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El “emperador” hindú de la India desea un tercer mandato

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La India comienza el Año Nuevo con unas elecciones generales en ciernes, cuyas líneas de batalla ya están claras. En uno de los lados está el Primer Ministro Narendra Modi y su gobernante Partido Bharatiya Janata (BJP). En el otro hay una diversidad de partidos de oposición agrupados en gran medida, aunque no del todo, alrededor del partido del Congreso Nacional Indio, que juntos forman la Alianza Inclusiva para el Desarrollo Nacional Indio (INDIA, por sus siglas en inglés).

La narrativa del BJP ha pasado por cambios significativos durante su primera década en el poder. En la campaña de 2014, su eslogan era achhe din aane waale hain (“vienen buenos tiempos”) y se presentó a Modi, que había sido ministro en jefe del próspero estado de Gujarat desde 2001, como un adalid del desarrollo económico. La propaganda electoral decía que como primer ministro transformaría la economía india, trayendo prosperidad para todos y creando 20 millones de nuevos empleos al año.

Lejos de lograr lo prometido, durante su primer periodo Modi dirigió un desastroso proceso de desmonetización que invalidó el 86% de la moneda india de una pasada, causando dificultades y penurias generalizadas y desempleo masivo. Así que se necesitaba otra narrativa para las elecciones de 2019.

El BJP la encontró cuando, dos meses antes de que se celebraran, milicianos con base en Pakistán lanzaron un ataque suicida en el distrito de Pulwana de Cachemira, matando a 40 paramilitares indios. El partido de Modi transformó las elecciones en un referendo sobre la seguridad nacional, presentando al antes Director Ejecutivo de Gujarat, Inc., como un guerrero que protegería a la India de las depredaciones paquistaníes. Un ataque aéreo indio a una supuesta base de milicianos dentro de territorio paquistaní, muy bien aprovechado mediáticamente, selló la nueva imagen de Modi e inclinó al electorado a su favor, en especial en los estados del norte del país.

Pero tampoco en su segundo periodo estuvo a la altura de sus promesas. Puede que su imagen de tipo duro, tan asiduamente cultivada, haya resultado con sus opositores locales. Pero de poco valió con China, cuyo ejército ha invadido cada vez más la disputada frontera del Himalaya con la India.

Fue durante el gobierno de Modi cuando 20 soldados indios murieron en el primer enfrentamiento letal con China en el área, en al menos 45 años. China también se las ha arreglado para cortar el acceso de la India a 25 de 65 puntos que solían ser patrullados por ambas naciones. Modi no ha podido lograr la retirada de las tropas chinas ni restaurar en statu quo anterior.

Así pues, la narrativa de seguridad nacional de 2019 también ha perdido credibilidad, impulsando al BJP a idear otra distinta para las próximas elecciones. A medida que comienza 2024, están buscando presentarlo como un Hindu Hriday Samrat, un “emperador de los corazones hindúes”.

En cierto sentido, con este enfoque el BJP está volviendo a lo básico. Por largo tiempo se lo ha conocido como el partido del nacionalismo hindú, y el mismo Modi está vinculado a un notorio pogrom antimusulmán que dejó cerca de 2000 muertos en Gujarat en 2002 (cuando era ministro en jefe). Fue en parte para deshacerse de esta vinculación que se lo reinventó como un héroe económico en la campaña de 2014, si bien incluso en ese entonces el BJP proclamaba su nacionalismo religioso en las vallas publicitarias.

Durante su década en el cargo, Modi ha apuntalado crecientemente el predominio de los indios de religión hindú, que componen cerca del 80% de la población total. Una serie de medidas del gobierno significaron avances importantes hacia el objetivo del BJP de deshacer el secularismo cosmopolita que caracterizó a la política india por seis décadas después de la independencia.

Ahora, el BJP está reforzando la imagen de Modi como un hindú de verdad y, en consecuencia, como un representante más auténtico del “pueblo” que los secularistas de izquierdas a quienes reemplazó. Esto llegará a un punto culminante el 22 de enero, cuando inaugure el templo Ram Mandir en Ayodhya.

El BJP había prometido por largo tiempo construir un grandioso templo hindú en el sitio de la Babri Masjid, una mezquita en desuso demolida en 1992 por extremistas hindús que creían, junto a muchos hindús de a pie, que se había erigido en el lugar de nacimiento del dios hindú Shri Ram. El templo Ram Mandir representa el cumplimiento de esta promesa y su inauguración vendrá acompañada por una gran fanfarria en toda la India, particularmente en los estados del norte. Se espera que todo esto apuntale la doctrina hindutva del partido gobernante.

Poco después, el 14 de febrero, Modi viajará a Abu Dhabi, donde inaugurará triunfantemente el primer templo hindú de los Emiratos Árabes Unidos, el BAPS Hindu Mandir. Modi ya presumía de su política exterior independiente y de haber mejorado la estatura global de la India. Esta será una oportunidad para que el BJP refuerce su narrativa con el argumento de que Modi ha aumentado el respeto por el hinduismo en el extranjero.

Es probable que las elecciones se convoquen poco después de ese evento, lo que dejará en claro el mensaje de que el BJP busca un tercer mandato para un héroe hindú. Votar por Modi, sugerirá el partido, equivaldrá a una afirmación de orgullo de la propia identidad hindú.

El bloque INDIA no debería enfrentar a Modi en este campo. Tras haber recurrido a la mayor parte de las armas del arsenal del chovinismo hindú, el BJP no puede ser derrotado en ese campo de batalla. En vez de eso, la alianza INDIA debe aprender de una lección de las presidenciales estadounidenses de 1992 y recordar a los votantes (y a sí misma) que “es la economía, estúpido.”

¿Qué pasó con achhe din? ¿Qué ocurrió con los 20 millones de puestos de trabajo al año? ¿Qué pasó con poner ingresos disponibles en los bolsillos y las cuentas bancarias de todo ciudadano de la India? En unas elecciones que enfrentarán el hindutva con el bienestar material de los indios, la tarea de la alianza INDIA será poner estas preguntas al centro de la campaña. Manténganse sintonizados.

Traducido del inglés por David Meléndez Tormen

Shashi Tharoor, ex vicesecretario general de la ONU y ex Ministro de Estado de Asuntos Exteriores y Ministro de Estado de Desarrollo de Recursos Humanos indio, es parlamentario por el Congreso Nacional Indio. Su último libro es Ambedkar: A Life (Aleph Book Company, 2022).

Copyright: Project Syndicate, 2024.

www.project-syndicate.org

 

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