Boicot a Red Bull
Como sabes, soy un activista de la libertad a través de acciones de lucha no violenta. En ese sentido, por ejemplo, en Venezuela frente a la tiranía chavista y sus crímenes de lesa humanidad hemos organizado protestas multitudinarias, hemos escritos poemarios eróticos donde algunos de sus poemas dedicados a la esposa del tirano Chávez le produjeron tanta ira y desconcierto que lo fulminó hasta el entierro o hemos hecho documentales que se han convertido en íconos históricos para despreciar al chavismo.
Logramos estigmatizar a una dictadura criminal y la convertimos en paria frente al mundo. Protestar contra una empresa de bebidas será mucho más fácil. Mucho más.
Dejar de tomar Red Bull, como boicot, no sólo no arriesga nuestra vida, quizá la salve. Comienzo.
Helmut “Heil” Marko, el führer de Red Bull
En estos días, para sorpresa mundial, un atorrante empleado de Red Bull llamado Helmut –Heil– Marko, tan austriaco como Adolfo –el Führer– Hitler quien, por su discriminación, segregación y racismo causó la mortandad más horrenda de la historia de la humanidad, se mandó públicamente una injusta e ignorante discriminación racista contra el extraordinario piloto mexicano Sergio Pérez, por “suramericano”, quien paradójicamente colaboró con la victoria de Red Bull después de años de fracasos.
Además de ser un ignorante que no sabe que México está en Norteamérica, Marko –como idiota que es– desconoce a la Suramérica de Senna, Piquet, Pelé, Messi. Patético.
¿De dónde salió semejante imbécil?
Un mediocre piloto
No habiendo aprendido la letal y ruinosa lección del peor criminal que haya conocido la humanidad, el bobo Marko, quien en su momento fue un mediocre piloto, nos acusa a los “suramericanos” de no tener la “concentración” que tienen –imagino– los austriacos que, como él, forman la estirpe del “hiperconcentrado” Adolf. Es inaceptable su sentencia que por ignorante e injusta que sea no puede ser desapercibida por los suramericanos pese a que la compañía de la cual es vocero, Red Bull, lo haga con descaro.
Marko, además, en su supina estupidez, nos insulta de manera desquiciada al olvidar que un magnífico Pérez hizo a Red Bull campeón y va de segundo en el actual campeonato mundial de Fórmula 1.
¿Por qué nos intenta denigrar el führer de Red Bull?
Una condena moral
Escribo esto con indignación convencido de que debemos crear un boicot en Suramérica y México contra Red Bull, debemos dejar de beber la bebida porque da tribuna al infame Marko. No es la primera vez que el führer de Red Bull nos insulta a los latinoamericanos y a nuestro admirado Pérez, lo ha hecho de manera reiterada e innecesaria. Ha llevado a un extremo infecundo y rabioso una relación profesional entre un piloto y una escudería. Algo que debe entretener y divertir como la Fórmula 1 lo ha convertido en una tribuna de racismo y vejación. Inaceptable.
El mundo no puede permitir estos inútiles y humillantes eventos, debe existir una condena moral contra quienes discriminan y segregan. De lo contrario lo seguirán haciendo.
Dejemos de beber Red Bull hasta que boten a su führer.
¡Viva Suramérica!
Las maravillas de Suramérica, su sociedad, su cultura, su arte y su grandeza moral, no se ofende porque un mediocre e infeliz como Marko intente agredirnos como empleado de una empresa de bebidas energéticas. Sin embargo, como sociedad, como cultura, tenemos en nuestras manos una respuesta que dé una lección moral a los racistas y a los discriminadores. No hay que protestar ni arriesgar la vida haciéndolo, hay que dejar de beber una bebida azucarada para aleccionar a quienes piensan que nosotros los suramericanos, los latinoamericanos y los mexicanos somos una raza inferior.
Sergio Pérez por razones laborales ha despreciado las palabras de Marko, queda en nosotros darle una lección contundente a sus patronos y a él mismo.
Boicot: no bebas Red Bull.
¡Viva Suramérica!