Blinken, secretario de Estado en el país de Donald Trump, el opositor político perseguido con todo por «Superpoder» a fin de eliminarlo como rival electoral del gobierno, ha tuiteado el «gag» que encierra toda la «gracia» mitomotriz de la Guerra Fría, surgida de la prueba Trinity en Los Álamos de Oppenheimer.
—Estados Unidos condena enérgicamente la sentencia de Rusia al líder de la oposición Aleksey Navalny por cargos de motivación política. Navalny debe ser liberado.
«Superpoder» es un término de Sheldon S. Wolin (mago del «totalitarismo invertido») para designar «la unión de Estado y corporación en una era de decadencia de la democracia y de analfabetismo político». Izquierdista recalcitrante, Wolin creía que «Superpoder» sólo podía ser de derechas (aquel Cheney que reproducía en su tarjeta navideña una idea de Benjamin Franklin: «Y si un gorrión no puede caer a la tierra sin que Él lo note, ¿es probable que un imperio pueda alzarse sin Su ayuda?»), pues lo animan creencias religiosas como la inminencia del Apocalipsis o «rapto» de los Últimos Días y el inicio del reino de los mil años.
—En un momento de revelación –recuerda Wolin–, el patriarca de la bomba atómica también se sintió movido a citar un texto religioso: «Me he convertido en la muerte, el destructor de mundos».
¿Por qué «Superpoder» busca eliminar a Trump? Según uno de sus «gagmen» más prestigiados, Sam Harris, porque Trump «tiene flojos los tornillos». Harris es autor de El fin de la fe, un best seller del NYT cuyo tema es la completa absurdidad de la religión. Harris se ve en el espejo como un intelectual de tornillos apretados, pero Cavanaugh, teólogo católico, autor de El mito de la violencia religiosa, le aplica la llave inglesa y el «gagman» se desploma. Para empezar, dice Cavanaugh, Harris no acepta que las religiones políticas, como la religión civil americana, puedan calificarse de religiones, «pues eso estropearía su nítida dicotomía entre razón liberal e irracionalidad religiosa». Sobre la violencia islamista, Harris Tornillos Apretados, que basa su paz en bombardeos que vuelvan razonables a quienes para él no lo sean, lo tiene claro: «Puede que la única cosa factible para garantizar nuestra supervivencia sea asestar el primer golpe nuclear: sería un crimen inconcebible, pero la única opción, dadas las creencias islamistas» (?):
—Es que si les damos la libertad de votar, votarán esclavizarse a sí mismos.
El remedio, una dictadura benigna (sic), impuesta mediante «aislamiento económico o intervención militar (abierta o encubierta)». Harris condena la tortura a las brujas, por religiosa, pero defiende la tortura a los terroristas, por secular.
Que el mismo Peter Singer, que ve injustificable matar animales para comer, avale el tratamiento de Harris a la supuesta irracionalidad musulmana, prueba, dice Cavanaugh, el poder del mito de la violencia religiosa. Como poco.
Artículo publicado en el diario ABC de España
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