A Claudio Nazoa
Insisto en mi ánimo orientador, y esclarecedor, si se quiere, y por ello mi nota de hoy persigue establecer esos hechos o creencias, que en realidad son leyendas urbanas demasiado increíbles para ser ciertas. También me referiré a frases atribuidas a personas que nunca las pronunciaron, pero que no dejan de circular de boca en boca. Incluiré, además, algunos de los mitos que forman parte de nuestro imaginario colectivo y se resisten a morir, aunque poco tengan que ver con la realidad, y que en muchos casos provienen de la maldad de la gente que los divulga, o de la mezquindad de sus difusores. De allí la conveniencia de describir todos los actos, formas y descripciones que permitan tener en claro las verdades, los mitos y las inexactitudes. «Sembrar el petróleo» fue la frase que titulaba un célebre artículo de prensa aparecido en 1936. Su autor –del artículo– fue el novelista y político Arturo Uslar Pietri.
Pero tal frase es del brillante economista andino de padres italianos Alberto Adriani, quien la incluyó en su “Proyecto de país cuando muera el tirano J. V. Gómez”, pensado en su formación en el exterior, entre estudios y diplomacia con la tradición familiar de la agricultura.
La frase: «Mientras más conozco a los hombres, más quiero a mi perro» se la atribuyen a Byron, a Hitler y a Carlomagno. Pero el asunto va más atrás.
Diógenes de Sínope (412-323 a.C.), filósofo griego que vivía dentro de un tonel, dijo: «Cuanto más conozco a los hombres, más quiero a mi perro».
Y añadió: «Abre la puerta a ese perro, cuídale, aliméntale y trátale con cariño. Él te dará lo que jamás ningún humano sería capaz de darte».
«No es lo mismo estar jodido que estar jodiendo» nunca lo dijo Camilo José Cela. En 1977, el Senado debate el proyecto de Constitución remitido por el Congreso y el senador por designio regio Camilo José Cela y Trulock se duerme.
El presidente Antonio Fontán logra hacerse oír por el durmiente y le señala que está dormido. Una vez restaurada su consciencia, Cela asegura que no, que está durmiendo, pero no dormido. Fontán –catedrático de Latín– le replica: «¿Y no es lo mismo?». Y el gallego zanja: «Pues, no. Como no es igual estar jodido que estar jodiendo», ocurrencia recibida con grandes risas y narrada luego 100.000 veces. Pero en los 96 diarios de sesiones del Senado y de su Comisión de Constitución, que recogen lo dicho en 1978 y 1979, no hay nada de eso; ni siquiera el 17 de junio, día que se da como fecha del suceso. Sí se menciona que el señor Cela «está off-side» -se equivoca en puntos reglamentarios y cree que se le priva de hablar cuando, en realidad, no le corresponde-.
Ningún poemario de Andrés Eloy Blanco lleva por nombre “El Castillo de Puerto Cabello”, ninguno.
El poema «Muere lentamente» no es del poeta chileno Pablo Neruda. La escritora brasileña Martha Medeiros es la verdadera autora.
“¿Dónde queda Venezuela?” (El caso del texto de Rafael Cadenas que no escribió Cadenas) El verdadero autor es el periodista Golcar Rojas, quien lo publicó por primera vez en su blog el 17 de octubre de 2014.
Dice Golcar Rojas: “Originalmente no llevaba el epígrafe del maestro Cadenas. Era el título y mi texto. Pero, por esos días, el poeta andaba en Madrid y en una charla le preguntaron por Venezuela y él respondió: “¿Venezuela, Venezuela me hace falta?”.
“Cuando leí esa frase en un sitio web –dice Golcar Rojas– me pareció que encajaba perfecto en mi texto y lo agregué debidamente como epígrafe, entre comillas y con el nombre del autor debajo”.
La frase “vámonos compadre que pescuezo no retoña” no la pronunció Pedro Estrada. El 22 de enero de 1958 se reunieron altos jefes militares en la Academia Militar y conformaron una Junta Militar de Gobierno. Dicha junta pidió la renuncia a Pérez Jiménez, a quien su socio el general Luis Felipe Llovera Páez le dijo “vámonos compadre que pescuezo no retoña”.
José Artigas no dijo «Con la verdad no ofendo ni temo» sino «Con libertad no ofendo ni temo». Fue un error cometido por el golpista Hugo Chávez al citarlo, lo que llevó a creer que esto fue así.
«Una mentira mil veces repetida se convierte en una verdad indiscutible». Frase atribuida a Goebbels. Una minuciosa compulsa de los documentos pertinentes muestra que: a) nunca la referencia a Goebbels va justificada bibliográficamente. b) si se excluyen los 29 tomos de los diarios, descubiertos cuando ya la frase circulaba por el mundo, en ninguno de sus escritos canónicos Goebbels aparece haciendo suya esa frase; c) no hay rastros de tal frase en los principales estudios y biografías sobre Goebbels.
Es falso que el presidente Carlos Andrés Pérez fuera analfabeta, o solo bachiller. CAP cursó estudios de Derecho en la UCV y los abandonó cabalmente para ocuparse de la política. Fue presidente dos veces.
Igualmente, don Rómulo Betancourt, presidente de la Junta de Gobierno (1945-1948) y presidente de la República (1959-1964), estudió Derecho en la UCV, debiendo apartarse de las aulas universitarias para dedicarse –como se sabe– a la política. El presidente Betancourt dejó una profusa e interesante obra escrita. Venezuela, política y petróleo es de referencia obligada. Por algo se le conoce como “el Padre de la Democracia”.
Il Postino es una película italiana de 1994 basada en la novela Ardiente paciencia del chileno Antonio Skármeta. De modo que la frase “La poesía no es de quien la escribe, sino de quien la necesita” es suya, y no de Neruda.
«No estoy de acuerdo con lo que dice, pero defenderé con mi vida su derecho a decirlo», nunca lo dijo Voltaire. En ninguna de sus obras (m. 1778) aparece esta frase que tantas veces se le atribuye.
La frase “Quizás no comparto tus ideas, pero daría mi vida por defender tu derecho a decirlas” no es de Voltaire, sino de la biógrafa británica del autor francés, Evelyn Beatrice Hall, en el libro Los amigos de Voltaire que se publicó en 1906.
La autora británica, que firmó con el seudónimo de Stephen G. Tallentyre, recreó una falsa conversación con lo que pretendía mostrar las bases del talento y las ideas progresistas y liberales del ilustrado francés.
En ninguna parte de ningún poema, el poeta Andrés Eloy Blanco dice “cuando se tiene un hijo se tienen todos los hijos del mundo”.
En ninguna parte de su poema, Pérez Bonalde llama a Caracas “sultana del Ávila”, en ninguna parte.
“Los deditos de tus manos, los deditos de tus pies, uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez” es de origen anónimo.
La letra de “El loco Juan Carabina” la escribió Aquiles Nazoa. Simón Díaz le puso música.
La tonada “Sabana” no fue escrita por el maestro Simón Díaz, sino por José Salazar. Tío Simón le puso música.
Hay muchísimos más casos y ejemplos de mitos e inexactitudes, así como de frases, aforismos, poemas, discursos y artículos de opinión, incómoda, injusta e irresponsablemente atribuidos a personas que en realidad no son sus autores. Ha ocurrido con Leonardo Padrón, Laureano Márquez, Rafael Cadenas y más recientemente con Claudio Nazoa, a quien quiero, admiro y respeto. A Claudio se le ha atribuido la autoría de una supuesta carta dirigida a Benjamín Rausseo o Er Conde del Guácharo, de quien cabalmente Claudio es amigo. Y digo más, Claudio es su padrino artístico, fue quien lo presentó por vez primera en un escenario. Más allá de las consideraciones políticas y de las virtudes o defectos de los mencionados, como nos ocurre a todas las personas, resulta un despropósito detestable, de suyo castigos innecesarios poner en boca de Claudio lo que no ha dicho y en detrimento de Benjamín Rausseo lo que se afirma en la carta de espantosa redacción y deleznable contenido.
Conozco a Claudio Nazoa, sé de su estirpe, de su formación, de su talento y su sensibilidad. Por ello puedo dar fe de que nunca se prestaría a bajezas, a zancadillas ni a ninguna expresión de miserias humanas.
He dicho.