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 El cambio: María Corina y Edmundo 

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En Venezuela se logró lo impensable. La oposición inmensamente mayoritaria se aglutinó en el diplomático, escritor y académico Edmundo González Urrutia. Basta leer su curriculum para entender que estamos ante un hombre de Estado, formado para gobernar como estadista. Con una conducta ejemplar de vida tiene un matrimonio de más de 30 años y es padre de dos hijas. Además, cuenta con una gran experiencia y con 74 años de edad, lo que lo sitúa en perfectas condiciones para conducir la nación. En Estados Unidos, Trump tendrá 78 años para las elecciones de este año y dos semanas después de las mismas Biden tendrá 82, de ganar este último terminará en los 86 y Trump estará en los 83. A través de la historia los mayores fueron siempre referencia en el liderazgo. Recordemos el refrán que dice “más sabe el diablo por viejo que por diablo”. Lo anterior desploma uno de los argumentos usados por el régimen contra Edmundo González Urrutia en las últimas horas.

El gran tiempo de Venezuela ha llegado. Edmundo González es el hombre ideal para la transición y un candidato sin flancos débiles. Sus declaraciones a la prensa han mostrado seguridad, conocimiento y firmeza. Aunque luce prudente y reposado, no le tiembla el pulso. El apoyo de la máxima líder de la oposición María Corina Machado como gran electora asegura el triunfo. Las declaraciones de las autoridades de Brasil y Colombia, a pesar de ser gobiernos de izquierda, presionan en la dirección de que existan unas elecciones competitivas. Mientras tanto, la Unión Europea y Estados Unidois no embisten el trapo rojo de Maduro y miden sus reacciones. Es vital que la misión de observadores de Europa acompañe el proceso. A pesar de las críticas de las últimas horas. Que vengan organizaciones de veedores electorales de todo el mundo. Una misión electoral de la ONU también hace mucha falta. El escenario del estado Barinas, donde el madurismo sufrió su peor derrota hasta ahora está cerca de repetirse. El cansancio con Maduro llega a los extremos. La ley señala que el escrutinio es público y el pueblo debe salir a los centros de votación para presenciar y cantar el triunfo de Edmundo González Urrutia.

Con el nuevo escándalo de corrupción de Pdvsa el régimen se quedó sin excusas. El saqueo petrolero ha sido inmenso. Especialmente con los presidentes de la estatal Rafael Ramírez y Tareck el Aissami, el primero en fuga viviendo un exilio de oro en Italia, el último ya en la cárcel, después de haber sido hasta vicepresidente de Maduro. Al régimen solo le queda seguir acusando al enemigo externo. Afirmar falsamente que el desastre económico es producto de las sanciones. Ayer mismo el régimen aseguró que las sanciones son el eje central de la política exterior de Estados Unidos contra Venezuela y que en los últimos 5 años las pérdidas representaron 232.000 millones de dólares en el producto interno del país. A la Unión Europea también la responsabilizaron de haber impuesto más de mil medidas coercitivas contra nuestro país. Fidel Castro en Cuba tuvo siempre como estrategia amalgamar a su población con el argumento de que todo lo malo que pasaba en Cuba era culpa del enemigo externo.

Ya estamos en cuenta regresiva y hay que moverse con pie de plomo. Seguir formando los llamados “comanditos” en todos los sectores y preparando a los testigos y funcionarios electorales para el día definitivo. Vamos con todo Venezuela. Edmundo y María Corina son la esperanza…

@OscarArnal

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