Aunque parezca increíble, después de Gettysburg, de Waterloo, de Normandía, después de Carabobo, Ayacucho y Bomboná. Aún después de bombas nucleares, terremotos, coronaciones y caídas de tiranos, el sol, la gravedad y el planeta continuaron sus funciones. Los ganadores prosiguieron o iniciaron la administración, vil o virtuosa del poder, los perdedores, malos o buenos, se vieron en la necesidad de innovar, de reinventar o de ceder a nuevos ímpetus creadores.
Aunque a veces pareciera, no somos piedras, árboles o montañas, no somos inalienables, tampoco lo pueden ser nuestras convicciones, nuestros deseos o esperanzas. Es absurdamente fácil creer por modas, apoyar una empresa política por lo sencillo que resulta repetir, absolviéndote de sentir el peso de una responsabilidad más allá del voto. Pero tú, siendo un cabal ciudadano o hasta un escombro social, tienes deber y derecho a ser algo más que un voto, tienes la responsabilidad de pensar más allá de Maslow y las necesidades básicas con las que vapulea el comunismo asqueroso.
Así que, avanza paisano, avanza sobre las ruinas de una revolución de miseria y el lodazal de partidos políticos de oposición tradicional, copartícipes en el flagelo de Venezuela. Avanza sin depender de salvadores, caudillos o mesías, avanza, reacciona y cumple con la sagrada misión de ser útil. El lunes 29 de julio sé parte activa en la creación de nuevas opciones, de respuestas, de compromisos, sin importar el resultado electoral. Vive, sal y sé la mejor opción de ti mismo. De eso dependemos todos.