“No puedes convivir con un cáncer; si tú no matas al cáncer, el cáncer te mata a ti” (Luis González del Castillo, en entrevista con el prestigioso periodista latinoamericano Jaime Bayly el 3 de enero de 2019, ).
Estamos en el último fin de semana del año. Pasará 2024 con sus historias de grandezas y de miserias humanas. Desde el intento de asesinato de quien se convertirá en pocos días nuevamente en presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump, hasta la reciente huida de un tenebroso dictador: Bashar al-Assad. Hijo de dictador, Hafez al-Assad, cruel con su progenitor, el quién perdió el sustento de la humillada Rusia, por la estupidez de su insensato dictador Putin. Éste, en sus afanes por doblegar a la heroica Ucrania, la cual apoyada por la Europa democrática, ha derrotado esos planes que no le rindieron para seguir estabilizando en el poder a aquel macabro régimen de los Al Assad. Desde 1971, en total estuvieron entre ambos, papá e hijo, más de medio siglo. Es decir 53 años en el poder subyugando a un persistente y luchador pueblo sirio. Debe haber justicia para estos energúmenos.
Somos muchos los millones de seres que también anhelamos el cambio que se nos viene, y que tanto necesitan nuestras vidas. ¡Concretar la conquista de la libertad! ¡Respirar nuevos aires! Los buenos aires que ya inicien nuestro camino a la transición venezolana. La que vendrá acompañada de la justicia y de la atención a las más urgentes necesidades humanitarias de nuestra gente. Los enfermos, nuestras niñas y niños famélicos del hambre. Los prisioneros políticos. Nuestros ya desfallecientes mayores. Ello nos llevará sin duda hacia la recuperación de la vida, de la paz y la estabilidad, duraderas. Rendiremos los mejores frutos para el bienestar compartido de todos, venezolanas y venezolanos de bien, junto a nuestros aliados en la región, y en el mundo democrático y decente.
A los organismos internacionales, a los parlamentos democráticos, antes que nada a los de América, gracias. Y a los que aún no se hayan expresado fehacientemente, en el mundo entero, les exhortamos a escuchar las voces de sus naciones que gritan en pro de la solidaridad con el pueblo de Venezuela. Pueblo que ha llegado hasta los más apartados lugares del planeta. Dios debió tener en ello un plan, un propósito.
Activemos el mandato del poder popular democrático desde cada una de las naciones que nos han otorgado su receptividad. Vamos a la acción de las fuerzas democráticas e inteligentes de liberación y salvación mundiales. Las imágenes del horror de las mazmorras vistas en Siria se repiten para nuestra vergüenza de forma peculiar en nuestra en Venezuela. ¡Fuerzas justicieras desaten su legítima rebelión contra las tiranías!
Exijamos dignidad a los gobiernos de América para que sus presidentes se hagan sentir. Es su responsabilidad en esta hora es clara e inequívoca. Fue el mandato dado por sus democracias, conquistadas con grandes sacrificios por todos nuestros pueblos. ¡Es preciso actuar ahora, ya, y por todos los medios necesarios. ¡Hay que obligar a las tiranías a dejar el poder que tienen secuestrado! El régimen castro-madurista en Venezuela es la pieza clave a vencer para conquistar la nueva era de libertad y progreso en toda la América.
Con la salida de millones de venezolanas y venezolanos, hecho fáctico sencillamente inocultable e incontrovertible, somos una cuarta parte de la nación en exilio. Más de ocho millones de almas. No podemos volver a permitirnos ser a cualquiera de nosotros el ser extranjeros en nuestra propia América. Somos ciudadanos arrojados de nuestros hogares, de nuestro territorio, por la acción cómplice de un régimen narco criminal y antipatriótico apoyado por un específico grupo de muy pocos países con regímenes y mafias de facto. Derrotemos a los que se siguen colocando al margen de las más básicas normas de respeto a los derechos humanos.
En América: Cuba, Nicaragua, y México a muy poca distancia con sus mafias empresariales del narcotráfico y de la trata de personas. Exijamos a Brasil y a Colombia con más brío. Con fuerzas regulares infiltradas en Venezuela desde Cuba, y de las irregulares desde Colombia, a las que dan protección y apoyo, fingen ser parte de supuestos diálogos de paz que manipulan convirtiéndolos en interminables. En realidad son guerrillas mercenarias dirigidas por el tráfico de todo tipo: desde drogas hasta minerales, desde combustibles hasta personas. Controlan islas e isletas, morisquetas de gobiernos de países que han tomado como tales desde asesorías como las del castrismo fidelista, y de otros intereses criminales. Éstas siguen siendo favorecidas y controladas por las apetencias crematísticas de pseudo gobiernos que son habilitados para votar, y para vender sus votos en organismos internacionales que, sumados al saqueo de los bienes venezolanos, terminan por operar como santuarios del crimen.
En Asia y África: Rusia, Corea del Norte, Guinea Ecuatorial, La Palestina de los terroristas que se oponen a la libre escogencia de sus ductores en elecciones libres. No creen en la libertad de permitir a los pueblos profesar sus diferentes creencias religiosas. No permiten establecer duraderos acuerdos de paz, para el progreso compartido.
Con la negación del elemental sentido de rendición de cuentas, como criminales que son no permiten, ni permitirán la verificación imparcial de lo que el pueblo elija o quiera mediante legítimas consultas. Los organismos nacionales secuestrados por tales regímenes, como el castro madurismo y sus aprovechados sostenedores, son enemigos de la humanidad. Utilizan el orden internacional para no sólo ralentizar los cambios sino obstruirlos hasta el fin de los tiempos, mientras disfrutan el poder.
Debemos asumir como impostergable, más allá del sólo reconocimiento del triunfo electoral de Edmundo González y de su condición de legítimo Presidente Electo. Es él, y nadie más, el portador del mandato democrático del soberano pueblo venezolano. Debemos acompañarle, de la forma en que se nos pida por parte de quienes tienen el mandato de hacerlo: Maria Corina y Edmundo. Que más temprano que tarde tome posesión del poder de su legítima Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela, prevista constitucionalmente para el 10 de enero de 2025. Ese es el fin último de todo cuanto hemos sacrificado hasta ahora, por el nuevo comienzo.
Nuestras vidas, como sociedad democrática de las Américas no tendría valía de permitirse la usurpación continuada de la dictadura de Maduro, títere supeditado a la jefatura castrista. Derrotar las pretensiones del nuevo intento por sostenerse en el poder mediante la acción de malandros armados será dignificar la vida de cada ser humano en estas tierras continentales.
Bajo el don que nos diera el Supremo Autor del Universo: la vida; la misma que inseparablemente nos regala con “el fin último” de vivirla para amar y crear en libertad, con el ejemplo de Miranda y Bolívar, dos colosos de los más grandes entre los grandes de la humanidad y nacidos en nuestra Tierra de Gracia, Venezuela; junto al Presidente de La Victoria Edmundo González y Maria Corina Machado preparémonos para estar todos a la altura del desafío que vendrá pronto en el aquí y el ahora, dispuestos a luchar hasta conquistar la libertad y la democracia para nuestra nación.
¡Avanzar!
catedrainternacionallibertd@
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