OPINIÓN

El dinero no basta

por Armando Martini Pietri Armando Martini Pietri

apagón

Es importante frente a lo inadvertido. Sin embargo, hay otros elementos significativos en la vida: alegría, espacio para el desarrollo personal y armonía social. La Declaración de Independencia de Estados Unidos, primera democracia liberal del mundo, enunció como ejemplos destacados el derecho inalienable a la vida, la libertad y búsqueda de felicidad. Muchos rechazan la obsesión por el aumento del ingreso como intención central de las políticas públicas; no obstante, propósitos como la excelencia educativa, buena salud y posibilidad de disfrutar, son de igual o mayor importancia.

El régimen se pegó un gran susto, aterrador sobresalto, cuando en su empeño de mantener al bolívar fuerte se zarandeó, estremeció como terremoto de alta intensidad; y el dólar se disparó sin control, frente a la unidad imperialista, sazonado por susurros y rumores.

La novela continuará hostigando. El Estado no posee reservas para sostener una moneda en la cual nadie cree ni tiene confianza; y el régimen desconoce cómo reparar errores cometidos, a lo largo de años de torpeza e incompetencia, corrupción y robo a mansalva. El presidente habla de recursos que traería de una nación arruinada, enredada en absurda y costosa guerra en la cual está empantanada, Rusia. Los chinos quieren negocios, se aprovechan de la urgencia venezolana pero también de las oportunidades. Sin dinero para financiarlas, no hay interés, ni siquiera en diminuta parte.

La generación y suministro eléctrico es un ejemplo que, en Venezuela con algún azar, avanzaba en combinación de accionistas privados que obtenían dividendos, las acciones de la Electricidad de Caracas eran de las mejores inversiones para los ahorristas, y Cadafe, la estatal que divulgó nacionalmente el servicio, pero sin obtener beneficios. Se decía en aquellos tiempos que donde llegara mejoraba la comida; se comenzaba a disfrutar de la refrigeración.

La irresponsabilidad oficialista y de los sumisos pero codiciosos cómplices cambió esa historia, arrebató la electricidad de los ahorristas, y fundió la costosa pero eficiente empresa estatal en una sola corporación, Corpoelec, que no ha producido un centavo; por el contrario, ha presentado cada vez más fallas. Los apagones son habituales, por si fuera poco, genera corrupción y derroche incalculable, de una población a la cual no mejoró, sino que empeoró sus problemas. El PSUV asegura que ahora sí, con la multinacional alemana Siemens, el caos eléctrico se resolverá. Sin explicar cómo y de dónde surgirán los recursos financieros para semejante tarea, a menos que tenga resuelta la entrega del servicio, asignación de cobros, potestad sobre tarifas y suministro.

Es una muestra de tanta ineptitud, incapacidad e impericia, además de corrupción como políticas de acción de un Estado que, tras demasiado equivocarse, manipular excesos y descuidos financieros como forma de actuar, pretende milagros para frenar su desmoronamiento.

No basta tener dinero, son muchos los acaudalados eficientes y millonarios que se arruinan, lo que cuenta es la forma de pensar, donde estilos como el castro-chavista están vacíos, equivocados y demostradamente inservibles. El dinero no hace la felicidad, pero si falta, crea infelicidad. Puede proporcionar tranquilidad cuando los gastos necesarios están cubiertos.

No se trata de construir utopías, sino de aprovechar lo positivo para impulsar cambios en la dirección apropiada. Venezuela, está llena de oportunidades que defectuosas instituciones públicas, carentes de independencia, impiden aprovechar. Se podría prosperar si miráramos desde la perspectiva del prójimo, bajo la regla del respeto, en la cual, mi derecho termina donde comienza el tuyo. No seamos hipócritas, patanes, jueces ineptos del prójimo, y ciegos con lo propio. ¡Qué mala es la envidia!

La educación es aprendizaje de normas de convivencia y cultivo de inclinaciones personales. Pero en los últimos tiempos la acumulación de fortuna luce como el ideal prevalente. Encontrar un camino diferente, que abra espacios para el sentido a la vida; sendero tortuoso, atiborrado de aberraciones y desvaríos, es de alarma que aflore el individualismo desmedido.

Para gobernar con principio y ética, responsable, buenas costumbres y sacar el país adelante en lugar de hundirlo, hay que rendir cuentas, cultivar la educación, adquirir sólida cultura, saber utilizar la ciencia y tratar de obtener sabiduría, que tal vez tengan de modo innato, personas sencillas que no se obcecan con prepotencia y soberbia.

Nadie se lleva patrimonio a la tumba, pero de la vida dedicada a la construcción de armonía, concordia y avenencia queda siempre el recuerdo.

@ArmandoMartini