Isnotú significa “tierra de aguas” en el idioma de los Cuicas, habitantes primigenios de estos lugares, no porque tenga ríos caudalosos sino por la frecuencia y torrencialidad de las lluvias, que saturan sus suelos arcillosos y luego van descargando durante largo tiempo. Así llovía en estos primeros días de mayo hasta el gran aguacero del miércoles 6, víspera de la llegada del beato José Gregorio Hernández a su tierra natal. Corría el agua por todas partes y luego de escampar seguía corriendo, complicando el trabajo de los hombres y mujeres que se afanaban en los múltiples preparativos para los magnos acontecimientos que se acercaban: tarimas para los altares, toldos y sillas, adornos florales, pinturas aquí y allá, secar y barrer, remates, tendidos eléctricos, equipos de sonido, comidas para los invitados, hospedajes y paremos de contar.
La reliquia del hijo más ilustre y querido de este pueblo llegó a las 10:00 de la mañana y justo a esa hora, cuando las campanas resonaron con un brío estremecedor, se abrió el cielo y entró el sol. No volvió a llover hasta el domingo y no se desbordan las aguas, sino los corazones de la gente que repicaron tanto como las campanas. La recibió el padre José Magdaleno Álvarez, rector del Santuario de Isnotú, junto al vicario padre Mervin Fuentes, las Hermanas Misioneras de Cristo Redentor y una representación de Isnotú con las reliquias que existen en el Santuario. El párroco de San Juan Bautista de Betijoque, padre Edgar Rafael Torres, anima a un grupo de feligreses que se unen a la procesión. Los Rumberos del Pueblo, que tocan música cañonera, le ponen ritmo a la alegre caminata desde Sara Linda hasta su llegada a la capilla donde nació José Gregorio, donde se desbordan el pueblo y los peregrinos.
A las 5:30 de la tarde se inician los actos frente al templo de la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Rosario, en Isnotú Virgen del Rosario, luego se devela el mosaico del beato José Gregorio Hernández en la torre del campanario. Es una hermosa obra de tres metros de altura realizada como promesa por el artista larense Luis Mogollón. Esta es la original de la réplica que se descubrió en la capilla de los Hermanos de La Salle en Caracas el día 30 de abril en la Solemnidad de la Beatificación. Luego se realizaron los conciertos de diversos grupos y artistas, entre los cuales participaron la Asociación de Cantantes Católicos Arca Venezuela, la agrupación Son Pa’ Cristo de la Diócesis de Trujillo, la cantautora de Valera Morelia Valero entre otros.
El día sábado la lluvia amenaza, pero no se atreve a caer y a las 11:00 de la mañana se inició la Solemne Eucaristía Diocesana de Acción de Gracias por la beatificación del Dr. José Gregorio Hernández Cisneros, presidida por el cardenal Baltazar Porras, concelebrada por el nuncio apostólico de Su Santidad, Aldo Giordano, los obispos Tulio Ramírez de Guarenas y vice postulador de la Causa de José Gregorio Hernández, Raúl Biord de La Guaira, Juan de Dios Peña de El Vigía, Luis Enrique Rojas obispo auxiliar de Mérida. También concelebraron el Administrador de la Diócesis presbítero Rubén Delgado, el Rector del Santuario y Párroco de Isnotú, el ex postulador Monseñor Jorge Villasmil nativo de este lugar y otros 50 sacerdotes provenientes de Trujillo y de las diócesis vecinas.
Entre los presentes estaban religiosas de diversas órdenes, las autoridades civiles y militares, entre los cuales se cuentan el gobernador del Estado Trujillo, la ministra del Interior y Justicia, autoridades militares, la Sra. Albe Pérez presidente de la Comisión Nacional para la Beatificación de José Gregorio Hernández, representantes de diversos sectores de la sociedad civil del Estado Trujillo, la Comisión Diocesana y numerosos fieles de Isnotú.
La música de la Celebración Eucarística estuvo bajo la responsabilidad de la Coral Parroquial Nuestra Señora del Rosario dirigida por el maestro Adri Palomares, con el acompañamiento al piano de Oscar Viloria y al violín el artista invitado Rafael Sarmiento. La ceremonia fue transmitida en vivo por Radio Paz y diversas emisoras, así como grabada para ser transmitida por televisión y otros medios audiovisuales.
Dio la bienvenida el Administrador de la Diócesis Padre Rubén Delgado: “Hoy todos somos testigos de la grandeza de Dios que se hace presente en medio del pueblo venezolano, este momento histórico lo vivimos como un regalo, la Beatificación de José Gregorio Hernández Cisneros llegó para reafirmar el amor que tiene Trujillo y Venezuela a este hijo de Isnotú”. Hizo un justiciero reconocimiento al Cardenal Baltazar Porras por el esfuerzo y la dedicación puesta para lograr esta beatificación tan esperada por el pueblo venezolano: “En usted, señor Cardenal, el pueblo venezolano ha reconocido el Simeón y Ana, el Juan El Bautista, el profeta y precursor, el tutor y promotor de la causa de beatificación en esta etapa final. Usted ha asumido la responsabilidad de llevar a cumplimiento una tarea emprendida por la Iglesia de Caracas en 1949 y que ha contado con la participación solícita de muchos pastores y fieles laicos, y ha canalizado los esfuerzos para encontrar la ocasión propicia y madurar la expectación eclesial en este momento en que se ha hecho posible la realización del sueño de todos los venezolanos: ver en los altares al médico de los pobres”.
Seguidamente agregó: “Sus lágrimas en la ceremonia de beatificación, Eminencia, vistas y apreciadas por todos los presentes y televidentes son las lágrimas de un hombre noble y de un pastor a carta cabal, consciente de la magnitud e importancia de lo que en ese momento estaba sucediendo. No podemos imaginar lo que pasó por su mente y lo que sintió su corazón en ese preciso instante, pero estamos seguros de que son las lágrimas de todo el pueblo venezolano, en especial de los más pobres y de los que sufren. Son lágrimas que han de regar el terreno donde la semilla de la esperanza de una nación de hermanos reconciliada y unida se trace metas de conversión y santidad como las que se fijó el beato de todos los venezolanos. Gracias, Eminencia”.
El ritual siguió el de la celebración de la Solemnidad de la Beatificación. En la homilía que fue muy aplaudida por los asistentes, entre otras cosas el Cardenal Porras dijo: “…desde un pueblo tan pequeño, olvidado, pudo germinar este gran amor a Dios a través de un hombre ejemplar que puso sus conocimiento y ciencia al servicio de los demás”. Luego expresó cómo el beato enfrentó la pandemia que le tocó sin discriminaciones de ningún tipo, exhortando a las autoridades que las vacunas contra el Covid 19 no pueden ser objeto de discriminaciones de ninguna naturaleza ni manipulaciones políticas.
Indicó el cardenal que el trabajo del beato junto al del Dr. Luis Razetti, pese a las diferencias, es una enseñanza en este momento para encontrarnos con los que son diferentes a nosotros porque eso conduce a una sociedad más justa. Igualmente se refirió al sabio betijoqueño Rafael Rangel, destacado discípulo del Dr. Hernández. El cardenal expresó que “la beatificación de José Gregorio Hernández trasciende las fronteras de Venezuela y se hace planetario”. Continuó luego: “José Gregorio Hernández no es alguien del pasado, es del presente y futuro”… “ya que ese futuro que queremos para Venezuela no es para quedarnos de brazos cruzados, sino que tenemos que construirlo activamente de forma pacífica”.
Antes de culminar la celebración el nuncio apostólico de Su Santidad, monseñor Aldo Giordano, aprovechó para despedirse de Venezuela, ante su designación como nuncio apostólico del papa Francisco en la Unión Europea anunciado ayer. “Es duro para mi dejar el país”, afirmó, “Venezuela me ha robado el corazón en estos siete años, no podía imaginar una despedida tan especial desde Isnotú. Estoy seguro de que el beato me acompañará y los va a acompañar a cada uno de ustedes”.
Antes de la bendición impartida por el cardenal Baltazar Porras, se escuchó el “Himno de Isnotú a José Gregorio Hernández” en la voz del maestro Aldri Pérez, acompañado de piano y violín. Es esta una canción compuesta por el padre Prudencio Baños que es muy sentida por toda la comunidad lugareña. Para darle mayor emotividad al evento un grupo de siete personas del pueblo representaron algunas escenas de José Gregorio niño y adulto, sus padres, su relación con la Iglesia y con los enfermos.
Por su parte, el padre Magdaleno Álvarez, rector del Santuario, agradeció la presencia de todos los presentes y la labor de todas las personas que han colaborado para que las actividades se pudieran realizar satisfactoriamente. El cardenal Porras y el nuncio recibieron como obsequio del Santuario una reliquia cada uno, consistente en una talla en madera de vero perteneciente a la casa natal del beato. Luego, más tarde, recibieron como obsequio tres obras del artista plástico trujillano Richard Villegas, también profesor universitario.
A las 4:30 de la tarde se celebró una eucaristía con la comunidad parroquial de Isnotú y luego se realizó un recorrido con la imagen de José Gregorio Hernández y sus reliquias por las calles del pueblo, en una emotiva manifestación de fe de la comunidad, pero guardando las recomendaciones por la pandemia. En cada cuadra los vecinos llevaban en andas la imagen del beato y sus reliquias la llevaban los sacerdotes. Todo acompañado de los monaguillos portando el crucifijo, los candelabros y el incensario, la banda musical y numerosos fieles que se sumaban. Las religiosas coordinaban el cortejo procesional.
Muchas familias habían organizado sus altares frente a la casa, en las ventanas, en las aceras o en las esquinas. Imágenes recientes o antiguas del ahora beato, de la Virgen del Rosario, del padre Baños, la Bandera Nacional, flores multicolores y en varias oportunidades unos niños representando escenas con José Gregorio, sus padres, la Virgen. Esas calles que recorrió cuando niño y adulto, ahora las recorre en forma de reliquia y en su imagen en compañía de su pueblo. La naturaleza en su caprichoso firmamento dibujó para sorpresa de muchos la silueta del beato[1].
Entrada la noche los numerosos fieles oraron en el Santuario y recibieron la bendición.
El domingo 9 de mayo continuó el buen tiempo, se celebraron varios oficios religiosos y a las 4:00 de la tarde salió la caravana para recorrer los diversos poblados del municipio que lleva el nombre de su mejor discípulo: el sabio Rafael Rangel. Una carroza ambientada en la devoción de Nuestra Señora del Rosario llevaba la reliquia, la otra portaba la imagen del Beato en un prado verde. Recorrieron Betijoque, donde tomó la reliquia el párroco Rafael Torres y paseó luego por Sara Linda, San Juan de La Cruz, San Pedro, Las Cruces e Isnotú. Entrada la noche y en medio de oraciones, culminó el recorrido frente al oratorio donde nació el beato. Así se dio por cumplida satisfactoriamente la agenda de tres días inolvidables, imposibles de recoger plenamente en este breve relato.
Se inicia así una nueva historia en esta comunidad, llamada a un proceso de profunda transformación espiritual en la convivencia, siguiendo los valores de su hijo el beato José Gregorio Hernández.
[1] Fotografía tomada por Maira Gil, vecina de Isnotú, el día 8 de mayo 2021
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