El carbón sigue siendo importante en la economía.
En la matriz energética global de generación eléctrica.
Sabemos del daño que hace el carbón al medio ambiente y que China es el principal consumidor y productor de carbón.
Lamentablemente los únicos que se impusieron camisas de fuerza para cumplir metas de descarbonización fueron los europeos y Estados Unidos, y se pusieron a disminuir el poder de la industria petrolera y a imponerse regulaciones durísimas, pero olvidaron completamente que a China le interesa 3 cominos cumplir el Acuerdo de París y que continúa siendo consumidor y productor gigantesco de carbón.
Sabemos que hay “una onda” importante y necesaria por empujar la transición de fósiles a renovables, pero infortunadamente mientras hayan países como China que sigan privilegiando el uso de carbón en su matriz energética será complicado tener una transición energética correcta. No es posible que Estados Unidos castigue su industria energética, su generación de empleos y su prosperidad y China siga siendo el matón de barrio.
Veamos un poco: según reporte de Agencia Internacional de Energía (AIE): la demanda mundial de carbón en 2023 continuará creciendo. En 2022 el consumo mundial de carbón llegó a 8.300 millones de toneladas de manera que en 2023 podría llegar a 8.388 millones de toneladas.
China, principalmente junto con India, impulsan el consumo de carbón para generación de electricidad siendo responsables del 75% del consumo de carbón global.
En 2023, China autorizó construcción de nuevas plantas eléctricas de generación a carbón (52 gigavatios GW), de manera que tiene actualmente 243 GW de nuevas centrales eléctricas de carbón en construcción o autorizadas para construir.
En tanto que Estados Unidos y la Unión Europea redujeron su consumo y representan menos del 10% en la actualidad.
No sé qué complejo de culpa cargan los norteamericanos y europeos que se flagelan con el “multiculturalismo” permitiendo ser invadidos por islamistas y africanos que no son parte de la cultura e historia y se imponen duras regulaciones para su industria energética.
Si la demanda mundial de carbón aumenta o disminuye en 2023, dependerá de las condiciones climáticas y del estado económico de los principales países consumidores de carbón.
En la pandemia hubo poca emisión de dióxido de carbono (CO2) por la parada obligatoria a la que fue sometida la industria, el transporte, etc. Pero luego de la pandemia, nuevamente, por culpa de China, se produjo un incremento de emisiones de CO2, cabalmente, por uso/abuso de carbón y por no dar ninguna importancia a reglas del Acuerdo de París de disminución de emisiones por reducción de uso de fósiles.
Subrayemos el análisis de Keisuke Sadamori, director de Mercados Energéticos y Seguridad de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que indica que el carbón es la mayor fuente de emisiones de carbono del sector energético.
Obviamente hay urgencia de avanzar más rápido hacia un sistema de energías limpias; pero eso requiere más inversión y más tecnología que permita abaratar costos de generación de electricidad vía renovables y principalmente encontrar la tan esperada forma de “almacenar” electricidad.
El consumo de carbón libera grandes cantidades de CO2 y otros gases de efecto invernadero a la atmósfera. Estos gases atrapan el calor del sol en la Tierra, contribuyendo al calentamiento global y el cambio climático.
Ello contribuye negativamente a la contaminación del aire, la degradación de ecosistemas, la contaminación del agua y la afectación de la salud de las personas.
La solución es mayor control a China, dejar de ser tan ingenuos (Estados Unidos y Europa), tener una transición energética más lenta y razonable, sin obedecer a los fundamentalistas verdes y proteger nuestra economía y cultura occidentales/cristianas.
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