Ha fallecido Félix Seijas (QEPD), profesor en la Universidad Central de Venezuela y quien manejaba eficientemente la complicada dupla de las matemáticas Casos favorables / Casos posibles, cuyo resultado multiplicaba después por 100 para expresarlo en porcentaje. Algunos de sus amigos solíamos visitarlo en los días finales de las campañas electorales realizadas durante el reinado del denominado socialismo del siglo XXI para conocer sus números.
Acongojados nos despedíamos ante lo poco probable de que el gobierno fuese derrotado, pasando a ser víctimas de discordancias en reuniones hogareñas, bares y restaurantes, pues el parecer mayoritario, a diferencia de las del profesor Seijas, no estaban fundamentadas en criterios científicos, sino en querencias. La ecuación estadística contrariada por el anhelo de un pueblo que se había equivocado escogiendo una ruta que lo conduciría a morar tan míseramente. Cómo eran posibles aquellos cálculos ventajosos electoralmente para los causantes de “una gran destrucción y desgracias humanas y materiales”.
Nuestras dudas, que las teníamos, a pesar de la confianza en aquel talentoso llanero, terminaban al escuchar a Tibisay Lucena, acompañada del “socorro”, de Socorro Hernández y de Sandra Oblitas, poseedora, tal vez, de la fuerza de los chamanes de Machu Picchu, por ser su apellido común en el Perú, presidente y miembros del directorio del organismo electoral, que se asomaban al podio del CNE, confirmando el triunfo de Hugo Chávez y sus hermanos, amigos, adláteres y hasta herederos. Minutos después la palabra de los frustrados solía ser “fraude”, la cual se usó tantas veces que terminó poniéndose de moda. El dolor, la pena y la aflicción se tornaban incluso más profundos, pues Doña Tibisay, pareciéndole que las siglas CNE no denotaban la potestad que constitucionalmente se le había atribuido, solía referirse, más bien, al “Poder Electoral”. Así retumbaban las primeras frases del escrutinio.
Seijas, asiduo lector, fue, además militante de Acción Democrática, produciéndose su muerte cercana a la de Rómulo Betancourt, “una fecha transcendente”, como acaba de acotarlo Alfredo Coronil Hartmann (PanAm Post), recordándonos, en ese contexto, que “el fallecimiento del fundador del Partido del Pueblo explica, más que suficientemente, que su deceso haya opacado otros acontecimientos que hubiesen podido tener tanta y aún mayor importancia para nuestro tránsito como sociedad”. Solía Félix expresar tristeza ante la polarización política y la fragmentación de los partidos, escenario favorable para el ascenso al poder de mecenas populistas.
No sabemos si IVAD, su creíble empresa, haya realizado encuestas con respecto a los beneficios y déficits de la democracia y de la no democracia, el populismo de derecha y de izquierda y la rebelión, revolución y religiossidad. Me hubiese gustado regalarle, en lo concerniente al último tema, el libro de Osho, el conocido místico contemporáneo que lo ha cuestionado todo y a quien nunca le ha preocupado “lo que la sociedad considera correcto”, tema interesante no solo para Venezuela, más bien a toda la humanidad. Tampoco conocemos evidencias de que Félix haya aplicado el cálculo de probabilidades al destino, con el fin de interpretarlo como algo que en realidad no está claro. Pero tenemos dudas, pues tenía en su escritorio el libro El mundo de Sofía (Jostein Gaarder) y este abierto en la página 71, subtítulo “El oráculo de Delfos”. ¿Encuestaría, también, nos preguntamos, los fraudes y si fueron previos, actuales o posteriores?, esa especie de enemigo escondido del sufragio como mecanismo de la soberanía popular, alternativa que suele indicarse, pero sin suficiente explicación, como parece afirmarlo el profesor mexicano Fabrice Lehoucq al apuntar que puede consistir en violaciones de procedimiento a la Ley Electoral y abierto uso de la violencia en contra de los votantes. También, que el fraude debilita la estabilidad política y la fabricación de votos se incrementa con la desigualdad (doctor en Ciencias Políticas. Investigador de la División de Estudios Políticos del Centro de Investigaciones y Docencia Económica, nov. 2006).
¿Quién nos encuestará ahora? Así se le escucha a Héctor Payares (QEPD), su compañero de trabajo en Datos, al ver a Félix en el otro mundo. El último le dice “A pesar de los pesares, Venezuela prosigue siendo hermosa”. Antes de venirme pasé unos días felices en “The Green Valley” (había nacido en el pequeño pueblo de Valle Verde, al cual llamaba así con simpatía). Joe Napolitan, en la primera fila, les recuerda cómo la encuestología ayudó a los 40 años de democracia en aquel país adorable. Los triunfos de Carlos Andrés Pérez y de Jaime Lusinchi son una prueba, se le escucha al gringo. Seijas invita a un pisillo de chigüire en el restaurante Amazonia de Las Mercedes, desistiendo al darse cuenta de que no están Genaro Mosquera, Jesús Carmona, Luis Beltrán Guerra, Ana Cristina Guerra y Giulio Cellini, sus asiduos visitantes días antes de las elecciones en procura de números y hasta de rumbo.
Señor Dios de Misericordia, recibe a este amigo junto con todos tus santos en tu reino de luz y de paz.
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@LuisBGuerra
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