PEP en Colombia
Foto AFP / George Castellano

Históricamente, Venezuela siempre ha padecido conflictos y tragedias, pero también hemos aprendido a vencerlos y superarlos. Pero hoy, después de 10 años del madurismo en el poder, los resultados están demostrando que hemos perdido la guerra no convencional, en contra de nuestro sistema político, económico y social.

Una de las consecuencias de esa derrota es el éxodo de los venezolanos. Esa diáspora es debido a la crisis económica y para huir de la violencia, la inseguridad, las amenazas, la falta de alimentos, de medicinas y de los servicios esenciales. Según Acnur (Agencia de la ONU para los Refugiados), Venezuela tiene la segunda crisis de desplazamiento de mayor magnitud a nivel mundial. La fuerte oleada migratoria iniciada en 2015 produjo hasta diciembre de 2022, 7.130.000 refugiados migrantes solicitantes de asilo; y solo en los últimos 4 años emigraron más de 5.400.000 personas. La diáspora venezolana recuerda la migración del pueblo judío después de la II Guerra Mundial.

El colapso económico y social de Venezuela es inconcebible. Éramos uno de los países más ricos de América Latina, con las mayores reservas de petróleo del mundo y Maduro nos ha convertido en uno de los países más pobres de la región, junto con Haití. El producto interno bruto (PIB) se ha desplomado de 350.000 millones de dólares en 2013, a 60.000 millones de dólares en la actualidad. Esto significa una caída del 82% de la actividad económica del país en una década. Según la encuesta Encovi (UCV, UCAB y USB) de hogares venezolanos, la tasa de pobreza se ha disparado del 40% de la población en 2013 al 94% en la actualidad, superando a Haití. La destrucción de Pdvsa ha sido tal que la producción de petróleo se ha desplomado de unos 2,5 millones de barriles diarios en el 2013 a 690.000 barriles diarios hoy en día. La tasa de inflación ha aumentado en un 350% anual este año. Los empleados públicos ganan el equivalente a 11 dólares al mes, uno de los salarios más bajos del mundo. Y, según Transparencia Venezuela, grupo experto en anticorrupción, el tráfico de drogas y otras actividades ilegales representa el 20% del PIB.

En estos últimos 23 años el régimen nos ha retrocedido al siglo XIX. Con toda intención y a propósito, el chavismo nos empobreció para poder controlarnos y subyugarnos. Trajo violencia, hambre, corrupción y expropiaciones;  destrucción de la propiedad privada, del aparato productivo, del sistema de salud, del sistema de educación y de las universidades; de las instituciones y hasta de la familia. A las Fuerzas Armadas fue corrompida, encargando a militares del sistema de manejo del control de cambio y la asignación de divisas preferenciales, de la importación de insumos y alimentos; y utilizándola a favor del tráfico de drogas y de otras actividades ilegales. Destruyó y saqueó a Pdvsa, la tercera empresa petrolera más importante del mundo, convirtiéndola en chatarra. De ser un país petrolero nos convirtió en un país de pordioseros (De Petroleros a Pordioseros, Juan Marcos Colmenares, www.ventevenezuela.org).

Es cierto que en la oposición se han cometido muchos errores, siendo el último de ellos la eliminación del gobierno interino, institución que tenía el apoyo de más de 50 países, del Grupo de Lima y de la Unión Europea. Pero ahora, con las elecciones primarias toda la sociedad venezolana tendrá la oportunidad de designar un candidato único, para construir fuerza ciudadana, enfrentar la tiranía y poder sacar del poder a Maduro y a sus delincuentes en 2024.

Ese liderazgo y ese equipo deberán establecer una estrategia de lucha, para unir a todos los venezolanos en la causa común que es desplazar al tirano y diseñar un plan para transformar  el país una vez se conquiste el poder. Pero además, que promueva los valores familiares, la honradez y la valentía. Que estimule el trabajo, la preparación y el estudio como forma de ascenso social. Que logre recuperar la confianza en las instituciones, en los partidos políticos y en la democracia. Ese nuevo liderazgo lo representa María Corina Machado.

Por su valentía, verticalidad, entereza y resistencia María Corina Machado se ha convertido en la única oportunidad para rescatar la democracia y para cambiar nuestro destino. Ella está dispuesta a todo para salvar a nuestro país, lograr el regreso de los venezolanos y reencontrar a cada una de nuestras familias.

 

*Abogado, miembro de Vente Venezuela

[email protected]

@JMColmenares


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