Dice el Shemá “Escucha Israel, el Señor uno es”, toda la ley y los profetas se sintetizan en esta frase eterna.
En un tiempo la humanidad recordará esas páginas de contenido e imágenes nefastas de las guerras árabes israelí y del mundo en general, como una historia gris que nunca se querrá repetir, comparable a las imágenes que se tienen en museos y en la nube de Internet sobre los abusos contra el pueblo judío y el mismo holocausto, la destrucción de Berlín y otras Ciudades de Europa, a la que cabe recordar en otro contexto, el bombardeo del pueblo de Guernica.
O las imágenes y testimonios de Hiroshima y Nagasaki que con las nuevas tecnologías se quedarían cortas, para lo que pudiera suceder, sumado a la presente deplorable Guerra de Ucrania, por un lado y por otra latitud la desencadenada entre dos pueblos hermanos en la figura de los patriarcas, como lo son Palestina e Israel, que si bien tal guerra tuvo motivos, ha dejado un saldo de daños sociales y vidas que cuesta mucho reparar bajo la concepción del ojo por ojo.
Cabe recordar que, hace 5.000 años por debajo del sustrato de la cultura griega, persa, egipcia, árabe, israelí, y en general, se desarrollaba el inicio del milagro universal con la irrupción del Mesías en la historia, y a pesar de las distancias culturales árabes, israelí sobre la cosmovisión cristiana, es ella la que venía a unir las distancias y diferencias entre las distintas cosmovisiones del mundo, siendo ella la cosmovisión cristiana, precisamente la salvadora de la humanidad.
En ese sentido, todos tenemos derecho a ser felices, incluso apoyar lo nacional, pero no coartando la felicidad y necesidad de los demás. Se cree desde este espacio que todos los niños y personas en general tienen derecho al acceso de alimentos, viviendas con servicios y helados de calidad, pero no a expensas de los millones y miles de niños en África o naciones de Oriente y de muchos otras naciones, por ejemplo las de Hispanoamérica y de muchas otras latitudes, sometidos a sistemas inhumanos, no lo tengan y por necesidad tengan que morir en el Estrecho de Gibraltar, el Mediterráneo en pateras o en cayucos cientos y miles de personas, entre ellos mujeres y niños en brazos que llegan a la Palma y a todas las Canarias; o por otro lado, las 90 millas entre Cuba y Miami, o la Selva de Darién, o la misma cordillera andina que recorren miles de millones de venezolanos.
Recordando, también, que la democracia se sustenta, entre otros principios, en la libertad de expresión, esta a su vez se sustenta en la veracidad de la misma, la transparencia, la ética, a sabiendas de que es el derecho a la información una herramienta que incide de forma directa para la paz, el desarrollo o en contra de ella, sabiendo además que en la medida que los programas educativos estén concebidos para el impulso de la paz y el desarrollo económico mundial, en dicha medida tenemos naciones más prósperas, sólidas en los ámbitos económicos, en la ciencia y en la paz, además de interconectadas con todas las demás, donde los recursos de cada una de las mismas pueden suplir las necesidades de los otros y viceversa.
Así pues, se están haciendo grandes esfuerzos en la conquista de la paz mundial y el desarrollo económico en todos los centros de las organizaciones mundiales, con el principal desafío que hay que superar para que dicho milagro se dé, dicho desafío existe de forma abstracta como paradigma en el mundo de las ideas que se alientan de forma errónea en las naciones, las cuales terminan siendo una barrera imaginaria, o el imaginario colectivo que alientan algunos sistemas de pensamiento poco o nada evolucionados con muchas carencias.
Para contextualizar el párrafo anterior, bien vale poner el ejemplo de la Iglesia Católica, que más allá de todas las críticas y errores históricos que pueda tener, es la primera en entender y comprender que debían hacer un cambio en el modelo de pensamiento, tal cambio no podía darse si no se incidía directamente en el modelo de educación, tal epifanía no es nueva sino que data desde los primeros siglos del cristianismo, llena de sermones, y análisis de la civilización que hoy disfrutamos todos, que bien se le pudiera llamar europeísmo, como se suele señalar.
De manera que las infinidades de organizaciones sociales en el mundo, algunas lo han entendido y han emprendido la campaña que la Iglesia inició desde los primeros siglos, pero ya con nuevos y renovado evangelio que no desdecía el trabajo de los profetas de la antigüedad, sino que cerraba todo el drama y la tragedia que se revela en los primeros libros.
Desde otra perspectiva, muchas organizaciones científicas, incluyendo las del área de la salud y conservación de los ecosistemas, han entendido que para brindar las soluciones debían incidir en el modelo educativo, es por ello que disfrutamos cómo las múltiples organizaciones de investigación están trabajando en alianzas con las organizaciones políticas y sociales, para incidir en las soluciones desde el factor humano y de todo el ecosistema, hacer lo contrario no sólo es erróneo, sino arar en el mar, para cerrar, para cerrar esta idea convertida hoy en acciones concretas y acertadas las organizaciones mundiales, ONG, entendieron que para generar las soluciones se tenía que trabajar hermanados con todos los factores de producción, incluyendo el conocimiento y la investigación y esto es preciso desde el área de la salud hasta las organizaciones que incentiven la paz.
Así pues, o nos unimos todos, más allá de las distancias religiosas, políticas e ideológicas, culturales, o económicas, salvando lo que pueda ser útil de las ideas, o nos vemos frente a escenarios de inminentes guerras con proporciones inimaginables de autodestrucción como civilización y como humanidad.