La reacción del presidente Lenín Moreno, al poco tiempo de iniciado su gobierno, contra Rafael Correa y todo lo que significaba la Revolución Ciudadana generó en los sectores democráticos de América Latina una gran esperanza, la cual aumentó con el inicio de las investigaciones por los graves hechos de corrupción perpetrados durante los dos gobiernos anteriores. Lamentablemente esa esperanza se desvaneció en el transcurso de sus cuatro años de gestión. El valor que tuvo para actuar contra la corrupción no lo tuvo para esforzarse en la creación de un nuevo liderazgo que superara el populismo desbocado de su antecesor. Sin embargo, no todo ocurrió por falta de voluntad política, sino también debido a condiciones históricas imprevistas. La paralización de la economía mundial, entre otras, consecuencia del covid 19, impactó duramente al Ecuador limitando su posibilidad de influir en el mejoramiento de las condiciones de vida de los sectores populares. Hoy se realiza la elección presidencial en el Ecuador, en medio de una gran apatía popular como consecuencia de la inconveniente cultura latinoamericana de atomizar las ofertas electorales con profusión de candidatos sin liderazgo, carisma ni arraigo popular.
Las últimas encuestas señalan que la dupla Andrés Arauz-Carlos Rabascal de la alianza Unión por la Esperanza (UNES), con el respaldo de Rafael Correa, ganará la primera vuelta; el segundo lugar será ocupado por la dupla Guillermo Lasso-Alfredo Borrero, del movimiento Creando Oportunidades (CREO), ubicado ideológicamente en la centro derecha; o por la dupla Yaku Pérez-Virna Cedeño del Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik, brazo político de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador. El fortalecimiento de Yaku Pérez ha sorprendido por ser la primera vez que este sector logra alcanzar 2 cifras de apoyo popular. De todas maneras, es muy difícil que Andrés Arauz supere el 50% o logre 40% y 10 puntos o más por encima del que ocupe el segundo lugar en la primera vuelta. La segunda vuelta se realizará el 11 de abril. El primer factor a considerar es el fuerte rechazo existente contra Rafael Correa entre las 15 de las 16 fórmulas electorales que participan en la primera vuelta. Es lógico pensar que esas votaciones, aunque pequeñas, se concentrarán en el apoyo del candidato capaz de derrotar a Andrés Arauz, con el fin de impedir que Rafael Correa recupere fuerza y protagonismo político.
El segundo aspecto a considerar es la orientación que ha tomado el debate político: una severa crítica al neoliberalismo. Esta orientación persigue, mediante una fuerte manipulación política, comparar los gobiernos de Rafael Correa y de Lenín Moreno. Es verdad que el expresidente Correa realizó una apreciable obra de gobierno al construir una importante infraestructura: excelentes carreteras, puentes, puertos, aeropuertos, escuelas, universidades, hospitales, el ferrocarril, hidroeléctricas, etc. Al mismo tiempo, orientó sus políticas sociales al mejoramiento de los sueldos, las pensiones y el seguro social, pero al hacerlo comprometió el destino del Ecuador al despilfarrar el gran ingreso fiscal, producto del aumento del precio del petróleo, y, además, verse obligado a endeudarse a unos niveles inmanejables para poder mantener tan importante gasto social. El gobierno de Lenín Moreno, para revertir la grave situación financiera que heredó, sostuvo con firmeza tres líneas de acción: enfrentar la corrupción, establecer una política de austeridad y abrir un amplio diálogo con todos los sectores sociales. Su política económica tuvo una orientación neoliberal: reducción del gasto público, liberación del comercio, flexibilización de la ley del trabajo, apertura a la inversión, etc. Esa política no tuvo el éxito esperado porque la crisis económica mundial lo impidió totalmente.
Como afirmé anteriormente, es muy probable, de acuerdo con los sondeos de opinión, que el primer lugar en la elección de hoy lo gane la dupla Andrés Arauz-Carlos Rabascal de la alianza Unión por la Esperanza (UNES). Lo importante es saber quién será su adversario en la segunda vuelta. Creo que será la dupla Guillermo Lasso-Alfredo Borrero. Uno de los aspectos que más lo favorece es su amplia experiencia política. Guillermo Lasso ha realizado varias campañas electorales presidenciales siendo muy conocido nacionalmente. Su compañero de fórmula, Alfredo Borrero, es un médico prestigioso. La organización política que lo respalda ha considerado que su profesión puede ser tomada en cuenta por los electores ante la gravedad de la pandemia. La otra dupla con alguna posibilidad de alcanzar el segundo lugar es la de Yaku Pérez-Virna Cedeño del Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik. Sin embargo, es muy difícil que lo consiga. El Ecuador no es comparable con Bolivia, ya que los indígenas ecuatorianos constituyen solo 7% de la población. Sin embargo, hay que tener presente que su candidatura cuenta con un apoyo importante en sectores de izquierda por su destacada labor en defensa del medio ambiente.
Otras razones que me permiten vaticinar, empíricamente, lo que podría ser el resultado de esta elección presidencial para obtener el segundo lugar, están basadas en el conocimiento de algunos hechos tangibles que caracterizan el desempeño político de los que, a mi juicio, son los candidatos con mayores probabilidades. Guillermo Lasso, candidato del movimiento Creando Oportunidades (CREO) a quien considero con la mejor opción, se ubica en la centro-derecha. Ha logrado el respaldo del social cristianismo al obtener el apoyo del exalcalde de Guayaquil Jaime Nebot, líder de un sólido prestigio por haber continuado con éxito la transformación de esa ciudad iniciada por León Febres Cordero. Ese acuerdo político le va a permitir presentarse respaldado por un sólido bloque de toda la derecha ecuatoriana. Yaku Pérez tiene un importante apoyo entre las mujeres, estudiantes, ecologistas, etc. como consecuencia de su permanente lucha contra la minería y su defensa del medio ambiente. Su candidata a vicepresidente es una científica ambientalista guayaquileña, conocida en la academia, pero sin mayor trayectoria política. Ahora bien, todo dependerá del desempeño del candidato correísta Andrés Arauz, quien es, sin duda, el que tiene mayores posibilidades de triunfar en la elección presidencial. Tanto él como Pérez se disputarán electorados similares. Esa es justamente la fortaleza que observo en Guillermo Lasso, al contar con una derecha totalmente unificada. Espero que los ecuatorianos reflexionen y ejerzan su voto responsablemente.