La docuserie de HBO Allen vs Farrow acaba de estrenarse. No obstante, ya provocó una considerable sacudida en el controversial caso. El programa aporta nuevos datos al escándalo, que siempre ha sido motivo de opiniones encontradas. ¿Habrá evidencia inédita que mostrar?
Aunque era previsible, el escándalo que ha provocado el primer capítulo de la docuserie de HBO Allen vs Farrow sorprende por su magnitud. En especial, cuando no se esperaba que mostrara nuevos datos sobre el publicitado caso. No obstante, el programa dirigido por Kirby Dick, Amy Ziering y Amy Herdy aporta una dimensión más profunda sobre lo ocurrido. Las repercusiones no se han hecho esperar.
La transmisión trajo inmediatas consecuencias. Primero, un comunicado público de Allen y su esposa Soon-Yi Previn, hasta declaraciones de Mia y Dylan Farrow. En medio del torbellino mediático, el caso está de nuevo en el centro de la atención pública. Y razones no faltan. Los directores del documental obtuvieron acceso a 60 cajas de archivos del caso, que hasta ahora no habían sido revelados. El material permaneció en la oficina de uno de los abogados de Farrow durante casi 20 años.
El documental no solo muestra la ingente cantidad de información, sino que analiza paso a paso. El resultado es una perspectiva por completa distinta del muy notorio y debatido enfrentamiento entre la ex pareja. Pero en especial, sobre el caso de abuso del que se acusa al cineasta de 85 años de edad. El programa incluye desde metraje de video casero, hasta un testimonio grabado por Mia Farrow de Dylan detallando el abuso que sufrió.
Woody Allen ha negado sistemáticamente todas las acusaciones de abuso sexual y conducta inapropiada contra su hija, de ahora 35 años. Incluso, en sus memorias da su propia versión sobre el tema. Sin embargo, a la luz de la nueva información, el panorama se ha hecho más turbio. “Durante mucho tiempo he intentado dejar las cosas claras”, dice Dylan en los momentos iniciales del primer episodio de la docuserie “No importa lo que creas que sabes, es solo la punta del iceberg”.
Una historia compleja
Mia Farrow, de 76 años, insiste en el documental que su relación con Allen es “el gran arrepentimiento de mi vida” y habla por primera vez en cámara, de sus sentimientos sobre lo ocurrido. “Que es mi culpa. Traje a este chico a nuestra familia”, insiste. La frase resume un enfrentamiento que ya alcanza los casi treinta años, convertido en uno de los escándalos más duros del mundo del espectáculo.
La batalla legal comenzó el 5 de agosto de 1992, cuando Dylan Farrow confesó a su madre que había sido agredida sexualmente por su padre. Al mismo tiempo, la familia Farrow afrontó que Allen sostenía una aventura con una de las hijas adoptivas de la familia, Soon-Yi Previn, que entonces era estudiante de primer año de la universidad. Allen y Previn, de 50 años, se casaron en 1997 y aún siguen juntos.
La mayoría de la prensa, asumió que las acusaciones de Farrow tenían relación con la separación. Hubo acusaciones de violencia, maltrato e incluso negligencia en el cuidado de los niños de parte y parte. La situación se tornó confusa y la prensa se obsesionó con cada pormenor público. En especial, la relación de Allen con Previn. Finalmente, el cineasta demandó a su ex pareja en Nueva York por la custodia de Dylan y perdió el caso.
La situación se convirtió en una lucha legal y pública entre el descrédito y los señalamientos mutuos. Allen insistió una y otra vez en que jamás había tocado a su hija. Farrow afirmó en lo contrario, apeló sentencia y logró una investigación en la que no se pudo demostrar la culpabilidad del realizador. En 2014, Dylan habló públicamente por primera vez con una carta abierta que publicó en el blog de The New York Times de Nicholas Kristoff. En el documento hablaba sobre su trauma, cómo le afectó de por vida y la manera en que era percibida por el público.
El caso contra el director volvió a estar en medio del debate sobre la justificación de conductas violentas de figuras públicas poderosas, luego de que Dylan fuera apoyada por el movimiento #MeToo. En el último lustro, Allen enfrentó todo tipo de acusaciones y el rechazo de buena parte del mundo del entretenimiento. Al mismo tiempo, uno de los hijos adoptivos de Mia Farrow, Moses, salió al paso para declarar públicamente que su madre mentía al acusar a su expareja. Moses, que en la actualidad ejerce como terapista, escribió un artículo en su blog personal en el que aseguraba haber estado en la casa de Connecticut en la que según Farrow ocurrieron los hechos. Como si no fuera suficiente, insistió en que Dylan nunca estuvo a solas con Allen y que era testigo que “ningún hecho parecido” al descrito por Dylan había ocurrido.
Luego del estreno de la docuserie, Allen y Soon-Yi Previn criticaron la producción como “una pieza de mala calidad” y señalaron el acuerdo de producción existente de HBO con Ronan Farrow, según un comunicado emitido el domingo por la noche.
“Como se sabe desde hace décadas, estas acusaciones son categóricamente falsas. Varias agencias las investigaron en ese momento y encontraron que, independientemente de lo que se le haya hecho creer a Dylan Farrow, nunca se había producido ningún abuso. Lamentablemente, no sorprende que la cadena que transmite esto sea HBO, que tiene un contrato de producción permanente y una relación comercial con Ronan Farrow. Si bien esta pieza de mala calidad puede llamar la atención, no cambia los hechos”.
Según la versión de Woody Allen, Mia Farrow manipuló a Dylan hasta convencerla de una inexistente agresión sexual. De hecho, ha sido su explicación a los recuerdos detallados de su hija. No obstante, tanto Farrow como la propia Dylan, aseguran que el abuso ocurrió y de forma reiterada.
Nuevas revelaciones: el caso visto desde un ángulo nuevo
Allen vs Farrow muestra puntos nuevos con respecto a lo ocurrido y que, sin duda, dan un viraje a la información disponible. Según la docuserie, lo trascendido hasta ahora al ámbito público solo muestra una versión parcial del caso. El documental muestra en el comportamiento previo de Allen y en especial, la obsesión que, al parecer, demostraba por su hija.
Mucho antes de que Allen fuera acusado públicamente de abuso, su relación con Dylan preocupó a varios de los conocidos de la familia. Casey Pascal, la amiga de toda la vida de Farrow, recuerda el comportamiento de Allen con Dylan cuando ella tenía solo 2 años. También insiste en que el director tenía una actitud posesiva y extrañamente obsesiva, con su hija.
La misma Dylan describe recuerdos sobre las horas que pasaba abrazada con su padre en la cama, ambos vistiendo solo ropa interior. “Simplemente envolvía su cuerpo a mi alrededor de manera muy íntima”, recuerda. Por su parte, Mia Farrow alega que a veces encontraba a Allen arrodillado frente a Dylan con la cabeza en el regazo de la niña. “Empecé a sentirme más como un policía. ¿Voy a entrar y ver algo que no debería estar sucediendo?”, confiesa y añade que siempre presumió que se trataba de un “comportamiento inocente”.
Una nueva mirada al aspecto psicológico
Uno de los puntos más debatidos del caso es la opinión de psicólogos que insisten en que Dylan pudo ser manipulada por su madre. De hecho, es la tesis que sostiene Allen y también su hijo Moses. En el programa, Farrow ofrece su versión. Las preocupaciones por el comportamiento de Allen con Dylan provocaron que un psicólogo – cuyo nombre permanece en el anonimato – advirtiera a Farrow que algo “estaba mal”. La actriz insiste que solo entonces admitió que algo ocurría. Poco después, Allen accedió a ver un terapeuta.
También hay críticas sobre la contraofensiva en relaciones públicas de Allen. Ronan Farrow critica a la publicista de toda la vida de Allen, Leslee Dart, por usar el historial clínico de su hermana como prueba de la inocencia del cineasta. De hecho, Variety publicó la semana pasada las declaraciones de Dylan Farrow, que insiste en que “la verdad no puede cambiarse” (en respuesta al comunicado de Allen) y que, de hecho, nunca ha mentido.
La salud mental y las pruebas a las que se sometió a Dylan han sido motivo de escándalo desde el comienzo del litigio. La publicista usa como pruebas contra la versión de Farrow un informe de 1993 de la Clínica de Abuso Sexual Infantil del Hospital Yale-New Haven. La conclusión de los expertos fue que Dylan nunca fue abusada sexualmente.
No obstante, las tácticas utilizadas por los investigadores del instituto son duramente criticadas en el documental por expertos en abuso infantil. Varios insisten que fueron “extremadamente invasivas y perturbadoras para un niño de 7 años”. Dylan sufrió presión, largos interrogatorios e incluso fue entrevistada en nueve ocasiones distintas.
Según Ronan Farrow, la táctica de Allen y su equipo de publicistas está enfocada en desacreditar a Dylan. “Así es como se puede atacar la credibilidad de esta mujer. Convencer que a una víctima se le puede “lavar el cerebro” o algo semejante”, asegura el periodista en el documental. Farrow, convertido en un pilar del movimiento #MeToo, luego de liderar las extensas acusaciones contra Harvey Weinstein, admite que le llevó tiempo asimilar lo sucedido con su hermana.
Farrow solo comprendió la magnitud de lo que Dylan había sufrido, luego de escuchar su versión de lo ocurrido en el ático. Al final, el coraje de Dylan ayudó a alimentar la determinación de su hermano al exponer a Weinstein. Gracias al reportaje de Farrow, el magnate del cine fue condenado en marzo de 2020 a 23 años de prisión por cargos de violación y agresión sexual.
Al final ¿la verdad?
No está muy claro qué ocurrirá a partir del estreno del documental de HBO. Lo que sí es evidente es que la percepción sobre la culpabilidad que rodea a Allen no será la misma. En especial, luego de que el programa analiza uno de los puntos más controvertidos del caso. ¿Por qué no hubo un juicio contra Allen?
La docuserie incluye un encuentro entre Dylan Farrow y Frank Maco, el fiscal de Connecticut que tomó la decisión de no presentar cargos contra Allen. ¿El motivo? El propio Maco lo deja claro. No se trató de la falta de una causa probable, sino la intención de evitar a Dylan el dolor de tener que testificar en el tribunal. En una conversación entre lágrimas grabada en 2020, Dylan expresa su agradecimiento a Maco por evitarle “el circo” de un juicio, pero también añade que habría querido “tener un día en la corte” en ese entonces. Maco también admite que se trató de un error.
“Yo tomé la decisión. ¿Me lo pienso? Por supuesto”, dice en cámara “Entre tantos casos de abuso sexual que he intentado (llevar a corte) ¿cuál es el que me acompañará por el resto de mis días? Mi decisión en esta investigación”.
Por ahora y todavía con tres capítulos por transmitirse, es evidente que la docuserie tendrá considerables repercusiones. ¿Para quién? Solo resta esperar.
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