Nunca había vivido con tanta claridad el ejercicio libre y espontáneo del principio de la soberanía popular como ahora, cuando los venezolanos asumimos su ejercicio para recuperar la plenitud de nuestros derechos. El pueblo está ejerciendo el poder originario para decidir sobre sus instituciones políticas. No espera el sufragio, sino que desde ahora mismo manifiesta de manera clamorosa su intención de cambiar el actual sistema de gobierno que no le interesa el bienestar general, único fin del Estado, y ha desnaturalizado las instituciones públicas.
El principio de soberanía popular tiene sus raíces en la Escolástica, desarrollada con precisión por el teólogo Francisco Suárez y asumida más tarde por John Locke y Jean-Jacques Rousseau. Los venezolanos ejercieron por primera vez y de manera plena su soberanía el 19 de abril de 1810 y lo consagraron como principio fundamental en la Constitución de la República de Venezuela de 1811. Lo establecen todas las constituciones siguientes incluida la de 1999 que dice así en el Artículo 5: “La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente mediante el sufragio, por los órganos del Poder Público”.
El pueblo venezolano ha asumido con esperanza y entusiasmo el ejercicio directo de su soberanía. El liderazgo de una mujer y la claridad de su mensaje, que encarna los más caros anhelos de un pueblo que no aguanta más tanta desgracia, ha convocado a todos a ejercer directamente su soberanía en forma libre, sin miedo, con disposición a recuperar su democracia. Tal conducta se sustenta en la confianza que le tiene a María Corina Machado y su discurso directo, comprensible y auténtico.
La soberanía popular la había estudiado en profundidad y ahora es primera vez que he vivido su ejercicio a plenitud, directamente, sin intermediación de partidos ni de élites; el pueblo llano libre de presiones, sin dádivas que lo movilicen, sin presiones ni miedos en la más emocionante manifestación de libertad de expresar con alegría y esperanza su voluntad de cambio.
El peregrinaje por todo el país lo comenzó en La Parroquia, primer asiento de la ciudad de Mérida, con un nuevo estilo de contacto personal y directo con todo el que quisiera acercarse a ella. Así ha recorrido todo el territorio nacional sin detenerse ante las dificultades y obstáculos que le ha puesto el gobierno, desde la detención de sus colaboradores, cerrarle los medios de comunicación de televisión y radio, impedirle viajar en avión y tratando de detenerla en las carreteras. Los venezolanos fueron desempolvando sus convicciones democráticas, su patriotismo, su amor por la libertad, por el trabajo honrado, por la unidad familiar, a expresarse libremente con valentía y fue configurando su voluntad general. Fue subiendo el fervor popular hasta convertirse en un sentimiento nacional tanto de los venezolanos que viven aquí como en los que emigraron.
Ya los venezolanos tienen su decisión tomada. Quieren una nación unida, un gobierno honesto y eficaz que garantice la libertad, la tranquilidad y la dignidad de cada persona. El pueblo está ejerciendo en vivo y en directo su soberanía que se concretará en la elección de Edmundo González Urrutia, que tendrá la inmensa responsabilidad de conducir una transición lo menos traumática posible, para que en definitiva se produzca la reinstitucionalización del Estado y los venezolanos recobremos nuestra democracia. María Corina Machado ejercerá su indiscutible liderazgo para que se respete la voluntad soberana de los venezolanos.
El autor es profesor de Derecho Constitucional en la ULA