La guerra de Troya fue una expedición de castigo de los aqueos porque el príncipe troyano Paris había raptado a la espartana Helena. El cerco duró diez años. Para poder vencer a los troyanos los griegos hicieron un caballo hueco de madera donde metieron soldados, mientras uno de los espías aqueos logró convencer a los troyanos de que el artilugio era una ofrenda a Atenea. Contra la opinión de Casandra, introdujeron el caballo en la ciudad haciendo un carnaval en honor de la diosa y los griegos salieron del caballo, abrieron las puertas y Troya fue saqueada hasta las cenizas. Rodolfo Hernández fue el Caballo de Troya para que Petro ganara las elecciones y hoy sea presidente.
Alcalde de Bucaramanga (2016-2019) y empresario millonario, hubo de renunciar por sucesivos escándalos sociales y políticos, a pesar del apoyo que emisoras como La W, del doctor Alberto Casas y Julio Sánchez, le brindaron con insólito entusiasmo, celebrando sus patanerías y abusos de autoridad. Víctima de las FARC, que secuestraron a su padre, y del católico ELN que asesinó a su hija, durante su mandato se vio envuelto en un tremendo escándalo de corrupción, que le ha empujado a ser candidato a la presidencia, ganando tres mil millones de pesos por reposición de votos, y ahora, de carambola, a senador y en un futuro nada lejano, candidato a gobernador.
El único argumento de su campaña presidencial fue luchar contra la corrupción, precisamente de lo que está acusado. Se le sindica, desde mayo de 2021, de la adjudicación ilegal de un contrato conocido como Vitalogic, donde está involucrado su hijo Carlos, por cobrar coimas millonarias. La Fiscalía tuvo previsto instruir el juicio el 21 de julio de 2022, tres semanas más tarde del balotaje, con dos testigos en su contra que han prometido colaborar a cambio de beneficios. Pero ahora que es senador, el proceso ha sido trasladado a la Corte Suprema de Justicia, su juez natural.
Lo que no sabe ni entiende el respetable es que toda esta campaña para ser presidente fue producto de un pacto entre Gustavo Petro y Hernández para derrotar las fuerzas del centro y la derecha y haciendo presidente al primero, librar de la cárcel al segundo.
No hay, para comenzar, registros fehacientes de que Hernández haya hecho críticas severas ni al carácter ni al pasado guerrillero de Petro, a pesar de que el santandereano “no tiene pelos en la lengua”. Por el contrario, ha sostenido que Petro le ofreció en la campaña de 2018 la vicepresidencia; que ha tragado potingues con el ex M-19 unas cinco veces, cuando le dijo que “entre los dos somos invencibles”. A lo cual el ingeniero habría respondido: “Mire Gustavo, yo no estoy buscando un puesto, no, yo lo que quiero hacer es acabar con la corrupción.”
Hernández sostuvo que de no pasar al balotaje votaría por él, y ya en el senado, ha decidido claramente apoyar sus propuestas y no hacer oposición, ni siquiera a sus lugartenientes, que, como Barreras, Prada y Benedetti, consideraba una recua de bandidos y ladrones. “Cuando Petro fue alcalde de la capital sacó un 3,7 sobre 5, cosa buena. Además, no expropió a nadie, ni peluquerías ni fincas, lo que pasa es que Petro ha conquistado el corazón de la gente”. Ha dicho también que ganó Petro “porque el pueblo está hastiado del cochino gobierno del que hizo parte Federico Gutiérrez, miembro de la rosca de antioqueños, que, a nosotros, los santandereanos nos quitaron la electrificadora y nos hicieron papilla”. Y coincidiendo con Francia Márquez y las ideas de Petro, Hernández sostuvo que, “César Gaviria es el padre de la destrucción de la agricultura al sustituirla por importaciones. Por eso debemos ponerle atención al campo”.
En la primera vuelta Hernández consiguió el segundo lugar con 5.953.209, 28% de los votos, superado por Petro, quien quedaría en primer lugar con 8.527.768, 40%; ocupando un tercer lugar el apático Federico Gutiérrez con 5.058.010, 23%; mientras en el balotaje, Hernández llegó a 47,31%, frente a 50,44% de Petro. Hernández había logrado recoger los votos de la derecha y el centro, pero teniendo cuidado, con una estrategia del caracol, pactada con Petro y llevada a cabo con el viejo amigo, asesor y simpatizante del M-19 en aquellos tiempos del Comandante Papito, el argentino Ángel Becassino.
Becassino, portento de exacta calaña de la actual ñera ministra de Cultura, fue cronista de guerra en el medio oriente y vino a Colombia a cubrir las buenas nuevas de los seguidores de Jaime Bateman. Tras la toma del Palacio de Justicia se hizo célebre confeccionando sacrilegios y desnudando a una percanta en la Catedral de Sal, o diciendo que Dios era una Coca Cola, porque estaba en todas partes. Asesor de la izquierda gourmet o la social bacanería, diseñó las campañas presidencial y a la alcaldía capitalina del dipsómano Lucho Garzón, y otras aventuras similares de Piedad Córdoba, los pulquérrimos Iván Moreno y Pablo Ardila o el divino Carlos Pizarro, hasta llegar a 2018, cuando iluminó el sendero del hoy candidato a Duce.
La cadena de errores de la derecha y el centro no hizo nada distinto a colaborar en su perdición. De no haber aparecido el ministro de salud que condujo la batalla contra la peste del siglo, y la desaparición del mentor de Iván Duque, el pedo erotómano Holmes, que aspiraba a sucederle, quizás otro habría sido el desenlace electoral de 2022. Al pacto Petro-Hernández hay que agregar la ceguera del jefe de la derecha a negarse a candidatizar a una de sus aguerridas senadoras por miedo a contrariar el yo del presidente inútil, en el momento decisivo de las elecciones ya en manos de su alter ego María Paula Correa, después de haber sido abandonado a su suerte por la incansable Alicia Arango. Iván Duque ha dicho que perdieron las elecciones porque no supieron batallar. Lo cierto es que fue él, con su codicia y corrupción, quien hizo mas visible y poderoso a Petro.
Rodolfo Hernández colaboró con Petro poniendo patas arriba las tradiciones de los debates. Como empresario de éxito invirtió lo menos para ganar un poco sabiendo que no podía llegar al poder. Ese no era su objetivo. Optó por no asistir ni a debates ni a plazas públicas, dejando en manos de la tele o las radios locales y los móviles de 24 millones de colombianos, la difusión de sus únicas consignas: “No robar, no traicionar, no mentir, acabar con los ladrones y corruptos”, “Mírenme a los ojos, no les voy a fallar” repetía el viejito del Tik Tok. Rodolfo, que en la primera vuelta fue un arcano venerado por taxistas, empleados bancarios, numerarios de los supermercados, las muchachas del servicio, los ejecutivos medios de las compañías que recogen la basura, etc.; que no sabíamos si era Bolsonaro, Trump, Bukele o el gallo tapao de Uribe, después, y cuando los dirigentes de la derecha y el desaparecido centro le dieron su apoyo, se hizo el Maimune presentando 20 promesas para indicar que se había alejaba del Uribismo, que apoyaba la despenalización del aborto, el fraudulento proceso de paz santista y la legalización de las drogas, comenzando por la yerba maldita.
Los 10,5 millones de electores que le siguieron están precisamente en el centro del país, mientras la periferia, donde está la coca y sus ejércitos de asesinos, votaron por la lideresa y receptora de las dádivas del estado paternalista, Francia Márquez, atada a Petro por las ambiciones de poder y los deseos de venganza contra los mestizos, a quienes culpan de causar el fin del planeta por su adhesión a la gasolina, el gas, los minerales, el machismo, las religiones cristianas, el amor a la patria, las ansias ancestrales de venganza contra la conquista de América, las estatuas, el aborto y la adicción a las drogas.
Hernández espera que el gobierno de Petro y Márquez le den un respiro hasta elegir el nuevo fiscal general en 2024. Los traslados sucesivos de su proceso harán que llegue libre hasta entonces, cuando la aplanadora petrista del infame poeta Roy, tenga su fiscal de bolsillo. Hernández permanecerá en el Senado hasta 2023, luego se presentara como candidato a la gobernación de Santander, que debe perder porque también los gobernadores tienen como juez a la Corte Suprema. Descenderá de nuevo a las manos de la Fiscalía y ya veremos, le habrá dicho Roy y guiñado Petro, como hacemos para que tú, presidente de la Comisión Anticorrupción del Senado, sea la nueva víctima de falsos testigos.
Todo esto parece obra de Juan Manuel Santos, dijo la lora.