La orden de arresto internacional contra el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, ha causado una inmensa sorpresa mundial, ante una decisión crucial, pues nadie esperaba que el líder de una superpotencia militar y atómica fuera a ser precisado de tal manera, como sí lo han sido presidentes de países africanos, entre casos muy puntuales como el de la trágica Guerra de disolución de Yugoslavia.
En este sentido, es muy importante señalar la importancia política de que el acusado pertenece a un país que no está afiliado al sistema penal internacional que sustenta la Corte Penal Internacional (123 países de 195 en la ONU), lo que abre las posibilidades de que futuros casos contra presidentes acusados de crímenes humanitarios, por otros países, puedan ser procesados.
Otra consecuencia directa de esta situación es que dirigentes políticos de países que no tengan ni de lejos el peso político, militar y económico del gobierno de la Federación Rusa, tendrán que ser muy cuidadosos con sus acciones concretas y políticas de Estado, para evitar ser denunciados y procesados mucho más rápidamente, debido a este precedente.
Viendo el caso, más de cerca, debemos plantear lo siguiente:
“El organismo internacional alega que Putin es responsable de crímenes de guerra por la deportación ilegal de niños de Ucrania a Rusia. El tribunal indicó que las acciones se cometieron en Ucrania a partir del 24 de febrero de 2022, cuando Rusia lanzó su invasión a gran escala contra el país de Europa del este. La CPI acusa a Putin de estar involucrado en la deportación de niños y dice que tiene motivos razonables para creer que cometió los actos directamente, además de trabajar con otras personas para ello. El tribunal también indicó que el líder ruso no ejerció sus competencias para detener a otros que deportaron menores. La CPI también emitió una orden de arresto contra la comisionada rusa para los derechos del niño, Maria Alekseyevna Lvova-Belova. Karim Ahmad Khan, fiscal de la CPI, aseguró: «No podemos permitir que los niños sean tratados como botín de guerra». «Debemos asegurarnos de que los responsables de los supuestos crímenes sean llevados a la justicia y que los niños regresen a sus familias», añadió”.
Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-64994207
Esta denuncia sobre el secuestro masivo de niños ucranianos ha sido a su vez, denunciado del siguiente modo:
«Apenas dos semanas después de que Rusia invadiera Ucrania, en febrero de 2022, el presidente Vladímir Putin se sentó en un majestuoso despacho del Kremlin, frente a su recién nombrada comisionada para los Derechos de la Infancia, Maria Lvova-Belova. El primer punto del orden del día trataba sobre las familias y los niños evacuados de la Ucrania oriental ocupada. Lvova-Belova explicó que ya habían llegado 1.090 huérfanos de instituciones estatales de acogida del Donbás y que ciudadanos rusos con ‘gran corazón’ hacían cola para acogerlos. Tres meses después, Putin firmó una ley que permitía la ciudadanía rusa por vía rápida a los niños de las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, pero también del resto de Ucrania, facilitando la acogida de menores ucranianos por familias rusas y allanando el camino a la adopción permanente, en un país donde no está permitida la adopción de extranjeros».
Fuente: https://ninosdesaparecidosucrania.rtve.es/los-ni-os-robados-de-ucrania/
«Lvova-Belova ha hecho propia la misión de Putin y está tan entusiasmada que hasta ha adoptado a un ucraniano de 15 años. «Ahora sé lo que significa ser madre de un niño de Mariúpol. Es un trabajo difícil, pero nos amamos», contaba con una sonrisa amable durante una conversación televisada. Filip, como los medios rusos han bautizado al adolescente, es el decimoctavo niño adoptado o tutelado por Lvova-Belova y su marido. El matrimonio también tiene otros cinco hijos biológicos. Tampoco titubea al promover la política de secuestro de niños de la soberbia Moscú. Ella la define con un eufemismo: «Una misión de rescate rusa» y la justifica cuando aplaude casos como los de Nastya, una niña de Donetsk que hoy día canta y baila en un canal militar ruso. «Es uno de esos niños para los que encontramos padres adoptivos. Ahora tiene una gran familia y un gatito con el que siempre ha soñado», explica orgullosa Maria Lvova-Belova».
«El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, acusó este jueves (14.07.2022) a Rusia de secuestrar a unos 200.000 niños ucranianos en un discurso por videoconferencia en un evento celebrado en La Haya, con motivo de la creación de un grupo de trabajo internacional para concluir si se produjeron crímenes de guerra durante la invasión rusa. ‘Todavía se está estableciendo cuántos niños las fuerzas rusas secuestraron y sacaron de Ucrania. La cifra preliminar es terrible: unos 200.000 niños’, precisó Zelenski, quien también cifró en decenas de miles los asesinados, torturados y mutilados por las tropas rusas. Según Kiev, millones de ciudadanos han sido deportados a Rusia o han tenido que abandonar sus hogares por culpa de los combates, mientras que otros miles están en campamentos levantados en los territorios controlados por las tropas rusas y otras fuerzas leales al Kremlin».
Como puede notar el lector, el caso denunciado es sumamente grave por lo que implica una acusación de tener una política de Estado para proceder en forma sistemática al secuestro de niños y adolescentes, lo que nos hace retroceder a la época en que se efectuaba la trata de esclavos hace ya varios siglos atrás. Mucha gente desconoce que la misma palabra “esclavo” viene de los pueblos eslavos, que fueron azotados por bizantinos, germánicos y turcos, para obtener mano de obra durante siglos.
Desde la Segunda Guerra Mundial, en los tiempos de la Alemania nazi, no se veían este tipo de situaciones, descritas del siguiente modo:
“El objetivo del proyecto era adquirir y ‘germanizar’ a los niños con rasgos supuestamente arios y nórdicos, que los funcionarios nazis consideraban descendientes de los colonos alemanes que habían emigrado a Polonia. Los etiquetados como ‘racialmente valiosos’ fueron germanizados por la fuerza en centros y luego enviados a familias alemanas y escuelas de origen de las SS. En el caso de los niños mayores utilizados como trabajo forzado en Alemania, los que se determinó que eran racialmente ‘no alemanes’ fueron enviados a campos de exterminio y campos de concentración, donde fueron asesinados u obligados a servir como sujetos de prueba vivos en experimentos médicos alemanes y por lo tanto a menudo torturados o asesinados en el proceso”.
Fuente: Lukas, Richard C (2001). Germanization. Did the Children Cry? Hitler’s War against Jewish and Polish Children, 1939–1945. New York: Hippocrene Books.
En este caso, es evidente que los gobiernos de Europa no van a pasar por alto tales acusaciones, que van a terminar siendo secundadas por decenas de países y van a terminar generando un inmenso costo reputacional, a todos los gobiernos aliados de Vladimir Putin y con ello, las posibilidades que se multipliquen las sanciones contra dichos gobiernos.
En necesario, referir lo siguiente:
“Después de la guerra, Estados Unidos se ocupó del secuestro de niños por parte de los nazis. Muchos niños testificaron, aunque muchos de sus padres tenían miedo de dejarlos regresar a Alemania. De 1947 a 1948, los juicios de Núremberg, al condenar a Ulrich Greifelt y otros en el Juicio del RuSHA, dictaminaron que los secuestros, exterminios y germanización constituyeron genocidio”.
Fuente: «Trial of Ulrich Greifelt and Others, United States Military Tribunal, Nuremberg, 10 October 1947 – 10 March 1948, Part IV». Archived from the original on 2007-06-11. The crime of genocide… was taken by the prosecution and the Tribunal as a general concept defining the background of the total range of specific offences committed by the accused, which in themselves constitute crimes against humanity and/or war crimes.
Aquellos gobiernos con suficientes denuncias de violaciones de derechos humanos van a terminar siendo arrojados a los estrados internacionales, por estar acompañando al gobierno de la Federación Rusa en su invasión de Ucrania, por lo cual no es conveniente, en este punto, seguir con políticas de neutralidad, para seguir apoyando a Putin, como están haciendo muchos gobiernos que militan en el odio hacia la globalización y el mundo occidental.
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