Para quienes tuvimos la fortuna de acercarnos a la doctrina bolivariana y hacer de ella la guía de nuestros pasos y la inspiración política de nuestras luchas, es difícil aceptar que hoy, quienes se hacen llamar herederos de la mal llamada Revolución Bolivariana, hayan convertido el pensamiento y la figura de Bolívar en un menguado recuerdo de su gloria.
Maduro y sus esbirros terminaron traicionando todo el ideal bolivariano hasta desvirtuar la imagen histórica del Libertador. Le han hecho más daño a Bolívar que todo lo que pudo haber hecho o imaginado el propio José Antonio Páez. Recordemos que fue Páez quien, con su traición, sepultó la Tercera República y firmó el repugnante anuncio que proclamaba: “Se declara al general Bolívar enemigo de Venezuela y se le prohíbe su entrada al país”.
Solo quienes ven a Bolívar como un enemigo son capaces de hacer lo que la tiranía madurista le ha hecho a su memoria y legado. Han convertido el gobierno en un reino de terror y corrupción, refugio de sicarios y criminales de todas partes del mundo.
Maduro es el enemigo contemporáneo de Bolívar, con odio ha destruido la Venezuela que forjó el padre de la patria. Si no fuera así, ¿cómo se puede explicar que hoy nuestra moneda, el bolívar, sea tan insignificante y despreciada como lo es? ¿Quién recibe con alegría la moneda que lleva el nombre de quien nos dio la libertad? ¿Por qué alguien, a menos que sea un traidor, es capaz de someter los intereses de su país a una moneda extranjera, hasta convertirla en la moneda predominante y preferida en la mayor parte de la operaciones comerciales y financieras del país? Ya los venezolanos no sienten orgullo por el bolívar. Y eso es así, porque traidores como los que hoy usurpan el poder en Venezuela han destruido nuestro aparato productivo y sacrificaron nuestra soberanía al entregarle el control de la economía venezolana a intereses foráneos. Nadie había demostrado tanto desprecio y tanto odio por nuestro Libertador.
Otro que debe estar feliz, viendo cómo destruyen a Bolívar, es Pablo Victoria, autor de una obra titulada El terror bolivariano, en la que presenta a Bolívar como una especie de monstruo, terriblemente cruel, inspirado por el odio y el rencor a todo lo español. Victoria califica la obra emancipadora del Libertador como un genocidio contra los españoles, y no se ahorra epítetos al momento de censurar la gesta libertadora.
Ver cómo Maduro destruye a Bolívar, cómo traiciona sus ideales, pisotea nuestra soberanía y convierte el gobierno en el reino de la corrupción y la impunidad, nos plantea a los venezolanos un desafío patriótico de enorme urgencia y magnitud. Recuperar la majestad de Bolívar, el prócer y la moneda; devolverle a nuestra economía su vitalidad y pujanza; darle a nuestra soberanía nuevamente el valor por el que lucharon los héroes de la patria, es hoy el compromiso sobre el que podemos construir la fortaleza para reunir la voluntad política de todos a quienes nos indigna que sean criminales los que usurpen el poder en Venezuela.
Ese podría ser el punto de partida. El factor que le dé cohesión a nuestra lucha y nos permita elegir, para Venezuela y para Bolívar, un futuro del que podamos estar orgullosos. Un futuro de prosperidad, trabajo, civilidad y democracia. Un futuro que construyamos nosotros mismos, como lo hizo el Libertador en su momento. Sé que es posible. Sé que podemos hacerlo. Sé que todos queremos hacerlo.
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