OPINIÓN

El autobús va en reversa

por El Nacional El Nacional

El chofer presidente decidió dar marcha atrás a la estatización de varias empresas, una medida que en su momento tomó Hugo Chávez como un gran logro del socialismo del siglo XXI, pero que como todo lo demás que han querido controlar sin una buena gerencia ni ética acabó en una progresiva destrucción. Hoy salen a la venta en la Bolsa de Valores entre 5% y 10% de las acciones de la Cantv, Movilnet, Petroquímica de Venezuela, así como de un conglomerado de industrias mineras, gasíferas y petroleras.

Nicolás Maduro dice que la razón es que necesitan capital para mantenimiento, tecnología y nuevos aires en estas empresas. Pero hay que decir la verdad. Después de todos estos años lo que se ha comprobado es que poner en manos de los socialistas este tipo de compañías es como echar el dinero directamente a sus bolsillos.

En 2007 el presidente Hugo Chávez expropió una empresa como la Cantv que, si bien no era un dechado de perfección, funcionaba para la mayoría de los venezolanos, tanto que el país estaba comunicado telefónicamente y los planes de expansión se estaban desarrollando con total normalidad. ¿Y qué pasó? La agarraron los chavistas, sin la tan mentada guerra económica o las dichosas sanciones, y la acabaron. Ahora no hay teléfonos fijos, los que hay funcionan mal, hay que pagarle altas cifras en dólares a “técnicos” para conseguir el servicio, los equipos no sirven y un largo etcétera. Lo mismo pasa con Movilnet, ni qué decir de la petroquímica que antes de la revolución bolivariana fue un orgullo nacional.

El dinero que entraba a estas empresas iba directo a los bolsillos de la corrupción y nada a mantenimiento o actualización técnica, mucho menos a pago de personal o equipos. Es la historia de todo lo que han manejado durante esta era y no es invento ni exageración, los resultados están a la vista.

Ahora dice Maduro: “Necesitamos capital para el desarrollo de todas las empresas públicas. Necesitamos tecnología. Necesitamos nuevos mercados y vamos a avanzar”. Es decir, nos embolsillamos el dinero presupuestado todos estos años y ahora necesitamos billetes frescos para ver si mejoramos. ¿Quiénes serán los inversionistas amantes de las aventuras y el peligro que pondrán su dinero sin tener seguridad de que será realmente invertido por el bien de la empresa, o lo que es peor, si les dará dividendos? Dicen las fuentes especializadas que deben ser capitalistas ligados con el gobierno o extranjeros muy arriesgados. Por lo pronto, la Bolsa de Valores de Caracas ve la medida como positiva, aunque no se sabe para quién.

Aunque el diputado Jesús Faría, presidente de la Comisión de Finanzas y Desarrollo de la Asamblea chavista, se llene la boca diciendo que no se trata de echar para atrás el socialismo del siglo XXI; lo obvio es que se trata de una “privatización”, aunque por los porcentajes accionarios los inversionistas no tendrán mucha influencia en las empresas. Faría insiste en que no se trata de que hayan fracasado las políticas económicas impuestas desde la época de Chávez: “Se han expropiado empresas que han sido abandonadas por sus dueños, las hemos recuperado y puesto a funcionar”. No se sabe hasta ahora cuáles, pero ciertamente no será la lista que va a la bolsa hoy.

La política del Estado dueño de todo no ha funcionado en ninguna parte del mundo, por más que digan lo contrario. Maduro echa para atrás porque ya no tiene dinero, pero además lo pide como si no fuera su responsabilidad: “Reitero mi llamado a todas y todos los venezolanos, dejemos a un lado la mezquindad, es hora de trabajar unidos y consolidar esta primera etapa del crecimiento de la economía real”.

Habrá que esperar para ver qué resulta de esta aventura y si ese 10% de acciones se revierte en bienestar para los venezolanos.