Collective es el título de un documental rumano doblemente nominado al Oscar en la categoría de no ficción y en la casilla de película internacional.
Narra el dramático caso del incendio de una discoteca y del pésimo manejo de la contingencia, a cargo del sector público.
El partido de gobierno sufre dimisiones a consecuencia del suceso, cayendo derrotado en las elecciones inmediatas como producto del voto castigo.
Un grupo de periodistas hace seguimiento del hecho, para destapar las cloacas de la corrupción del Estado.
Por ende, el filme se comunica con nosotros a pesar de las obvias diferencias de contexto.
Los vampiros de Bucarest continúan en el poder, tras el fracaso de las gestiones del tiempo de los comunistas, así como de sus sustitutos en la oligarquía de la burocracia.
El cine del país de Europa del este lleva décadas revisando y denunciando las taras oficiales de la clase política, entre el pasado y el presente.
Los directores de la escuela rumana han ganado los festivales más importantes del mundo, sumando Palmas de Oro y galardones de las academias del planeta a su vitrina de generación dorada.
En Venezuela pudimos ver la laureada 4 meses, 3 semanas, 2 días que ganó en Cannes. Su estilo seco, contundente y verista perfila a los integrantes de la tendencia, bajo la notable influencia de la técnica y el método de la observación.
En efecto, Collective adopta el formato del reporterismo directo, cámara al hombro y siempre atento a la dinámica de los primeros planos.
Acompañamos el devenir de una chica resiliente llena de heridas por los estragos del siniestro. Su rostro melancólico ofrece un testimonio de humanidad y desafío a la impunidad reinante.
El material de archivo se integra orgánicamente al montaje, a modo de flash back y de pausa informativa.
Los videos amateurs rompen con el cerco de la censura, mostrando imágenes estremecedoras de las víctimas de la tragedia, durante la explosión de la hoguera y después en los hospitales, donde los gusanos invaden y contaminan los cuerpos de los pobres quemados, abandonados a su suerte como parias.
Es el trabajo de la prensa alternativa la que se dedica a exponer el escándalo, con el compromiso ético de informar, de servir de contrapeso al sistema de la administración y de ser solidarios ante el dolor de los ciudadanos.
Los ministros entran y salen, respondiendo con cinismo o simple ignorancia a las preguntas de los corresponsales de los medios de comunicación social.
Da rabia e impotencia que cuestiones normales como una rueda de prensa, con interrogantes de verdad, luzcan distantes y extraordinarias a los ojos del espectador criollo, a quien le niegan el derecho a la libre expresión en los canales de la red madurista.
El chavismo ha desmantelado una tradición de la prensa nacional, imponiéndole sanciones, persecuciones, ataques y represiones.
Nicolás y su combo prohíben que les contesten, que los sometan a interrogatorios y careos auténticos, prefiriendo enconcharse en los simulacros falsos de Miraflores, rodeados por la corte de jala mecates de Telesur y VTV.
La dictadura solo acepta entrevistas de Ramonet y de la princesa de Rusia Today.
Por tal motivo, recomiendo compartir, divulgar y discutir Collective en las escuelas de comunicación del país.
Se confrontarán con mucho de lo que hemos perdido, pero también se emocionarán porque el periodismo justifica su impacto y trascendencia, al abrir las ollas necesarias y velar por los intereses de la sociedad.
Todavía existen portales, documentales y periódicos que luchan por la independencia de Venezuela.
Un honor y un compromiso escribir en las páginas de El Nacional, cuya línea editorial compagina con la labor de Collective