Entre los significativos retos que nuestra sociedad tiene de cara al futuro, sin lugar a dudas está la construcción de una conciencia cívica, el fortalecimiento de una educación integral y la necesaria valoración de la identidad nacional. Hoy, cuando atravesamos una terrible situación, podríamos deducir, que es precisamente la ausencia de valores lo que nos ha condenado a un proceso histórico sumamente abrasivo, requiriendo una revisión, renovación y transformación de nuestra visión de país, lo que nos obliga el asumir con rectitud nuestro rol de ciudadano. La negación de esta demanda nos conducirá irremediablemente a continuar errantes, ajenos al correcto destino que permita un desarrollo del más importante recurso con el que contamos, el ser humano.
En la emblemática urbanización caraqueña San Bernardino, está sembrado con un inusitado arraigo El museo de arte afroamericano, espacio creado con la intención de convocarnos a explorar y estar consientes de nuestra herencia pero principalmente es una invitación a encontrarnos con la esencia pura del individuo. Desde hace 40 años Nelson Sánchez y Morris Matza entraron en contacto con la creación artística africana y desde ese momento comenzó una laboriosa pasión por esta inmensa cultura que está ligada al origen de la humanidad. Sumergidos en la adquisición de conocimientos, emprenden un recorrido por el continente africano, acumulando no solo un cuantioso acervo de 3 200 piezas sino la entrañable colección de vivencias y el registro documental de cientos de personas en una veintena de países, lugares en los que han indagado en busca de arte, respuestas e inspiración. Fundado en 2004 y luego de una laboriosa edificación de 2 900 metros, abre su puertas al público en 2011. Con arduo empeño, esta iniciativa absolutamente privada financiada por la Fundación Nelson Sánchez Chapellín, es una importante institución dedicada a mostrar el legado de civilizaciones antiguas que algunos aspectos compartieron un esplendor y desarrollo equiparable al Antiguo Egipto, existen en ese recinto auténticas joyas de los reinos de Benín, el reino de Kush y el reino de Ghana, el imperio Malí, la civilización Nok o el imperio Zulú. Este patrimonio ha sido catalogado como uno de los de mayor relevancia en el continente y su centro de documentación es una aliado para toda investigación relacionada con África y su influencia en América. Movidos por el interés de que el museo sea un agente de formación, se han creado distintos programas educativos en alianza con universidades como la UCV y mantienen estrecha relación con decenas de escuelas que con sus alumnos visitan y realizan actividades en su sede. Desde sus inicios hay un marcado objetivo por dinamizar la relación usuario – institución, para su director, Nelson Sánchez, es vital que exista una vinculación y que mancomunadamente puedan crear condiciones para que el conocimiento y la cultura cívica se masifiquen. Anualmente entregan el premio a la promoción de cultura y ciudadanía, el cual enaltece el trabajo de personas dedicadas a fomentar valores educativos, en la edición de 2020 será reconocida la historiadora María Eugenia Mosquera, directora ejecutiva de Vale TV.
Siendo un ferviente optimista con relación a Venezuela, Sánchez Chapellin ha decidido emprender un nuevo reto, la creación de El museo de arte indígena, como él expresa, este es una colección que busca hogar. Unos 1 900 objetos artísticos recogen la cosmovisión e interpretación de nuestras culturas milenarias, algunas de las cuales están al borde de su desaparición. Un informe del Banco Mundial, determina que una de cada cinco tribus en Iberoamérica y el Caribe han perdido su idioma, con esto no solo extinguen valores lingüísticos, se desvanece los elementos culturales que dan cohesión a las distintas etnias. A pesar de los complejos escenarios de la actualidad, Sánchez continúa buscando consolidar un proyecto de indiscutible valía. Por el bienestar de las siguientes generaciones, nos urge integrar nuestra condición de herederos de los habitantes originarios, se estima que un 24 % de la población venezolana tiene componentes aborígenes en su ADN. Es por esto que ha emprendido la búsqueda de aliados y así conseguir un espacio donde materializarlo, dando forma a este nuevo museo que servirá como bastión defensivo de la riqueza y sabiduría de los pueblos indígenas, siendo además un vehículo a la comprensión orgullosa de nuestro origen.
Para Nelson Sánchez los museos deben ser activos deben tener movimiento no ser espacios cautivos de creaciones que se hacen distante a las personas, la función de los museos es ser parte de cohesión educativa con la colectividad, zonas para el encuentro y la discusión formando parte del aparato productivo y una palanca no solo para artistas, desde allí, estos recintos deben generar propuestas y dar herramientas que se implementen en estudios, la economía y la ciencia. Creador de la primera fonoteca en el país, activo promotor cultural en Ocumare de la costa, fotógrafo, abnegado ecologista que por más de 20 años ha organizado jornadas de limpieza en playas y balnearios, un empedernido soñador, Sánchez aspira crear el museo del queso, y del mueble, que sean lugares con la misión de impartir estudios y consolidar una producción que nos haga competitivos; él considera que somos inseguros: “el día en que creamos en nosotros, el Mundo va a recibir nuestras bebidas, comidas y manufacturas, tenemos tanto por dar, esta es una tierra de gracia, si nos proponemos lo hacemos”. Constantemente expresa la gratitud que siente al ser un venezolano al que la educación pública le brindó todo: La Escuela experimental Venezuela donde cursó estudio de primaria y las enseñanzas de la maestra Inés Cordido dejaron en él una inquietud por adentrarse en nuestra historia, en la música, la pintura, los colores y hasta sabores de la patria; economista de la Universidad central de Venezuela y becario de un postgrado en el exterior. Con profundo amor al prójimo, ha puesto en práctica todos sus esfuerzos en la retribución al estado, en sus palabras hay una sentencia, “tengo mucho que agradecer a Venezuela, quiero a este país hasta el llanto”.
En tiempos en los que todo parece a la deriva, es oportuno tener la lucidez sobre la emergencia en Venezuela, decididamente debemos dar un paso al frente, sumarnos a las causas exigentes pero necesarias. Entre las mayores virtudes que podríamos rescatar de Nelson Sánchez Chapellin, es esa formidable capacidad para ver incontables oportunidades para la enseñanza e impulsar el crecimiento de nuestra nacionalidad. Aunque consiente de lo que significa, trabaja cada día sin temor al tiempo; no existe caducidad para sus sueños y busca con ahínco los caminos para engrandecernos, tomando la esencia de lo que somos y con altivez sigue emprendiendo cruzadas por la ética, la tierra y el trabajo. Él, con su incansable ejemplo nos convida a que seamos parte del fino arte de agradecer, ser venezolanos.