OPINIÓN

El doctorado honoris causa de Virginia Betancourt Valverde

por Ramón Escovar León Ramón Escovar León

Foto Ramón Escovar León

Según el diccionario de la Real Academia Española, el doctorado honoris causa es un título que otorgan las universidades a personas destacadas por sus méritos excepcionales. Esta distinción suele reservarse a ciudadanos con obra significativa en lo intelectual, universitario, institucional o personal. Es el caso de Virginia Betancourt Valverde, a quien la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) le otorgó este reconocimiento el pasado 29 de febrero.

Virginia Betancourt Valverde recibe el doctorado al amparo de sus indiscutibles méritos ciudadanos, institucionales, familiares, intelectuales y personales. Un aporte suyo de gran significación fue la creación del Sistema Nacional de Bibliotecas e Información de Venezuela (SINASBI) para asegurar la preservación y acceso a la memoria nacional impresa y audiovisual. Este sistema es un referente para otros países de América Latina. Asimismo, ha sido una vigorosa promotora del hábito de la lectura entre los venezolanos de todas las edades, especialmente de los niños. Desde el Banco del Libro impulsó la construcción de salas de lectura infantil y el establecimiento del Día del Libro para destacar la significación del libro en la vida nacional. De todo esto dejó constancia, tanto la Academia de Ciencias Políticas y Sociales –en comunicación enviada a Virginia Betancourt Valverde– como la Academia Nacional de la Historia en Acuerdo de su Junta Directiva (https://www.anhvenezuela.org.ve/2023/11/27/acuerdo-de-la-junta-directiva-academia-nacional-de-la-historia). De esta manera, estas dos corporaciones académicas celebran la acertada decisión de la UPEL.

El incansable trabajo de Virginia Betancourt Valverde se extiende a la Fundación que lleva el nombre de su padre, en cuya sede (Quinta Pacairigüa) se encuentra el archivo y la biblioteca de Rómulo Betancourt, el estadista y líder fundador de Acción Democrática que contribuyó a construir los cimientos de la democracia venezolana. La Fundación en unión a la UPEL realiza cada año un Diplomado de Historia Contemporánea de Venezuela, guiado por altos niveles de excelencia. El programa se inicia en el año 2008 en el marco del centenario del nacimiento de Rómulo Betancourt, con el propósito de enfrentar la campaña de distorsión de la verdad histórica que ejecutaba (y sigue ejecutando) la revolución bolivariana. Ya la historia no es lo que en verdad ocurrió ni lo que aprendimos en nuestros estudios, sino lo que afirma la propaganda revolucionaria, salpicada del dogmatismo ideológico y sectarismo político.

Los hechos históricos ocurridas antes de la llegada de Hugo Chávez al poder son alterados arbitrariamente; a lo que no escapa el rostro de Simón Bolívar. La mezquindad y la intolerancia se convierten en moneda de cuenta en este proceso de distorsión de la historia. Ejemplo de ello es el cambio de nombre al Parque del Este: deja de llamarse Rómulo Betancourt para llevar el nombre de Francisco de Miranda. Es que no puede haber símbolos ni referencias que recuerden a los grandes lideres civiles de nuestra historia contemporánea.

Esta tergiversación de la historia fue denunciada por notables historiadores. Manuel Caballero lo hizo sin tapujos en su discurso de incorporación a la Academia Nacional de la Historia en 2005.La Fundación Rómulo Betancourt y la UPEL dan respuesta a esta situación con el mencionado diplomado y con los once “Cuadernos de historia contemporánea de Venezuela” que se han publicado hasta el presente. Un trabajo de gran calado liderado por Virginia Betancourt Valverde y por el filósofo Iván Castro.

El estudio y comprensión de la historia es fundamental para quienes desean ejercer papel de liderazgo político. Es conocido que Rómulo Betancourt se leyó en su exilio de Costa Rica los quince tomos de la Historia contemporánea de Venezuela de Francisco González Guinán. Decía Betancourt que esa lectura era necesaria para poder ser presidente de Venezuela. Sea como fuere, el estudio y comprensión de nuestra historia permite apertrechar a los venezolanos de los conocimientos necesarios para no dejarse confundir con la propaganda y la mentira. De ahí que la promoción de los estudios de historia de Venezuela es otro indiscutible mérito de Virginia Betancourt Valverde.

Por último, no puede pasar inadvertido que Virginia se caracteriza por la probidad, el coraje, la vida sencilla, el trabajo incansable, la inteligencia, la solidaridad y el compromiso con Venezuela que también fueron los rasgos de su ilustre padre.

El doctorado otorgado a Virginia Betancourt Valverde por la UPEL permite honrar, como se merece, a esta gran venezolana y los valores que representa.