Sobre el tema del impeachment se han publicado muchos artículos. En lo particular, he escrito previamente dos artículos aquí en El Nacional. El primero el pasado 11 de enero titulado «El escenario Pelosi«. El segundo el 4 de octubre, titulado «Probabilidades«.
Este tercer artículo lo escribo el domingo 15 de diciembre, faltando pocas horas para la votación que tendrá lugar en la Cámara de Representantes, reunida en pleno el día miércoles 18 de diciembre de 2019. En tal fecha se votarán los dos cargos previamente aprobados por el Comité Judicial de la Cámara de Representantes contra Donald Trump: abuso de poder y obstrucción a las investigaciones del Congreso.
De acuerdo con Marietta y Barker («The Facts of Impeachment», Psychology Today, 13 de diciembre de 2019) cuando la Cámara de Representantes acusó a Bill Clinton en 1998, todos estuvieron de acuerdo con los hechos: tuvo una aventura y luego mintió al respecto. Lo que se debatía entonces era si se trataba de un delito sujeto a «impeachment».
En el caso de Donald Trump la cosa es diferente. Existen claras diferencias entre republicanos y demócratas, en sus percepciones de los hechos centrales en cuestión. Por ejemplo, el portal FiveThirtyEight ha llevado a cabo algunas encuestas sobre las tres afirmaciones fácticas centrales que hacen los demócratas de la Cámara de Representantes (recuerde estimado lector que Trump es republicano).
En primer lugar, los republicanos están de acuerdo (64%) con los demócratas en que Trump le pidió al presidente ucraniano que investigara a Joe Biden. Sin embargo, en los hechos percibidos de si eso estaba claramente relacionado con la suspensión de la ayuda militar a Ucrania hay una considerable discrepancia; solo 26% de los republicanos cree que ese fue el caso, en comparación con el 84% de los demócratas. Lo mismo ocurre con respecto a si los hechos indican un encubrimiento: 89% de los demócratas cree que ese fue el caso, pero solo 27% de los republicanos concuerda con eso. Una encuesta más reciente de Monmouth University ilustra la misma tendencia: los conservadores coinciden en que Trump solicitó una investigación de Biden, pero no perciben nada más allá que una política anticorrupción.
Según la revista británica The Economist, Donald Trump debe su presidencia al peculiar sistema de elección de presidentes de Estados Unidos. A pesar de perder el voto popular, prevaleció en el colegio electoral al ganar muchos estados por pequeños márgenes y algunos por grandes. Ahora, con los demócratas preparados para acusarlo, tal peculiaridad lo ayuda a permanecer en el cargo y aislar a su partido de la ira de los votantes («A plurality of Americans -but not of states- want Donald Trump impeached», The Economist Print edition, 14 de diciembre de 2019).
Mientras que el colegio electoral es levemente antimayoritario, el Senado a menudo se desvía enormemente de la voluntad popular. Este desequilibrio pesa sobre la política del juicio político. Incluso si el Senado estuviera distribuido con base en la población, como lo es en el caso de la Cámara de Representantes, todavía no alcanzaría la mayoría de dos tercios necesaria para condenar al presidente.
El punto de The Economist es que es probable que los republicanos se beneficien de cerrar filas en torno a Trump. Para determinar los incentivos de los senadores para apoyar a Trump, The Economist estimó las opiniones sobre el juicio político utilizando un método llamado regresión multinivel y post-estratificación (MRP por sus siglas en inglés). Su primer paso utiliza una encuesta nacional (YouGov, un encuestador, les suministró datos de 18.000 personas) para medir cómo los rasgos demográficos afectan las opiniones (por ejemplo, los votantes hispanos mayores de 64 años tienden a oponerse a la remoción de Trump). Luego, MRP aplica estas relaciones a la demografía de cada estado, imitando 50 encuestas estatales separadas.
De acuerdo con The Economist, el resultado de la MRP debería poner nerviosos a los demócratas: a un gran bloque de votantes norteamericanos no le gusta Trump, pero quiere que el Congreso lo deje en donde está.
Ahora bien, yo utilicé una técnica menos sofisticada, pero igual de efectiva que la MRP, para llegar a conclusión similar: tomé los resultados de las 47 encuestas que aparecen en el portal de Wikipedia, en la sección “Public opinión” (Impeachment inquiry against Donald Trump. Wikipedia, recuperado el 15 de diciembre de 2019). El portal presenta por un lado, los resultados de 27 encuestas entre septiembre 23 y noviembre 22, de aquellos que apoyan y se oponen al proceso de impeachment. Por otro lado, presenta los resultados de 20 encuestas realizadas entre septiembre 23 y diciembre 4, de aquellos que apoyan y se oponen a la remoción de Donald Trump.
Ordené las 47 encuestas por fecha y y las procesé con una metodología de mi propia cosecha que no viola lo observado en la realidad y que he denominado «llenado de gaps». Seguidamente y en cada una de las 4 curvas así obtenidas, obtuve a su vez, 4 curvas con promedios móviles de 7 días y materialicé dos gráficos: Apoyo al impeachment versus Apoyo a la remoción el primer gráfico y Oposición al impeachment versus Oposición a la remoción.
En el primero mencionado encontré que ambos apoyos vienen disminuyendo desde inicios del mes de noviembre, siendo el apoyo a la remoción el que presenta la pendiente más negativa y que se ubica por debajo de la curva de apoyo al impeachment. En el segundo gráfico mencionado, la oposición a la remoción presenta la pendiente positiva más pronunciada, misma que se sitúa por encima de la curva de oposición al impeachment. En palabras más llanas, la opinión pública estadounidense asentó sus percepciones a medida que tuvieron lugar las audiencias públicas y se opone a la remoción de Trump.
Hay que aclarar que el miércoles 18 de diciembre se votaron las dos propuestas del Comité Judicial de la Cámara de Representantes, pero la solicitud de acción al Senado no es automática ni inmediata sino que está a la discreción de la presidente de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
Tanto ellos allá, como nosotros aquí, conocemos que las propuestas del Comité Judicial serán aprobadas en la votación full house. Sin embargo, las probabilidades de juicio y remoción en el Senado son mínimas (ver por ejemplo, mi artículo «Probabilidades»). Al final, el objetivo de los demócratas no es otro que «rayar» a Trump tanto como se pueda a fin de que no resulte reelecto en las elecciones del próximo año 2020.
Si bien y al momento el plan de Pelosi se cumple a cabalidad, dados los resultados de las encuestas de opinión pública aunados con el tema de la peculiaridad del sistema de elección norteamericano, a los demócratas el tiro bien les puede salir por la culata en lo que a la reelección se refiere.
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