En días recientes, Saúl Cabrera, presidente de Consultores 21, sostuvo una entrevista en Unión Radio con el periodista Román Lozinski. En ese diálogo, Cabrera se valió de una imagen que me pareció muy gráfica: el nombre del candidato de la oposición se llama Unidad, póngale usted el apellido que quiera: puede ser Unidad Pérez, Unidad Contreras o cualquier otro. La metáfora me pareció acertada. Insisto en ella, subrayando que sin unidad o fuera de ella no existe ninguna posibilidad de derrotar a Nicolás Maduro y al régimen que representa en los comicios de 2024. De forma consistente aparece en todas las encuestas con alrededor de 30% de apoyo. Porcentaje que podría subir en un escenario opositor fragmentado.
El gobierno es consciente de las posibilidades de perder en la próxima cita electoral. El efímero repunte económico registrado a partir de segundo semestre de 2021 comenzó a declinar a finales del año pasado. Terminando el segundo trimestre de 2023, el país parece estar a las puertas de un nuevo período recesivo. Así lo señalan algunos de los economistas más informados del país. Durante los meses recientes, el dólar ha logrado estabilizarse fundamentalmente gracias a los aportes de Chevron. La empresa ha ido cobrándose la deuda que mantiene el gobierno con ella y, además, entrega las divisas que el Banco Central coloca en el mercado cambiario y hacen posible que la moneda norteamericana no se dispare a la estratosfera. Los chinos no lucen muy interesados en seguir suministrándoles recursos financieros a una administración tan inepta y corrupta como la dirigida por Maduro, sobre todo ahora que el proyecto La nueva ruta de la seda está confrontando dificultades en algunas naciones, como Italia, donde los asiáticos han intentado extender sus tentáculos. Bastaría que el gobierno de Joe Biden le suspenda la licencia a Chevron para que la economía nacional se hunda aún más de lo que ya se encuentra.
Situado en este panorama, Maduro y el PSUV optaron por tratar de quebrar la unidad opositora atacando a la Plataforma Unitaria y su principal proyecto: la convocatoria de las primarias para seleccionar el candidato unitario, organizadas por la Comisión Nacional de Primarias. Con ese objetivo, están valiéndose de distintos procedimientos. Los principales consisten en tratar de imponer la asistencia técnica del CNE, incluyendo el uso de las captahuellas para el reconocimiento biométrico del votante, e insistir en que los inhabilitados por la Contraloría General no podrán ser candidatos presidenciales, aunque resulten electos en la consulta ciudadana. La finalidad reside en crear confusión, generar dudas y temores, y enrarecer el ambiente con el propósito de que las primarias, en vez de convertirse en una jornada para fortalecer las organizaciones democráticas y animar la participación popular, se transformen en un ring de boxeo entre quienes aceptan la colaboración del CNE, incluidas las captahuellas, y quienes se niegan a incorporarlas. O entre quienes consideran que Henrique Capriles, inhabilitado, debe concurrir, y quienes estiman que debe abstenerse. En total: a pocos meses del 22 de octubre, en las filas democráticas existen fundados temores, por las diferencias expresadas, de que las primarias naufraguen y la unidad se fracture.
Al cuadro descrito hay que añadir que el régimen no descansa en promover candidaturas paralelas a la proyectada por la PU y la CNP. Otros abanderados saldrán de la Alianza Democrática, que reúne a los «alacranes» y a un grupito identificado con el pomposo nombre de Pacto Independiente por el Cambio Popular, integrado por Timoteo Zambrano, Antonio Ecarri y Luis Augusto Romero. Probablemente, surjan otras plataformas y otros nombres porque el espectro político no se agota con los factores que he mencionado. Habrá que ver qué hacen algunos disidentes del chavismo. A esos candidatos de las «distintas oposiciones» no les faltará dinero ni apoyo oficial.
El desafío fundamental para quienes se reúnen en torno de la PU y la CNP consiste en mantenerse cohesionados. Deben entender que el régimen presionará con las captahuellas. El día de las primarias es muy probable que organice mercados populares o puntos rojos cerca de los centros de votación con la finalidad de distraer la atención o chantajear a los votantes. Las artimañas serán muchas y variadas. Si la oposición acepta las captahuellas, a lo mejor Maduro y Cabello inventarán que es el Plan República el que hará el traslado de las cajas de votación hasta los centros de totalización. No habrá treta o extorsión que no se les ocurra.
Los candidatos de la PU deberían saber que el pueblo opositor quiere votar para seleccionar el candidato que los representará en los comicios presidenciales; que las primarias representan el método preferido; y que, a pesar de los chantajes, están dispuestos a acudir a los centros electorales para colocar el nombre de ese líder.
Lamentablemente, quien surja de la consulta no será el candidato único del no chavismo, pero, sin duda, será el que tendrá mayor autoridad, legitimidad y representatividad nacional. Hacia él (o ella) se dirigirán la mayor cantidad de votos en 2024 de quienes quieren terminar con esta locura. Podrá triunfar. Romper la Unidad sería una irresponsabilidad y una tragedia.
@trinomarquezc
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