Superar la hegemonía despótica y depredadora que impera en el país, al tiempo de abrir camino a la reconstrucción de la patria, es el gran desafío nacional. No de una parcialidad o de un sector. No. Del conjunto de la nación.
Se acaba de realizar un paso importante a través de las primarias. Con todas las limitaciones del caso, el rechazo al poder establecido fue masivo. Y fue sólo la punta del iceberg, como bien se ha declarado. Tal expresión popular fue pública y notoria. No se puede tapar el sol con una «sentencia».
El clamoroso triunfo de María Corina Machado le da fuerza y legitimidad a su liderazgo. Muy merecido por su valiente constancia. Pero delante hay un camino culebrero que ya empezó a soltar veneno.
Para Maduro y los suyos lo único importante es continuar donde están. A costa de lo que sea. Nada de esto es nuevo, pero debe repetirse la denuncia.
La hegemonía no será superada con acuerdos que llueven sobre mojado. Lo será con la firmeza de la nación al defender sus derechos consagrados en la Constitución.
La catástrofe humanitaria obliga. Es un deber de los más diversos ámbitos el apoyar la necesidad de cambio: la superación del presente y la reconstrucción del país.
El desafío nacional tiene que impulsar la conciencia de cambio y la participación comprometida. El desafío nacional es una exigencia de Venezuela.
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