A un puñado de días para acudir a las elecciones, resulta imposible desconocer lo que ocurre en la calle: la gente decidió por el cambio en Venezuela.
Las expresiones de fervor popular por nuestro liderazgo, el liderazgo del candidato Edmundo González Urrutia y María Corina Machado, las imágenes de las giras, la emoción que recorre el país, las encuestas, los análisis de especialistas, la alegría en las redes sociales, las noticias de medios nacionales e internacionales, los reportes de las agencias de noticias, y hasta los prudentes comentarios de presidentes relativamente cercanos a Nicolás Maduro, como el colombiano Gustavo Petro y Lula da Silva de Brasil, nos muestran que estamos a las puertas de un cambio político que sólo se atreven a negar los poderosos que nos gobiernan.
Frente a esta realidad irrevocable, el régimen ha preferido refugiarse en la miopía, aislándose de la gente y negando lo que ocurre. Frente al reclamo pacífico de un pueblo sediento por votar para desalojarlos, Miraflores ha optado por la violencia persiguiendo y encarcelando a activistas políticos y periodistas, ha saboteado los actos de campaña, ha detenido y acosado a empresarios, comerciantes y profesionales que han prestado apoyo logístico a la candidatura de Edmundo González, se han inventado planes magnicidas, conspiraciones paramilitares, han amplificado declaraciones de criminales y han movilizado a un sistema judicial construido para perseguir a la disidencia política. En definitiva, han recurrido a la violencia de Estado porque son incapaces de ganarse la confianza de la gente.
La esperanza por el futuro de Venezuela está manchada por la vocación autoritaria de un régimen que parece aferrarse al poder dando la espalda a la gente. Lo que debería ser un proceso pacífico de transición hacia la democracia, está bajo la amenaza de un reducido puñado de venezolanos aislados que se empeñan en recurrir a la violencia. Las alertas están a la vista, tenemos por delante días muy complejos que pondrán a prueba nuestro compromiso democrático.
Nuestra capacidad para resistir, apuntalada en años de lucha por la libertad, tendrá que ponerse al servicio de un cambio que se expresará en cada voto. El optimismo tendrá que ponerse de acuerdo con la realidad para seguir persistiendo en todo el trabajo que tenemos que hacer antes y durante el 28 de julio. Hay que prepararnos para ser testigos de mesa, movilizar a los ciudadanos, enseñarlos a votar y coordinar las acciones pacíficas, dentro y fuera del país, para defender la voluntad expresada en los votos. No debemos caer en su trampa, frente a la violencia de Estado, ¡su violencia!, nuestro compromiso por la resistencia pacífica y organizada para lograr el retorno de la democracia.
¡Hola Cheo!
Con miras a apoyar a todos los que queremos un cambio en el país, ponemos a la disposición de la ciudadanía un instrumento interactivo que te permitirá saber si eres miembro de mesa, te ayudará a despejar dudas sobre el proceso de votación, suscribirte a reportes informativos verificados y que estará contigo en las iniciativas que tomes como voluntario el 28 de julio. ¿Sabes usar el WhatsApp de tu teléfono? ¡Entonces entra al siguiente enlace y comienza a hablar con Cheo!