nuclear porque sería su propia destrucción y lo que es más grave, la de su país y de su inocente pueblo. Antes de que eso ocurriera sin duda haría un cierto daño al mundo, pero nada comparable al suyo y al de su pueblo. Sería una locura autodestructiva. En pocos días Putin está demostrando sus debilidades, incluso en la invasión ni siquiera puede entrar con armamento en el país más humilde de Europa, la renta per cápita de Ucrania de 2019 según el Banco Mundial es de 3.604 dólares al año, inferior a Argelia, El Salvador y Albania, o de menos de la mitad que República Dominicana o Cuba.
Como todos los analistas dicen, en términos bélicos, conquistar un territorio no es lo más difícil sino ocuparlo y gestionar la ocupación. Putin ha lanzado un órdago, se le están viendo las cartas y son mucho peores de lo que los demás suponíamos. Las dictaduras viven de la mentira y la represión. Lamentablemente ambas son de un gran tamaño y no tienen límites. Por muy de farol que vaya, debemos actuar con inteligencia porque hay que minimizar los daños de ahora y del futuro.
Esta invasión nos ha enseñado dos caras, la del monstruo y loco Putin y la del moderado, comunicador y estratega Zelenski. Al presidente de Ucrania no lo conocía nadie, pero ahora no solo lo conocen, sino que se ha ganado el corazón del mundo, está negociando con la pistola apuntándole su cabeza, el resto del mundo no debe actuar así y debe tomar otras medidas, no todo va a ser el dinero. Me refiero a que no podemos dejar pasar estos hechos sin tomar actuaciones y medidas de futuro. No podemos aceptar el chantaje nuclear de nadie.
Putin no debe irse de rositas sin arreglar lo que ha destruido y no podemos depender en temas estratégicos, como la energía, de países dictatoriales, tramposos y gamberros. En concreto, no podemos depender a medio y largo plazo del gas ruso. Hay que optar por las energías alternativas y no contaminantes cueste lo que cueste. Estoy de acuerdo con la decisión de la Unión Europea de que la energía nuclear y el gas se consideren verdes y por lo tanto se apoye, se inviertan y se financie, siempre sin depender del gas ruso y en la medida de lo posible de otros países corruptos, tramposos y gamberros.
Los que más sufren la guerra-invasión son los ucranianos, pero también el resto del mundo incluyendo los ciudadanos rusos y sus militares muertos y heridos, pero el tiempo va a gran velocidad en contra de Rusia. Debemos salir de esta guerra con las cosas más claras y con medidas en marcha para que esto no vuelva a suceder y si sucede que estemos más preparados para solucionarlo.
No puede ser que siempre trabajemos en demasiados asuntos a corto plazo. Ahora hay quien quiere apoyar a otros monstruos como Maduro o Xi Jinping. China tiene entre ceja y ceja hacer con Taiwán lo mismo que Rusia con Ucrania.
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