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El ejercicio profesional en España y la homologación, un discurso mentiroso

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El discurso de los gobiernos de los países iberoamericanos, y de las universidades han privilegiado el tema de la internacionalización de estas últimas, incluyendo la validación de las carreras universitarias y su homologación profesional global en beneficio de los objetivos de la cultura y el desarrollo. Su estímulo, apoyo y expresiones formales son importantes y han sido objeto de todo tipo de expresiones en su favor en cuanto congreso, seminarios y demás eventos educativos se celebran en cualquier parte del mundo, especialmente en el seno de organismos internacionales tales como la Unesco, la OEA o aquellos que agrupan a universidades como la OIU.

La instrumentación y aplicación de los procesos de internacionalización e intercambio profesional se han sustentado en Convenios, Acuerdos y Resoluciones de entidades oficiales, especialmente de Ministerios de Educación. Asumidos también por instituciones universitarias y, obviamente por gremios y demás organismos responsables de las políticas universitarias, especialmente de los acuerdos bilaterales entre universidades, incluyendo los objetivos para la doble titulación.

Los despachos oficiales destacan la aplicación de estos acuerdos. Acuerdos que son letra muerta, cuando se trata de su desarrollo pueden más los intereses nacionales, particulares o gremiales; y ponen de relevancia la hipocresía de tanto discurso inútil, llenos de planteamientos de colaboración que se diluyen y hacen imposible el ejercicio profesional de todos los que se aventuran más allá de su país de origen.

Los derechos son privados por intereses egoístas, un nacionalismo mal entendido incluso xenofóbico, o intereses gremiales, los cuales sindicalmente se apoyan en la supuesta defensa de su empleo, cuyo argumento fundamental es que perjudica su ejercicio y los desplaza de sus posiciones profesionales revelando reservas a su propia formación o calificación, ante el perjuicio de que se ponga en evidencia la misma.

Estas oposiciones muy reales determinan que profesionales que emigran de sus países por diversas razones, bien sean por persecución política, situaciones económicas, sociales o incluso de supervivencia, se vayan a otros países buscando calidad de vida, ejercer dignamente su profesión, incluso ofertando indirectamente cultura y calidad que enriquece a los países receptores; pero esta aspiración legítima e inspirada en la democracia, la globalidad y los acuerdos, cínicamente les cierran las puertas a través de normas y reglamentos internos que no les permiten homologar o incluso, lograr las equivalencias necesarias para ejercer la profesión. Finalmente, los obligan a elegir cualquier oficio de otra naturaleza para sobrevivir y en desmedro de su formación.

Los profesionales afectados recurren a todas las instancias institucionales, las cuales por no ponerse en evidencia inventan reglamentos, trabas académicas y administrativas absurdas que ponen obstáculos insalvables para justificar el no permitir el ejercicio de la profesión. Situación amarga para los profesionales latinoamericanos que migran a España.

El caso venezolano es evidente, ante la crisis económica y social inducida por el régimen y la eliminación de la clase media y la pérdida de oportunidad laboral, cientos de miles han emigrado a cualquier parte del mundo, van a otros países cargados de sueños, credenciales y títulos de gran calidad académica y profesional, cultura general amplia y posesión de gran experiencia, pero son rechazados o sometidos a reglas infranqueables.

Se profundiza el tema a profesionales de la salud, especialmente a odontólogos y médicos de gran experiencia sometidos a reglas y normas nacionalistas que le obstaculizan cualquier aspiración de ejercer; son rechazados, convertidos en camilleros, personal obrero y auxiliar observando con angustia cómo no pueden trabajar en su especialidad.

Esta situación se ha extendido peligrosamente en toda España, van cerrando las puertas a profesionales experimentados y con credenciales de posgrado. Los maltratan y reconducen a peticiones oficiales inútiles que duran años en tramitarse, los obligan prácticamente a tomar la carrera desde sus inicios o reanudar la carrera, sin reconocer los créditos académicos, o a someterse a exámenes irracionales aplicados con mala intenciones y mala calidad pedagógica, tirando por la borda recursos extraordinarios en una especie de falso positivo solo por una defensa de supuestos robos de empleos en franca violación de reglamentos, acuerdos internacionales y de sus propias casas de estudio.

El caso español es de alta relevancia, más de 30.000 profesionales procedentes de Latinoamérica no han podido vencer la pared contenciosa de homologar su profesión. Solo en el caso venezolano cientos de odontólogos claman por el ejercicio profesional negado, sometido a más de cinco años de espera ejercido por trámites ilógicos y fundados en leyes y reglamentos arreglados para impedir el ejercicio profesional.

Los reclamos, manifestaciones, cartas, comunicados y audiencias son insensibles para las autoridades educativas, incluso de las universidades que voltean para otro lado amparándose en discursos y excusas incomprensibles. No valen reclamos, solicitudes a la formación profesional sin entender que en lugar de perjudicar a un país lo pueden enriquecer con la cultura profesional de otros lugares.

El tema es delicado y tiene un sustento procedimental que va más allá de una excusa obstruccionista, enfocado en un engorroso trámite por parte de supuestos especialistas, incluso de menos nivel que los solicitantes para examinar las credenciales universitarias, por ejemplo, basta que un título de una asignatura no se corresponda con los planes de estudio para excluirlos del proceso sin consideración alguna que el contenido pueda ser el mismo, o incluso que la bibliografía no sea nacional como si la ciencia no fuera universal. Excusas que incluso llegan a que un ministro de Educación norme con medidas discriminatorias a los migrantes en actitud xenofóbica ocultada por un discurso elegantemente mentiroso y contrario a los objetivos de la fulana internacionalización.

Este tema debe ser discutido a nivel de entidades legislativas, incluso institucionales en la Unesco y la OEA dada su condición de violación incluso de los derechos humanos. La protesta generalizada debe inducir a discutir un tema tan difícil que en estos tiempos de migración global está presente. Es necesaria una discusión clara, sin remilgos y oportunismo como las que políticamente dictan los gobiernos en detrimento de los profesionales migrantes, o privilegiando a otros por razones políticas circunstanciales.

Es necesario revisar la estrategia, objetivos y políticas para potenciar el acervo cultural, el intercambio y la libre elección profesional en un entorno de buena competencia y de favorecer el desarrollo de la ciencia con nuevos aportes, de lo contrario no se puede aceptar la discriminación profesional que se ejerce en contra de todos los acuerdos mencionados

Deben tomarse ejemplos de otros países que adoptan políticas para el mejoramiento profesional, de aceptar profesionales que impulsen sus esquemas educativos, por ejemplo, Ecuador llamó a sus universidades a doctores latinoamericanos de cualquier país para enriquecer sus planes de estudio. Los norteamericanos, por ejemplo en el estado de Florida, Texas o California los títulos universitarios latinos forman parte de la base de datos de universidades reconocidas, y sus planes de estudio han sido registrados y basta una petición de reconocimiento de los planes de estudio para que en tiempo récord sean autorizados y reconocidos por las universidades, las cuales acreditan los estudios realizados y en un análisis breve sugieren las materias complementarias que deben ser cursadas para obtener la homologación y reconocimiento. Las aprobaciones son rápidas, bien sea automáticas o por otras vías analíticas o de exámenes selectivos que les permite homologar sus títulos y el libre ejercicio profesional, evaluados sistemáticamente por las barras o gremios profesionales quienes los acogen con una visión democrática colaborativa, de comprensión e intercambio profesional creativo y de desarrollo. Buen ejemplo para aquellos países que burocráticamente someten al desprecio y humillación a recursos humanos tan importantes que se dejan de lado para el desarrollo de su propio país.

¿Hasta cuándo se mantiene esta situación?, es hora de que los gobiernos tomen carta sincera en estos asuntos con la experticia universitaria adecuada en beneficio del usuario final que demanda calidad profesional y eficiencia en el desempeño profesional. Este tema de la homologación debe de ser resuelto, es una condición humana, profesional que realmente beneficia a la ciencia, a la colaboración académica de investigación y a la cultura nacional e internacional. Un buen ejemplo ha sido la pandemia, en la que investigadores de todo el mundo en red académica investigaron la creación de las vacunas contra el covid-19 en tiempo récord, intercambiando en tiempo real toda la experimentación necesaria para facilitar la producción masiva de productos que han controlado la situación y ha cambiado la manera de hacer investigación.

 

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