El reciente informe del alto comisionado de la ONU para los derechos humanos sobre el caso Venezuela es una confirmación de todo lo elaborado por la anterior comisionada doctora Michelle Bachelet y la Misión Independiente de Determinación de los Hechos.
En el nuevo informe, Volker Türk destaca 91 casos de torturas que siguen impunes y 22 nuevas denuncias hechas por las víctimas; detenciones arbitrarias de las cuales 10 corresponden a mujeres; hostigamiento a la población indígena y violencia sexual; persecución y prisión de líderes sindicales y trabajadores; preocupación por la libertad de expresión y el cierre de 16 emisoras de radio, presos políticos que se mantienen sin el debido proceso.
Estamos en presencia de un Estado que no acepta recomendaciones de los exámenes periódicos que se hacen regularmente, hace caso omiso de los informes y las visitas de los altos comisionados de las Naciones Unidas y descalificó siempre a la Misión Independiente de Determinación de los Hechos, creada por el Consejo General para los Derechos Humanos de la ONU. También ignora e intenta detener -no ha podido- que continúe la investigación de la CPI por crímenes de lesa humanidad ocurridos en Venezuela en el año 2017.
Mientras el sistema de justicia no se despoje de la camisa de fuerza y la disciplina partidista impuesta por el Ejecutivo, los derechos humanos en Venezuela seguirán en la oscuridad.