Durante la Colonia, la correspondencia llegaba a la Capitanía General de Venezuela en buques de guerra por los puertos de La Guaira y Puerto Cabello, y el golfo de Maracaibo. El correo que se enviaba al extranjero era transportado por vía marítima a las islas de Santo Domingo, Puerto Rico y Cuba.
La correspondencia que iba dirigida a España se concentraba en La Habana para su traslado posterior. El transporte del correo vía terrestre solo cubría la ruta hasta Santa Fe de Bogotá (Colombia).
Con el tiempo, la Compañía Guipuzcoana, 1728-1778, inició los servicios marítimos cuyos barcos trasladaban ese importante tráfico.
La correspondencia oficial circulaba en Venezuela por medio de peatones o de postas de caballería, mientras que la particular era conducida por viajeros y arrieros.
El correo de postas fue para los patriotas durante la Guerra de Independencia una tarea primordial y de especial atención, según la investigadora Alicia Herrera, debido a la imperiosa necesidad de establecer comunicación rápida, confiable y efectiva entre quienes dirigían el conflicto armado.
La organización del correo fue para los republicanos una tarea colosal dentro y fuera de la Provincia de Venezuela dada las enormes distancias, la escasez de vías de comunicación y la latente amenaza de intercepción por las tropas realistas, lo que se convertía en una inimaginable proeza llevar a buen puerto las órdenes y las comunicaciones emitidas por los líderes patriotas.
“Pero no solo las condiciones del terreno y la amenaza de la intercepción de las comunicaciones eran un obstáculo para el servicio de postas, también el abandono y la inoperancia de muchos de los designados para esta tarea la hacían sensible al fracaso”, apunta Herrera en “Durante la independencia el correo ya daba dolores de cabeza”.
El sistema Santo y Seña
A los patriotas les apremiaba disponer de un medio eficaz que les permitiera enviar sus correspondencias con mayor seguridad evadiendo el implacable espionaje realista que una vez interceptado el correo dejaba expuestos la ubicación y los planes.
“Para ello establecieron las rutas del correo de postas en toda la Provincia de Venezuela y en toda la América del Sur con la participación del pueblo llano. En efecto, la mayoría de las casas de postas pertenecían gente común”, adiciona Herrera.
Para alcanzar la mayor discreción y seguridad en las comunicaciones, se utilizó un sistema de santo, seña y contraseña en la entrega de la correspondencia patriota. Los portadores y receptores de dicha correspondencia debían conocerla para así evitar que cayera en manos del enemigo, según narra el edecán de Simón Bolívar, el general irlandés Daniel Florencio O’Leary, cuando habla de los Santos y Señas en los tomos 94 y 95 de la Colección del Archivo del Libertador.
Prisión para administradores
Para los republicanos era un motivo exacerbante la efectividad las comunicaciones entre los generales y efectivos militares. Quienes dirigían la guerra se quejaban constantemente debido a la ausencia de comunicación lo que incurría en errores reiterativos que dejaban saldos aterradores.
El propio Bolívar denunciaba con reiteración la inexactitud y el abandono de tan importante tarea de «marchar con las comunicaciones»del bando republicano.
En un oficio del general Pedro Briceño Méndez al coronel Justo Briceño, recién nombrado por el Libertador, comandante general del Departamento del Occidente de Caracas, fechado en Trujillo el 25 de agosto de 1821, ordena prisión durante 15 días para los administradores de Quíbor y El Tocuyo por la negligencia con la que operaron al punto de extraviar vital correspondencia.
Aprovecha Briceño Méndez para exigir: «reformar el servicio de la posta para que se haga con exactitud, sino con celeridad: que los Maestros o Administradores que se nombren, sean hombres inteligentes y patriotas que tengan interés por el bien público y que sean capaces de dirigir la correspondencia».
Recuperado correo patriota
Un poco antes de la Batalla de Carabobo, soldados al mando de José Antonio Páez tomaron prisioneros a un grupo de soldados realistas y acompañados de negros esclavos de haciendas de Nirgua. Transportaban correspondencia interceptada a los patriotas.
Una de las cartas era un oficio dirigido al coronel Ambrosio Plaza donde se le advertía que: «… unos 300 o 400 enemigos a mando del guerrillero Ruiz, se acercan al Pao; ejecute Vd., lo que se le dice sobre esta operación.» La correspondencia estaba fechada en San Carlos, en junio 14 de 1821, y firmada por Pedro Briceño Méndez. De no llegar a su destino, seguramente la historia de la épica batalla en la sabana carabobeña hubiese sido distinta.
Enteramente abandonado
El 24 de diciembre de 1821, Simón Bolívar suscribe un oficio fechado en Pedregal, instando al gobernador de Neiva (Nueva Granada) constituir el ramo de postas a cargo patriotas. Exige también castigue «a los postillones que cometan la menor infracción, ya que debe prevalecer exactitud en la conducción de la correspondencia».
Agrega el Libertador que el servicio estaba «enteramente abandonado y en manos de personas desconocidas que llevan o no correspondencia y las demoran a su arbitrio con incalculable perjuicio de la República». «Se hace imperante establecer en distancias proporcionadas, casas de postas dotadas de Postillones montados o a pie, según la naturaleza del terreno que deban correr. Estas Casas estarán a cargo de personas patriotas, celosas del bien de la patria. Los Directores y los Postillones serán pagados conforme a V.S. parezca».
Igualmente da indicaciones acerca de las formas de obrar en la conducción de las correspondencias, señalando que sin «esta exactitud, seguridad y prontitud en las conducciones de las correspondencias se expone a las contingencias de una extraordinaria consecuencia el resultado de la próxima campaña».
Finalmente, y en clara manifestación de la importancia vital de la conducción de las correspondencias, Bolívar advierte a este gobernador que «será el responsable de las faltas que se notan en este importante ramo del servicio de aquí en adelante si por su falta no recibe la perfecta organización que debe dársele».
Dos meses y medio después
El correo de posta siguió por muchos años más complicando los asuntos oficiales, no solo de Venezuela, sino de Colombia la grande, principalmente cuando quienes detentaban el poder, utilizaban este servicio como arma y escudo como, por ejemplo, la noticia de la muerte del Libertador se conoció en Caracas en febrero de 1831, -dos meses y medio después-. Sus propios familiares desconocieron el correo que reveló aquella tragedia, desacreditando tanto el contenido de la correspondencia como quienes trasladaron dicho documento porque no eran efectivos militares, sino civiles contratados por algún particular. Los Bolívar alegaron que se trataba de un rumor de sus enemigos que celebraron con mucho ánimo.
Fuente:
Alicia Herrera. “Durante la independencia el correo ya daba dolores de cabeza”. Revista Memorias de Venezuela. Número 56. 6 de octubre de 2016.
Inés Quintero. No es cuento, es Historia. Editorial Melvin, mayo de 2013.
IG/TW: @LuisPerozoPadua
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