OPINIÓN

El escándalo de la suspensión de la ayuda externa oficial

por José Tomás Esteves Arria José Tomás Esteves Arria

usaid

«Un mundo en el que los hombres sean libres e iguales sería el paraíso en la tierra. Un mundo así es difícil de lograr; y obligados a escoger debemos poner la  libertad por encima de la igualdad. Porque la ausencia de libertad conduce a la más desastrosa de  las desigualdades e injusticias: el despotismo. Pero la  desigualdad no conduce necesariamente a la ausencia de libertad».

Karl Popper

El día 7 de abril del año 2022 escribimos un artículo alertando por el gasto permanente o cuasi-permanente del gobierno norteamericano en la ayuda oficial externa canalizada por una agencia del gobierno norteamericano (USAID). En este contexto, desde 1946 hasta el año 2002 se estima que se habrían gastado más de 104.000 millones de dólares en América Latina y el Caribe. 

Para el ejercicio fiscal del año 2025 la administración Biden había pedido cerca de 2.000 millones de dólares para la USAID. Sea como fuere, la ayuda externa oficial (AEO) fue para Colombia de 740 millones de dólares, para Haití alrededor de 440 millones de dólares  y para Ecuador de  250 millones de dólares. 

La disposición anunciada por Marco Rubio corresponde a la política de America First (América Primero) apuntalada hacia el proteccionismo que defiende Trump a rajatabla. Durante estos 90 días, el Ejecutivo estadounidense analizará los programas en los que coopera en todo el mundo (excepto en Israel y Egipto) y decidir si mantiene la financiación. Para justificar la ayuda, dijo el secretario de Estado, se deben responder afirmativamente a las siguientes tres preguntas: “¿Hace a Estados Unidos más seguro? ¿Hace a Estados Unidos más fuerte? ¿Hace a Estados Unidos más próspero?”.

En nuestro artículo del 7 de abril del año 2022 criticamos estas políticas de AEO que siguen los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). Citamos al experto en Desarrollo Económico, el profesor P.T Bauer, que dice sobre la AEO lo siguiente:

«Como sistema de donaciones, la ayuda exterior se relaciona más con las limosnas que con los subsidios. Una limosna generalmente resulta simple caridad; un subsidio normalmente está ligado a producción o actividad medibles. Por tanto, si bien el término ayuda exterior ahora se usa de una forma tan extendida que sería pedante al renunciar al mismo, tantas donaciones como limosnas serían preferibles por razones de lógica como descripción de estas transferencias, puesto que estas palabras no prejuzgan los efectos de la ayuda». (p.119)

Análogamente, la gente común tiende a relacionar la ayuda al desarrollo con países industrializados de Occidente con los países del Tercer Mundo, pero de igual forma ha existido una ayuda totalmente interesada y política como fue la de la URSS a Cuba, que para nada contribuyó a paliar las grandes carencias a esa nación insular.

En efecto, el comercio con la URSS representaba 85% de su comercio internacional, su principal mercado para el azúcar y el mayor proveedor de petróleo y bienes de consumo. Luego, vino la llegada de Gorbachov a la jefatura del Estado soviético y empezó la llamada “perestroika”, y se fueron reduciendo las ayudas y el petróleo preferencial para Cuba. De esta forma comenzó el período especial en que faltaba casi todo en la isla de la pachanga. Al final vino Chávez al rescate, suministrándole petróleo a cambio de seudomédicos y entrenadores deportivos. Estando así las cosas, Cuba después de la ayuda soviética y la venezolana siguió siendo subdesarrollada y pobre, carente de todo. Como también Venezuela que se daba el lujo de regalar el petróleo.

Según el Congressional Research Service, “durante la última década, las principales prioridades de financiación de Estados Unidos para la ayuda internacional en la región han incluido abordar los factores subyacentes de la migración desde Centroamérica, combatir la producción de drogas y apoyar la implementación del acuerdo de paz en Colombia, y fortalecer la seguridad y el estado de derecho en México. Las agencias estadounidenses también han priorizado programas destinados a combatir el VIH/sida y la inestabilidad en Haití, abordar las preocupaciones de seguridad en el Caribe y responder a las crisis políticas y humanitarias en Venezuela y su impacto en la región en general”. Las asignaciones para el año fiscal 2023 se aprueban principalmente a través de las cuentas de Asistencia para el Desarrollo (DA, 663,7 millones de dólares), Fondos de Apoyo Económico (ESF, 523,5 millones de dólares) y Control Internacional de Narcóticos y Aplicación de la Ley (INCLE, 584,9 millones de dólares). La Fundación Interamericana, que promueve las microempresas y el desarrollo comunitario en toda la región de América Latina y el Caribe, también recibió 52 millones de dólares adicionales en fondos. La región también recibió una parte de las cuentas e iniciativas globales, sobre todo la programación de la Oficina de Población, Refugiados y Migración (PRM) del Departamento de Estado, que está ayudando a millones de personas migrantes a establecerse allí en lugar de seguir hacia el norte.

Tenemos entendido, que la “ayuda al exterior” por parte de Estados Unidos ha sido suspendida temporalmente mientras se investigan exhaustivamente los resultados y alcances de estas sumas considerables de fondos que se gastan en la ayuda a países más pobres. 

Ahora bien, es impresionante la cantidad de organismos de las Naciones Unidas que se ocupan de la pobreza en el mundo, en efecto, en el libro El fin de la pobreza de Jeffrey Sachs en un cuadro 14.1 se enumeran hasta 11 organismos especializados de la ONU que van desde el Fondo Monetario Internacional hasta la Organización Mundial de la Salud. Es interesante traer a colación que cuando se lanzó entre 1965 y 1993 en Estados Unidos, la idea de la Gran Sociedad, el porcentaje de población que vivía por debajo del nivel de pobreza pasó de ¡12,5% hasta 15%! Y esto ocurrió en un lapso en donde los gastos de bienestar social habían aumentado desde 50.000 millones hasta 324.000 millones de dólares al año.


Bibliografía

BAUER, P.T: Crítica de la teoría del desarrollo, Barcelona, Ediciones Orbis, S.A., 1983.

PIPES, Richard: Propiedad y Libertad, Madrid, Turner, Fondo de Cultura Económica,1999.

SACHS, Jeffrey: El fin de la pobreza, Madrid, Bogotá, Debate,