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May 13, 2025


El caso Northvolt: la empresa “sostenible” (I)

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I

La empresa Northvolt obtuvo, el año de 2023, por parte de las calificadoras  Sustainalytics y CICERO/S&P Global, dos muy buenas calificaciones en sostenibilidad. Desde la perspectiva de tales calificaciones, ciertamente, Northvolt era una empresa sostenible.

Sin embargo y con tales calificaciones en sostenibilidad, Northvolt se declaró en quiebra, bajo Capítulo 11, primero en Estados Unidos en noviembre de 2024 y luego en Suecia el 12 de marzo de 2025. 

Con este caso de Northvolt vuelven a surgir cualquier cantidad de preguntas y dos de ellas son las siguientes: ¿Es realmente sostenible una empresa calificada, de manera pública por terceros especializados en los temas de ESG, como sostenible?. 

Dado que conceptualmente hablando, la temática es no financiera, ¿Qué otros elementos de un abordaje no financiero podemos utilizar para obtener una conclusión sobre la quiebra de Northvolt?

En este artículo abordo la primera pregunta.

II

Los reportes de sostenibilidad y anual 2023 de Northvolt (Sustainability and Annual report 2023) están todavía en su portal para quien quiera verlos. En dicho mencionado informe, en su página 5, se puede leer: «Al liderar el desarrollo de una nueva industria de baterías, Northvolt está decidido a establecer un referente en sostenibilidad».

Más adelante, en su página 7, Northvolt colocaba: «Como prueba de ello, nos enorgulleció recibir una calificación de riesgo ESG líder en la industria por parte de Sustainalytics, así como la calificación más alta posible por parte de CICERO/S&P Global en nuestro marco de financiación verde, lo que nos permitió firmar el mayor préstamo verde en Europa hasta la fecha».

Dicho reporte de 2023, el último que es posible ubicar en su portal al momento de la consulta, consta de 120 páginas. El reporte de sostenibilidad comienza, realmente, en la página 4 y finaliza en la página 53. La información financiera aparece desde la página 54 hasta la página 60 y a partir de la página 61 vienen las notas a los estados financieros. Las notas al reporte de sostenibilidad se ubican a partir de la página 107.

Por un lado, Sustainalytics se autodefine como «Líder global en investigación y datos ESG» y si usted amigo lector coloca “Northvolt” en el buscador de la página de Sustainalytics le sale la siguiente respuesta: “Lamentablemente, esta empresa ya no es calificada por Sustainalytics o no se encontraron coincidencias”. Una conjetura, no descabellada, es que Sustainalytics “escurrió el bulto” para desligarse de su propio dictámen. Tal parece que no todas las calificadoras ESG son éticas profesionalmente hablando.

Por su parte, la firma CICERO/S&P Global suministra opiniones de segunda parte (OPS o Second Party Opinions) independientes y basadas en investigación sobre marcos de financiación verde (bonos verdes), así como análisis de informes de riesgo e impacto climático de empresas. Las calificaciones de CICERO para Northvolt fueron “verde oscuro”, la mejor, y «Excelente», la mejor en la evaluación de su gobernanza.

III

De acuerdo con la Comisión Bruntland (ONU) de 1987, la sostenibilidad es “la capacidad de satisfacer las necesidades actuales sin comprometer las futuras”. Dicha capacidad involucra un equilibrio entre el crecimiento económico, el cuidado del medio ambiente y el bienestar social.

ESG son las siglas en inglés de «Environmental, Social and Governance», que en español se colocan como «ASG». Se trata de un conjunto de criterios que evalúan el impacto de una empresa en el medio ambiente, la sociedad y el gobierno corporativo. Las calificaciones ESG de terceros, desarrolladas comercialmente, tienen como objetivo medir la calidad ESG. Los calificadores ESG son un tipo de proveedor de servicios que ha evolucionado para satisfacer la demanda de información ESG. 

Hasta aquí todo muy bien, pero el caso es que la evidencia revela bajas correlaciones entre las calificaciones de los calificadores ESG. Esto quizá le resulte sorprendente al lector si supone que tales calificaciones ESG miden el mismo constructo.

A modo de ejemplo, Dimson, Marsh y Staunton (2020) observaron que no solo las calificaciones globales ESG varían entre proveedores, sino también los componentes individuales (E, S y G). Por ejemplo, las evaluaciones de los componentes E, S y G, determinadas por MSCI y Sustainlytics, muestran correlaciones de tan solo +0,11, +0,18 y -0,02, respectivamente. 

También, el CFA Institute (2021) encontró correlaciones entre los principales proveedores que van desde +0,65 (entre S&P Global y Sustainalytics) hasta +0,14 (entre ISS y S&P Global). Las correlaciones obtenidas en ambos trabajos sugieren que los calificadores ESG están midiendo constructos o bien no relacionados o bien que tienen un error de medición significativo al medir el mismo constructo.

Berg, Kölbel y Rigobón (2022) intentaron identificar las razones por las que las calificaciones ESG difieren entre proveedores. De este último trabajo rescato dos conclusiones: La primera y para las empresas, es que pone de relieve la considerable discrepancia existente en cuanto a su desempeño ESG. Esta divergencia no solo se produce a nivel agregado, sino que es aún más pronunciada en subcategorías específicas de desempeño ESG.

La segunda conclusión, en mi juicio la más importante, es que Berg, Kölbel y Rigobón documentan un «sesgo de evaluación». Los resultados de los evaluadores están correlacionados entre categorías, de modo que cuando una calificadora ESG otorga a una empresa una buena puntuación en una categoría, tiende a otorgarle también buenas puntuaciones en otras. El sesgo sugiere que la divergencia en las mediciones no es simplemente ruido, sino que los patrones influyen en la evaluación de las empresas. Si bien el trabajo no identifica de forma concluyente la causa del efecto evaluador, una posible explicación, en la opinion de Berg, Kölbel y Rigobón, es que las agencias de calificación ESG dividen el trabajo de los analistas por empresa en lugar de hacerlo por categoría, de modo que la visión general de un analista sobre una empresa bien puede propagarse a las evaluaciones en diferentes categorías: una suerte de Efecto Halo. 

Entonces, y resumiendo: No todas las calificadoras ESG son éticas profesionalmente hablando. La evidencia revela bajas correlaciones entre las calificaciones de los calificadores ESG. Lo anterior se traduce en considerables discrepancias existentes en cuanto al desempeño ESG de las empresas. Las calificaciones ESG exhiben un «sesgo de evaluación».  

Finalizo con tres corolarios. El primero es que tal parece que la calidad de la ESG es relativa y le aplica aquella estrofa del poema “Las dos linternas”, de Ramón de Campoamor (1817-1901): “En este mundo traidor nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira” y que algunos llaman «Ley de Campoamor». El segundo es que el caso Northvolt vuelve a poner en duda la fiabilidad de las calificaciones de sostenibilidad. El tercero es que las calificaciones de sostenibilidad, a pesar de ser un indicador importante, no son una garantía de salud y desempeño financieros.  

La semana que viene abordaré la respuesta a la segunda pregunta: ¿Qué otros elementos de un abordaje no financiero podemos utilizar para obtener una conclusión sobre la quiebra de Northvolt?

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