OPINIÓN

El cambio político es posible, un país mejor para todos

por Rafael Ramírez Rafael Ramírez

Si algo demuestran los ataques de la jauría del gobierno en mi contra, es su extrema debilidad política y que la posibilidad de sacarlos del poder es más cercana de lo que ellos mismos piensan.

Los más agresivos y violentos exponentes del madurismo han arremetido –nuevamente– en mi contra. Utilizan todo su poder mediático y el control de las instituciones del país para acusarme de todo tipo de absurdos; un inmenso falso positivo en mi contra y en contra del presidente Chávez, mi jefe.

A esta nueva oleada de agresiones –de la cual ya estábamos advertidos– le hemos respondido de manera clara y extensa, no solo a través de mis redes sociales, sino con una rueda de prensa a la que asistieron los más importantes medios de comunicación del país y de nuestra región.

Por supuesto que mis capacidades de respuesta son limitadas en comparación con las del Estado venezolano: sus medios de comunicación, maquinaria de propaganda, la censura y el miedo extendido en el país. Sin embargo, en esa rueda de prensa están los elementos fundamentales que desmontan la olla podrida del gobierno. El que tenga ojos que vea, analice y pueda darse cuenta de que estas acusaciones no tienen ningún fundamento legal, ni jurídico, sino que se trata de una operación política del gobierno para impedir que el chavismo de Chávez, el chavismo auténtico, pueda expresarse en la calle, pueda plantarse de frente al madurismo.

Cuando el fiscal sicario menciona en sus declaraciones a Toby Valderrama, viejo guerrillero, combatiente del Frente José Leonardo Chirinos, político y escritor, está evidenciando que los ataques en mi contra son de índole político; y que este gobierno de derecha, está en una clara y abierta persecución de los cuadros revolucionarios del chavismo y del movimiento popular.

Las reacciones a los ataques del gobierno son mayoritariamente de rechazo, ya la gente está cansada del uso del mismo argumento, de las mismas tácticas ilegales y violatorias de los derechos humanos.

Con la excepción de algunos portales o medios que trabajan con el madurismo, o que fueron comprados por este, la opinión pública está harta de las mentiras y patrañas del gobierno. Nadie les cree.

El madurismo tiene 9 años en el poder, hablando de bloqueo, sanciones, conspiraciones, tramas criminales, iguanas, bombas, drones, de todo, cuando la realidad es que han destrozado el país y se han apropiado de los recursos de todos los venezolanos, entregando nuestra economía, empresas, Pdvsa, el petróleo, el gas y minerales al saqueo de sus socios nacionales e internacionales. Pero se sostienen por la violencia, por sus métodos malandros, no tienen ética, ni códigos de actuación.

Colocar un video con una declaración del exvicepresidente de Finanzas de Pdvsa Víctor Aular, con una braga anaranjada, inculpándose y leyendo el libreto que le obligó la Fiscalía, no solo es nula y sin ninguna validez –tal como lo establece el artículo 49 de nuestra Constitución y el Derecho Internacional de los Derechos Humanos–, sino que es un acto vejatorio, un trato cruel y humillante. Igual han hecho en casos anteriores, como el de Juan Requesens y otros, lo que constituye un patrón de conducta, de actuación en la violación de los derechos humanos, como política de Estado.

Pero eso no le importa al gobierno. No le importa ni el debido proceso, ni la Constitución y las leyes de la República; a ellos solo les interesa la foto, la imagen, que el miedo cale en los huesos de la población.

Los que me acusan no tienen pruebas, no tienen elementos para sostener sus mentiras. Ahora, a 10 años de esas operaciones de financiamiento de Pdvsa, el gobierno se fabrica “pruebas” con confesiones obtenidas de forma ilegal, colocando una pistola en la cabeza a los detenidos.

Todas las operaciones financieras de Pdvsa están debidamente registradas, auditadas y publicadas por la firma de auditoría internacional KPMG. Durante mi gestión, todos los Estados Financieros fueron auditados por esta empresa –la segunda auditora más importante del mundo– de acuerdo con  las normas internacionales de auditoría para el sector petrolero. Allí se reflejan –desmintiendo el argumento del gobierno– que ese financiamiento en bolívares, efectivamente, entró a Pdvsa; y que el pago en dólares (con un mecanismo de pronto pago) se hizo con una reducción del 50% de la deuda contraída, lo que se tradujo en una ganancia de más de 3.000 millones de dólares para Pdvsa. Esto TAMBIÉN está reflejado en los informes de la KPMG.

Por eso, el fiscal Tarek William Saab, haciendo gala de su gigantesca incultura e idiotez, arremete contra la KPMG, pues ahora resulta que –para ellos– esos reportes “no tienen validez”; torpe maniobra y sin argumentos. Estos informes no solo tienen diez años allí, sino que son públicos y del conocimiento de todo el sector. Nosotros lo hemos colgado en nuestro blog para el que quiera acceder y estudiarlos, los invito a ello.

Por otra parte, estas operaciones de financiamiento en bolívares, se realizaron igualmente con la Banca Pública, con el BCV y la Tesorería Nacional. Todos procedimientos legales, transparentes y que, nuevamente, están reflejados en los Estados Financieros auditados por la KPMG, los cuales cuentan con opiniones legales favorables de la Consultoría Jurídica de Pdvsa; además, respaldadas con los Puntos de Cuenta aprobados por el presidente Chávez, los cuales conservo en mi poder.

Las operaciones en bolívares de Pdvsa respondían a la necesidad de obtener bolívares del mercado venezolano, ante una política cambiaria en aquel momento cuya tasa de cambio ya se hacía insostenible para el Estado. En el año 2012, Pdvsa ingresó al país, por exportaciones de petróleo y productos, 134.000 millones de dólares, los cuales fueron entregados al BCV; pero, por cada dólar, se recibía 4,30 bolívares –que era la tasa oficial–, mientras todos los costos y gastos, pagos, contrataciones y los beneficios de nuestros trabajadores, teníamos que pagarlos en bolívares, cuyos costos se reflejaban en el cambio del paralelo (50 bolívares por dólar), con lo cual, Pdvsa asumió una pérdida de casi 46 bolívares por cada dólar. Por otra parte, la empresa no recibía bolívares producto de los aportes al Fonden, Fondo Chino y otros acuerdos de cooperación. Esta era la realidad económica, insostenible; pero nuestra tarea consistía en mantener nuestras operaciones y capacidades intactas, aguantar hasta que el presidente Chávez modificara el régimen cambiario.

Ante esta situación, nosotros, los administradores de Pdvsa, estábamos en la obligación de obtener bolívares para sostener nuestras operaciones y cumplir con nuestros trabajadores; así lo hicimos y de manera legal. Teníamos que respaldar y sostener al país; Pdvsa era la única empresa del Estado que apuntalaba al país, a nuestra economía, a los programas sociales, que generaba 96% de las divisas que entraban al país. Teníamos que hacer los máximos sacrificios hasta que el gobierno fuera modificando la tasa de cambio y –eventualmente– la política cambiaria, en el nuevo período de gobierno del presidente Chávez. El 8 de febrero de 2013 se cambió la tasa de 4,3 a 6,3 bolívares por dólar.

En el equipo económico del presidente Chávez, donde estábamos el ministro Jorge Giordani; el presidente del BCV, Nelson Merentes y mi persona, como ministro de Petróleo y presidente de Pdvsa, discutíamos permanentemente estos temas económicos y nuestros problemas, propios del modelo petrolero. Luego elevábamos a consideración del presidente Chávez la situación, con propuestas y esquemas de trabajo para sostener la economía nacional –como lo hicimos de manera exitosa–, en medio de cualquier circunstancia económica o política del país. Éramos un equipo de trabajo de Chávez: comprometidos con apalancar nuestra economía y apoyar las transformaciones políticas, económicas y sociales del presidente y de la Revolución Bolivariana.

Durante todo el 2012 –un año difícil, duro para todos–, mientras el presidente Chávez estaba enfermo y luchando, nosotros estábamos a su lado, siempre apoyándolo; redoblamos nuestro trabajo, para sostener al país. Nos echamos al hombro la economía y el funcionamiento del país, junto con el vicepresidente Elías Jaua, el equipo económico, Andrés Izarra, y otros ministros que nos concentramos en ello, mientras Chávez luchaba por su vida, en el esfuerzo inhumano de una campaña electoral, como esa última. Pero, mientras nosotros cumplíamos nuestro deber, maduro, Cilia, Diosdado y Tareck el Aissami, ya se preparaban para asaltar el poder: cual zamuros, esperaban la muerte del Comandante. Nosotros apostábamos por su vida, queríamos que viviera; no estábamos pendientes del poder, de un gobierno sin Chávez.

Estas discusiones del equipo económico y las propuestas hechas al presidente Chávez, durante esos años difíciles 2011-2012, se plasmaron en puntos de cuenta, los cuales existen y están en mi posesión, debidamente firmados o comentados por el presidente Chávez. Lo hice así, no solo porque tengo toda mi gestión respaldada, mis números y decisiones, sino porque tuve la certeza, desde que maduro comenzó a hacer de lado a los ministros y las políticas de Chávez, que había que preservar la memoria del trabajo y sus decisiones de gobierno, pues estas serían borradas, desaparecidas por este gobierno, como ha sucedido efectivamente. Soy custodio de los números, las decisiones y el pensamiento económico y petrolero de Chávez y la Revolución Bolivariana.

Por eso, cuando estos infames me atacan, están atacando a Chávez, su gobierno, sus decisiones, sacando todo de contexto, tratando de reescribir la historia y mintiendo descaradamente.

No se trata solo de que borran los ojos o la imagen de Chávez, que editan su mensaje, sino que desmontan su obra y lo acusan –y nos culpan– del actual desastre del país, cuyo único responsable es nicolás maduro, como administrador de la Hacienda Pública (artículo 236 de la Constitución) y responsable de la conducción de la economía.

Este gobierno ya tiene 9 años en el poder. Han destrozado al país y, aún así, siguen culpando a Chávez y su gobierno, a nosotros (sus ministros), del desastre en que ellos han convertido al país, del colapso de Pdvsa y de la entrega de nuestra economía. Son tan infames como ignorantes.

Los perros rabiosos del madurismo, los que atacan a cualquiera que levante su voz en contra del  gobierno o que expresen su voluntad de cambiar la situación política del país, son personajes desprestigiados y que carecen de legitimidad alguna, son los responsables directos precisamente de este infierno que padecen los venezolanos.

Diosdado Cabello, Tareck el Aissami y Tarek William Saab están sancionados en Estados Unidos y Europa; pero, además, los dos primeros tienen órdenes de captura internacional, por estar vinculados al narcotráfico; mientras, el fiscal es señalado en los Informes de Determinación de Hechos (Fact Finding) del Consejo de los Derechos Humanos de la ONU, de ser cómplice de la perpetración de crímenes de lesa humanidad, entre ellos, las más de 14.000 ejecuciones extrajudiciales, perpetradas por la FAES y otros cuerpos represivos contra las zonas populares. Falta que hable el dueño del circo, el dueño de las marionetas.

Ante las agresiones y amenazas permanentes de este gobierno en mi contra, hago responsable de mi seguridad e integridad física, así como la de mi familia, directamente a nicolás maduro, porque él dirige esta red criminal que reprime y oprime a nuestro país. Es el jefe de un gobierno con cientos de presos políticos y secuestrados, como el MG Rodríguez Torres; que deja morir en prisión a los detenidos políticos, como Nelson Martínez y el general Baduel. Este es un gobierno que tortura y mata, como el caso del capitán Acosta Arévalo y lanza detenidos políticos desde las ventanas del Sebin, como sucedió con el concejal Albán.

Por ello, he solicitado públicamente al presidente de Colombia, Gustavo Petro, que sea garante de mi integridad física y la de mi familia. Petro es un humanista y es uno de los líderes de la Nueva Izquierda latinoamericana. Como lo he mencionado en mi entrevista del pasado 22 de agosto con el diario El Espectador de Colombia, Petro no le puede dar un cheque en blanco al madurismo. Al contrario, junto con Boric (Chile), Lula (Brasil) y López Obrador (México), deben exigir al gobierno de maduro que respete las garantías y derechos políticos de los venezolanos, para que podamos participar en un proceso político que nos conduzca a un cambio político en el país.

Porque aquí no se trata solo de las garantías para participar en unas eventuales elecciones presidenciales en 2024, donde nadie puede pretender que sean nicolás maduro o Diosdado los que decidan quién participa o no; sino que se trata de las garantías y derechos de la población en general para luchar por sus derechos: los educadores, los maestros, obreros petroleros, jubilados, trabajadores de la administración pública, para luchar por sus derechos, en contra del instructivo de la Onapre, por sus reivindicaciones políticas, económicas y sociales, por la libertad de los trabajadores presos, y en contra del paquetazo económico del madurismo y su “modelo” de entrega de la economía del país a Fedecámaras y la burguesía madurista.

Es el momento de organizarse y avanzar junto al pueblo, convocando a todos los sectores políticos y sociales del país, sean estos civiles o militares. Debemos recuperar nuestros derechos políticos en la calle, los cuales no se negocian ni pueden ser limitados por ningún acuerdo secreto entre élites. Es el pueblo venezolano, la inmensa mayoría, la que sufre; los 6,8 millones de venezolanos que han debido abandonar la patria; los trabajadores petroleros, los obreros y empleados del país, en pie de lucha por sus derechos; es el pueblo, el ciudadano que está cansado de esta pesadilla, el país que resiste.

Reitero mi llamado a la unidad de todos los venezolanos, de los patriotas, bolivarianos y de todo aquel que le duela lo que está sucediendo en nuestro país. Un cambio político es posible, otro país es posible, tenemos que dejar atrás el miedo o la indiferencia. Esta es la etapa de movilizarnos, organizarnos, ponerse del lado de la Constitución y las leyes.

Quiero agradecer el mensaje de apoyo y combate de la Esperanza Patriótica y de otros sectores políticos y sociales del país, así como todas las llamadas, mensajes y expresiones de solidaridad y afecto, y disposición de acompañarme en mi voluntad de postularme como candidato presidencial, junto al pueblo, siempre leal a mis principios, poniendo todas mis capacidades y conocimientos al servicio del todo el país, de sus máximos intereses, promoviendo un acuerdo para el cambio a todos los sectores democráticos y patriotas, bolivarianos para restablecer la legalidad y plenos derechos, para reconstruir el país.

Invitando a todos los venezolanos al esfuerzo colectivo más importante de nuestra historia reciente: derrotar a la tiranía –como lo hiciese la Junta Patriótica de Fabricio Ojeda– y restablecer el hilo constitucional, como lo hicimos el 13 de abril de 2002, para volver al camino de Chávez, para restablecer la soberanía popular y luchar el sueño de un futuro mejor para todos los venezolanos. ¡Venceremos!