Es indiscutible lo que está pasando en las calles de Madrid y de España. La presidenta de la Comunidad de Madrid ha despertado, en la población, un ánimo que pocas veces se ha visto en la política española.
Nuestros países latinoamericanos despiertan, de forma recurrente, ánimos parecidos en algunos políticos o líderes sociales. El afán de un liderazgo mesiánico, que recuerda frecuentemente al liderazgo de Bolívar al liberar a los países del hemisferio, ha ocasionado que siempre busquemos un líder que baje a ¨salvarnos¨ de las injusticias, de los políticos deshonestos, de la corrupción, entre otras muchas perversiones que tenemos en nuestros sistemas políticos. En Latinoamérica lo tenemos en nuestro ADN; en Estados Unidos es normal la escogencia de líderes militares como líderes en los partidos, pero en España, estos tipos de liderazgos son muy raros de ver.
El caso de España es digno de estudio. Lo que despierta Isabel Díaz Ayuso en la población es parecido a lo que he visto frecuentemente en los países americanos. Esta efusividad, esta entrega completa de la población, esas aclamaciones públicas dondequiera que va, me deja claro que Ayuso es un fenómeno político indiscutible. Un fenómeno ocasionado por una extraordinaria gestión frente a la incertidumbre.
Está claro que este tipo de liderazgos tienen una presión mucho mayor a la que pueden tener el resto de los políticos. Las decepciones, las frustraciones, el no cumplir los objetivos puede ocasionar un reproche mucho mayor y puede pasar una factura mucho más grande en las elecciones. Esto lo saben muy bien en el seno del gobierno regional, de ahí la insistencia en lograr ocupar el liderazgo del partido en la comunidad. Una manzana podrida dentro de su equipo, de sus legisladores, de sus asesores, pueden ocasionar el derrumbamiento total del proyecto político.
Este fenómeno, bien manejado, puede dejar en unos años, un liderazgo nacional indiscutible frente a cualquier oponente.
Ahora, el pensar que Isabel puede tener un papel principal en la política nacional en este momento es infantil de quien lo piense; sus asesores, su personal de confianza y ella están claros de que la única opción es seguir en Madrid, lograr en Madrid constituir todo su proyecto y demostrar de que este sistema funciona. La mejor campaña es mostrarle a España lo que se puede lograr con la bajada de impuestos, con la protección de los autónomos, con su irreverencia al gobierno socio-comunista y con la inversión lógica en la región.
El salir de Madrid a desarrollar políticas nacionales ahora no tiene sentido político alguno, porque la decepción de sus votantes puede desmoronar todo su proyecto futuro. El deber es cumplir primero, desarrollar sus políticas en Madrid, lograr una mayoría absoluta en las elecciones de 2023 y convertirse en la líder del partido en Madrid.
Hay que entender también que el proyecto Casado crecerá con el liderazgo de Ayuso, con el liderazgo de Moreno en Andalucía, con el liderazgo de Feijoó en Galicia y con el liderazgo de todos los presidentes autonómicos, con todos los alcaldes y con todos líderes municipales.
La estrategia de la Génova de Casado siempre ha sido impulsar la gestión de sus líderes regionales y municipales, ya que es la única vía para mostrar un manejo distinto a las políticas socio-comunistas del gobierno actual. El que piense que la ¨guerra¨quese gesta para dañar la gestión de Ayuso no es solo infantil, sino inimaginable, va en contra de la estrategia nacional del partido. El ruido que existe en torno a esto está dado porque le interesa a los de izquierdas que estos proyectos políticos del Partido Popular se enfrenten, ya que divide al partido, el liderazgo nacional se merma y ellos ganan las elecciones generales.
El hablar de esto, el crear más enemistades, el hacer más ruido solo beneficia a la izquierda.
El fenómeno Ayuso beneficia a Casado, el que llegue Casado a la Moncloa beneficia a Madrid, que se beneficie Madrid beneficia a Ayuso y Ayuso beneficia a España. Al que lea esto, le quedará mucho más claro que Isabel no está enfrentada a Pablo y Pablo no está enfrentado a Ayuso. La relación entre ambos es un ganar-ganar; ganan ellos y ganamos nosotros.
Yo apoyo a Isabel Díaz Ayuso, yo apoyo a José Luis Rodríguez-Almeida y yo apoyo a Pablo Casado Blanco. Quiero una gestión global, quiero que Madrid siga creciendo, quiero que España se convierta en la primera potencia de Europa y esto solo pasará si llega el Partido Popular.
Del fenómeno Ayuso al fenómeno España.