“No es la salida del puerto,
Sino la llegada, lo que determina
El éxito de un viaje”.
Henry Ward Beecher.
Un gran amigo de mi padre, recientemente me instó a contribuir a hacer más decente la política. Le respondí: No soy político de oficio. Solo me miró y me dijo, eso no importa, una gran nación la construyen los hombres con principios y en este estado Portuguesa han nacido muchos. ¡Hágalo! Hoy comenzaré.
Sin duda el pulcro comportamiento del Dr. Jesús María Casal. Abogado, docente, constitucionalista y presidente de la Comisión Nacional de Primaria, es una referencia según me narró algún día en el pasado mi padre. No es común conocer en estos tiempos a un hombre directo, cumplido y de honesto proceder. También tiene otras virtudes. Una constancia única, una disciplina envidiada y la exacta visión de la misión y la responsabilidad que tiene para con todos los ciudadanos de este país y para con el futuro de su nación.
Debo necesariamente expresar mi admiración y respeto por Jesús María. Podría definirlo como un buen político, si en estos tiempos no tuviese tan devaluado ese calificativo. Puedo afirmar que es para mí un bueno amigo, los representantes de la descendencia de los prístinos apellidos acarigüeños, no tenemos que interactuar con gran frecuencia para admirarnos y respetarnos.
No tengo trayectoria como activista político partidista. Siempre fui un boy scout en mi filosofía de vida, en mi proceder y en mi profesión. También he sido un lector impenitente. Quizás mi cierto virtuosismo en la narrativa y en la retórica logró que me destacara socialmente.
Por iniciativa del Dr. Edgar Rivero, rector de la UPEL, formé parte gerencial del FAVL. Ese movimiento fundado por la rectora Cecilia García Arocha, los padres Ugalde y Virtuoso, y ese ejemplar psicólogo, doctor en Ciencia Política, profesor titular de la Universidad Simón Bolívar y Universidad Católica Andrés Bello que resultó ser Ángel Oropeza, cuya misión era apuntalar la vapuleada dirigencia política post-2015, y previa a la figura del presidente interino.
Esa iniciativa fue motor fundamental por la que renacieron las organizaciones políticas y las luchas sociales reivindicativas. También fue un incentivo para que la sociedad civil organizada, los gremios profesionales, los sectores productivos, los sindicatos y la dirigencia estudiantil, se unieran en una especie de cruzada al unificar esfuerzos por el rescate de nuestros principios y valores constitucionales.
¡Fue un éxito!, desgracia que hizo renacer en minutos, esa feria de egos y vanidades que desfilaron en la pasarela del carnaval político. Arrancada de caballo y parada de burro, decimos en el llano. Punto y aparte. Tenemos una nueva esperanza con las primarias.
El Dr. Jesús María Casal, presidente de la Comisión Nacional de Primaria, no cae en provocaciones. Con sabiduría mantiene la sindéresis y el equilibrio como para demostrarnos a todos, que a pesar de las tempestades, del maniqueísmo del poder, de tantos intereses ocultos y las insinuaciones de tanto arlequín hedonista camuflado. Mantiene el carácter del docente que enseña, que ejemplariza con elegancia y pedagogía, la pulcritud del héroe indoblegable. El profesor con principios. El modelo del ser humano que deseamos ser.
Quienes creemos en la democracia civil, y en el liderazgo colectivo, tenemos infinita confianza en él. Un buen capitán siempre navega a puerto seguro. Viene a mi memoria una frase de Teodoro Petkoff: ¡Estamos mal, pero vamos bien!
Ti auguro buona fortuna per tutte le tue future imprese. Para buen entendedor, pocas palabras bastan.
@CarluchoOjeda
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