María Corina Machado estaba destinada a ser presidente desde el mismo momento que ganó las elecciones primarias de la oposición. Mucha gente estaba esperanzada en que ella llegara; y por fin llegó, porque en torno a ella se unieron muchos factores, muchos grupos y sobre todo el pueblo llano, que vio en ella la salvación del país, la reunificación de la familia, el regreso de los millones de venezolanos desplazados, la conquista de la justicia y de la libertad.
Después de las primarias se produjo una gran alianza, un frente único de la oposición que solo se había logrado en 1958 cuando los partidos políticos, sus líderes y la sociedad civil coincidieron para salir del otro dictador. También esta vez, los dirigentes firmaron un código de conducta de apoyo, respeto y acatamiento a los resultados; presentándose así como una alternativa mejor al régimen. Los venezolanos habían cambiado, Venezuela había cambiado y María Corina estaba preparada para conseguir los cambios que todos exigían.
El primer paso fue lograr que las elecciones primarias se realizaran, a pesar de todas las trampas del régimen y de Maduro para obstaculizarlas. Aunque la Comisión Nacional de Primarias (CNP) aceptó la asistencia del CNE, se consiguió preservar la identidad del elector. Sin embargo, la oposición tuvo que realizar un arduo trabajo para desmontar ese chantaje del régimen, construir confianza, generar un liderazgo confiable y una colaboración masiva. La respuesta fue una gran movilización, entusiasmo, organización y una enorme participación de todos los venezolanos de bien. Las primarias sirvieron para construir una gran fuerza ciudadana que se enfrentó al CNE y aseguró condiciones competitivas en las elecciones del 2024.
Venezuela había cambiado después de 23 años de saqueo, de robo y de la mayor expoliación de su historia Y también los venezolanos habían cambiado, producto de la desesperación, del hambre y de la desunión de la familia. Más de 7 millones de venezolanos desplazados, huyendo de esa tragedia, buscando comida y libertad, provocó un anhelo de cambio. Reconocieron que las elecciones presidenciales de 2024 eran una lucha espiritual entre el bien y el mal, entre el pasado y el futuro, como la tragedia contada por Rómulo Gallegos en su novela Doña Bárbara. (“Entre la barbarie y el progreso”, Juan Marcos Colmenares, www.analítica.com).
Al día siguiente se inició la reconstrucción y desarrollo de la economía, después de la devastación sufrida en los últimos años. Por las fronteras, puertos y aeropuertos, comenzó una gigantesca operación humanitaria: empezaron a llegar alimentos, insumos y equipos médicos, repuestos y maquinarias. Algo parecido al Plan Marshall que rescató a una Europa destruida por la II Guerra Mundial. Venezuela había perdido 80% de su infraestructura química y petrolera; 75% del sector industrial, debido a las expropiaciones y expoliaciones del chavismo; y más de 50% del sector alimentos, por la corrupción y falta de políticas eficientes.
El plan de reconstrucción fue una iniciativa del mundo democrático y un apoyo muy importante para desarrollar el plan “Venezuela Tierra de Gracia”, propuesto por VENTE VENEZUELA: Libre desarrollo del individuo, estado al servicio del ciudadano y economía de libre mercado; respeto irrestricto a la propiedad privada y estímulo al emprendimiento.
El objetivo económico fue convertir a Venezuela en la economía más abierta y competitiva del mundo. Crear una sólida infraestructura y una alta inversión en investigación y desarrollo. Establecer un ambiente favorable para el crecimiento económico a través de incentivos fiscales y financieros, así como políticas comerciales y de inversión flexible. Convertir a Venezuela en uno de los principales centros energéticos del mundo; pero también lograr un objetivo político, al frenar la expansión del socialismo del siglo XXI y el comunismo en América Latina.
Se logró reactivar un proyecto que alguna vez se planteó, pero que nunca se materializó: American Airlines estableció en Maiquetía un centro de operación de vuelos (hub) para toda América Latina, similar al que existía en Miami. Cientos de vuelos de toda la región llegaron al litoral central venezolano, para hacer conexiones entre el norte y el sur de nuestro continente. Unos 40 vuelos diarios entre América del Sur y Miami, movilizaban 20 millones de pasajeros al año. Todo el Litoral Central se transformó al convertirse en una zona donde los pasajeros aprovechaban la escala para hacer turismo y disfrutar de sus playas, con su consiguiente impacto en inversión, empleo y calidad de vida.
Nuestro propósito aquí es tratar de crear conciencia de todas las cosas extraordinarias que le pueden ocurrir a un país si cuenta con un gobierno y las instituciones adecuadas. Estamos frente a un futuro promisor que es posible y que vamos a hacer posible.
@JMColmenares
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