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El discreto misterio de la antipolítica

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Seamos realistas, pidamos lo imposible

Consigna del Mayo francés

En un tiempo, la alergia con el antisemitismo era tal que si alguien criticaba lo mal que se desempeñaba alguien tocando piano y el pianista era judío, de inmediato estallaba una alarma: ¡otro antisemita, qué horror! La antipolítica ahora se ha vuelto como un comodín, sirve para todo, para excusar las malas políticas y la actitud tranquila de cierta oposición que no entiende que las dictaduras no salen con buenas maneras, con tratados diplomáticos. Quizá los tratados vengan después de la expulsión de las dictaduras.

A mucha gente se le ha olvidado o simplemente no quiere recordar que a Chávez lo atornillaron en el poder varios factores. El principal de ellos fue el descuido del estamento político en vigilar al estamento militar, exceso de ingenuidad y de confianza. Así mismo, la gran ignorancia sobre las materias económicas del estamento político, que para nada entendía que al finalizar el gobierno de Lusinchi, que no habían reservas internacionales y que había que introducir reformas favorables a la economía de mercado y a la competitividad. También partidos tradicionales como AD y Copei con el intento de golpe de Estado de Hugo Chávez y sus acólitos, demostraron que sus seguidores no se mostraban entusiasmados en defender la democracia. El propio discurso del fundador de Copei, Rafael Caldera, en tiempo real mientras se desarrollaba la asonada militar, denunciaba sin tapujos a la democracia. Por si fuera poco, se había formado un grupo autollamado como los notables que alababan a sottovoce la intentona golpista, formado por Arturo Uslar Pietri, Ramón Escovar Salom y Ernesto Maíz Vallenilla, además del expresidente Rafael Caldera. Los cuales a pesar de la sabiduría de la que presumían se habían también olvidado de que ya la renta petrolera se había agotado precisamente en el gobierno de Luis Herrera Campíns. Y por último, como dicen algunos «last but not the least«. la clase empresarial que por la negativa del BCV de honrar las cartas de crédito, y la apertura al comercio internacional se dedicó a conspirar contra el segundo mandato de CAP. Para entender esto eficazmente, basta leer el rosario de disparates constituido por las 125 recomendaciones del Consejo Consultivo de la Presidencia, hecho para matar doctrinariamente al programa de reforma estructural y ajuste coyuntural emprendido por el gabinete económico del segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez.

Ahora bien, la longevidad del régimen persiste porque se ha convencido a la ciudadanía común que la libertad nos la van a proporcionar desde afuera sin pagar algún costo, cuando otros países que se han sacudido de dictaduras menos inclementes con grandes luchas: El Salvador, en Argentina, etc. También los actuales dueños de la política opositora creen que el gobierno castro-madurista es como una dictadura derechista verbigratia la de Pinochet que le hace caso a su imagen en el exterior. O como la de Franco, quien apenas se murió se instaló una democracia parlamentaria, recordemos que cuando Chávez saludó al mundo como dicen los chinos, no pasó nada, todo siguió igual.

En este sentido, las dictaduras comunistas tienen sus siervos y piezas en todos lados del mundo; hoy por hoy, todavía algunos creen que el hambre en Cuba es producto del bloqueo norteamericano, lo que pasa es que los ñángaras aspiran a que Estados Unidos les ayude a construir el comunismo y en eso el llamado Tío Sam es un tipo duro de convencer. Con la Mesa de la Unidad Democrática, coordinada por el “tory” Ramón Guillermo Aveledo, se perdieron años, viajando por Estados Unidos y Europa, sin atreverse a denunciar al gobierno como dictadura inspirada en los principios marxistas al ser apoyada directamente por Cuba. Guaidó va por el mismo camino, y ha nombrado a ciertas personas como embajadores en algunos países. Y como siempre, se niegan a aceptar críticas, a todo el que los critique le endilgan el mote de la antipolítica, como si uno rechazara comer alimentos en mal estado y fuese acusado de ser antialimentos, o si uno al quejarse de los monopolios establecidos por el favoritismo del régimen lo acusen de ser enemigo de la economía de mercado. Ya a Guaidó lo están marchitando algunos escándalos, como el que obligó al doctor Humberto Calderón Berti a renunciar a ser su embajador en Colombia. Pero quizá el factor que quizá más pesa en su contra es que todos los partidos de la oposición oficial son socialistas, unos socialdemócratas como AD, Copei, Voluntad Popular, Primero Justicia; otros como el MAS de orientación filo-marxista, apenas sale por ahí Vente Venezuela que se atreve a enarbolar las consignas favorables de la economía de mercado, y el rechazo a diálogos que le den oxígeno al régimen madurista. Las grandes marchas que otrora molestaban a la tranquilidad del gobierno han desaparecido, no ha sido la “antipolítica” la que las ha frenado, han sido los directores o “dueños” de los sempiternos partidos que integran la oposición de Guaidó. El ataque gubernamental a El Nacional deja ver hasta dónde llega la fortaleza de la dictadura.

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