El asesinato del general Raúl Isaías Baduel en manos del régimen chavista ha provocado las más variadas reacciones. Desde quienes celebran su muerte como el merecido castigo por haber devuelto a Hugo Chávez al poder (o por haberlo traicionado) hasta quienes lo absuelven de todos sus pecados políticos por haber enfrentado años más tarde a su antiguo compañero de armas.
El crimen contra el general Baduel es un tema político complejo que no se puede despachar simplemente entre loas y maldiciones a riesgo de reducirlo a una banalidad. No es un militar más asesinado bajo el régimen chavista. Se trata de uno de los fundadores del movimiento terrorista que emprendió Hugo Chávez para tomar el poder y que tuvo gran influencia mientras fue parte del régimen chavista, aunque esa influencia se disipara en la medida en que aumentaban sus enfrentamientos con Chávez.
Sería un análisis incompleto si se juzga la actuación política y militar del general Raúl Isaías Baduel solo por lo que hizo en sus últimos años de vida dejando a un lado todo lo que hizo al comienzo de su carrera. Hablamos de un militar que en el cenit de su actividad militar también persiguió a sus colegas oficiales por no apoyar al régimen y celebraba su afluencia chavista en jolgorios y saraos con tabacos cubanos y desprovisto de prendas militares.
En la versión de varios oficiales militares que intervinieron en los eventos del 13 de abril de 2002 lo que allí ocurrió fue un realineamiento de comandantes que frente a una percepción de caos abandonan la posición del general Vázquez Velazco para apoyar a Hugo Chávez. Al general Raúl Isaías Baduel le correspondió coordinar la logística para traer nuevamente a Chávez de regreso a Caracas, por lo que se le atribuye el haberlo retornado al poder. Pero en tal caso habría que culpar no solo al general Baduel sino a todos los comandantes que en las primeras horas apoyaron al gobierno de Pedro Carmona Estanga y ya antes del anochecer habían regresado a la talanquera chavista. A pesar de que el general Baduel fue uno de varios operadores militares que se coordinaron para apoyar a Chávez, se le sigue atribuyendo un resultado que no habría podido completar sin la participación de otros.
El general Baduel siempre justificó su actuación durante ese 13 de abril de 2002 por su apego y fidelidad a la Constitución chavista de 1999. Según sus palabras lo correcto era defender al Estado y mantener el hilo constitucional que se fundaba en esa Constitución. Parecía además muy lógico porque además para ese entonces el general Baduel aún era una pieza fundamental del régimen chavista
Años más tarde, en 2007, el general Baduel se enfrentaría a Hugo Chávez ante el intento de este por reformar la Constitución para darse él mismo más poder como dueño único y absoluto del Estado chavista. Ese intento de reforma no tuvo respaldo popular y se puede decir que la posición política del general Baduel derrota a Chávez y triunfa en defensa de la Constitución chavista de 1999.
En realidad, aunque ya enfrentado a Chávez, el Baduel de 2007 es en esencia el mismo de 2002 porque en ambos casos piensa que el país no solo puede perfectamente operar con arreglo a la Constitución chavista de 1999 sino que de ser necesario algún ajuste este sería posible dentro del marco jurídico y político de esa Constitución. Y es el mismo Baduel que aun años más tarde, siendo un preso del régimen chavista, asumiría que dentro de esa Constitución de 1999 habría garantías suficientes para hacerle un juicio conforme a derecho.
La fe ciega del general Baduel en la Constitución chavista de 1999 es la que lo mueve a apoyar a Hugo Chávez en 2002 y luego su empeño en preservarla tal como el mismo Chávez la había concebido originalmente es lo que motiva su ruptura con Chávez y el chavismo. Y es muy probable que esa misma fe haya influido en su decisión de quedarse en Venezuela durante el breve lapso que estuvo en libertad entre su primer y segundo encarcelamiento. Sin duda, creer que tendría un juicio justo bajo el Estado chavista con garantías en la Constitución de 1999 le costó la vida al general Raúl Isaías Baduel.
Desde nuestra perspectiva el error más grave que cometió el general Baduel no fue apoyar el regreso de Hugo Chávez en abril de 2002, sino más bien las razones que lo motivaron a hacerlo, esto es su defensa de una Constitución bajo cuyo imperio se consuma la desintegración y la desaparición de la República de Venezuela.
En nombre de esa Constitución que el general Baduel defendió hasta sus últimos días se ha materializado el desmantelamiento de las fuerzas armadas nacionales hoy reducidas a una caricatura. En nombre de esa Constitución se ha emprendido en forma resuelta un proceso, que pareciera sin retorno, en el camino a la destrucción nacional. En esa misma Constitución se apoya el Estado chavista que opera como un sofisticado tinglado de mafias políticas, militares y financieras.
La incapacidad para romper con la Constitución chavista de 1999 no solo es un error que cometió el general Raúl Isaías Baduel. Se trata de un error que en forma recurrente hemos visto en otros oficiales militares que tienen el valor y la audacia para levantarse en armas contra el régimen chavista, pero carecen de la claridad para comprender la imperiosa necesidad de romper con el Estado chavista y su Constitución.
Esta falta de claridad es la que conduce a errores tácticos y estratégicos como el suponer que luego de una salida por vías de hecho aún es posible articular una solución política con arreglo a la Constitución chavista de 1999, sin reparar que eso solo sería una ilusión momentánea mientras el chavismo regresa al poder de la mano de su propia legalidad.
Si algo hay que cuestionar del general Raúl Isaías Baduel fue su falta de juicio para no asumir plenamente la ruptura con el Estado chavista y su régimen jurídico y político. El general Baduel lo pagó con su vida, pero el final ha podido ser otro. Otros oficiales militares que han partido desde las mismas equivocadas premisas también han pagado con su vida o perdido su libertad mientras el chavismo siga en el poder.
Más allá de condenar o absolver al general Raúl Isaías Baduel está el hecho inocultable de su asesinato como un crimen político que confirma, una vez más, que bajo el régimen de la Constitución chavista de 1999 no hay garantías… para nadie. Pensar, suponer, esperar lo contrario es una ingenuidad de consecuencias letales.