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May 5, 2025


El arte del fraude electoral (o cómo destruir la democracia)

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grupo IDEA El gobierno de Guyana anunció este martes que apoya el llamado a un proceso transparente de verificación del resultado de las elecciones de Venezuela.

Foto: EFE

Las dictaduras se obligan a disimular apoyo popular, fingir que les importa el pueblo, aparentar garantías de progreso y futuro, jurando que no son corruptos sino víctimas de la corrupción, para finalmente, convocar elecciones controladas, a medida y conveniencia para descubrir focos de resistencia, aparentar legitimidad democrática interna, externa y justificar autoridad. 

¿Cansado de perder en procesos electorales transparentes? ¿La voluntad ciudadana es la mosca en la sopa de tus ambiciones? ¡No te preocupes! Aprenderás las «mejores» prácticas para sabotear elecciones y convertirte en el Da Vinci del fraude electoral. Eso sí, con un toque humorístico que hace más digerible el cinismo.

¿Árbitros imparciales? Asegurarse de que los encargados del proceso sean tan leales como un perro bien alimentado. Prometiéndoles un jugoso cargo público, viajes exóticos con todo incluido, y creativo con imaginación alborotada, no olvides néctares, plata, delicias y prostitutas. Con el árbitro a favor, ¡ya tienes medio camino ganado! 

¿La gente no los quiere? ¡fabriquen amor! Si el afecto ciudadano le es esquivo, cómpralo, repartan limosnas, despensas, chucherías o subvenciones para que parezca les importa el bienestar del pueblo. Las promesas grandilocuentes, no pueden faltar, son imprescindibles. De ilusiones vive el hombre, y que tu farsa sea más grande.

El padrón electoral es un buffet para todos los gustos. Un clásico que no decepciona, manipula el registro con votantes que descansan en la eternidad o de habitantes imaginarios que viven en coordenadas imposibles, que nadie verificará, porque lo que importa es sumar, preguntar jamás. Divides a la resistencia -oposición hay, cuando existe posibilidad de alternabilidad- y generas tensiones sobre si participar, abstenerse o boicotear.

La propaganda es la varita mágica. No hay estafa sin espectáculo. Corea eslóganes hasta que el loro de la abuela los cante. Y, a los que critican, encarcélalos, inhabilítalos, llámalos paranoicos, resentidos, o mejor aún, califícalos de «enemigos de la patria». La repetición no solo es la madre del aprendizaje, sino también de la “verdad” conveniente.

¿Las urnas no cooperan, y las cuentas no cuadran?, no entres en pánico, reemplázalas con números mágicos y actas invisibles. Utiliza la “creatividad electoral” y problema resuelto. Si hay reclamo, mándalos a la misericordia del TSJ, culpa a la matemática alternativa, por así decirlo, a un “error de cálculo”. 

El fraude exige una puesta en escena. Aglomera los centros de votación con observadores «neutrales» -amigos, camaradas y empleados- siempre ciegos y sordos borrachines. Es cuestión de apariencia de que se cumplen las formalidades democráticas. 

La sátira detrás del espejo. Este irónico manual no es una invitación, sino una crítica. El fraude electoral no solo es ilegal; es el arma más efectiva para dinamitar los cimientos de la democracia. Cuando se roba el sentir ciudadano, se silencia la voz del pueblo, se impide el derecho a elegir y ser elegido, se perpetúan los sistemas putrefactos.

La democracia no es perfecta -el interinato, sus vagabunderías y prácticas inmorales son ejemplo-, pero sin ella el caos es seguro. Defender los procesos electorales puros y cristalinos no es una opción; es una responsabilidad. Reflexionemos con humor, pero actuemos con seriedad. Si se permite que estas prácticas pasen de sátira a realidad, quedará la amargura de la complicidad.

La artimaña en los resultados muestra que el régimen controla y vigila instituciones, dejando claro que no hay espacio para una transición, mostrando incluso, que si participan no pueden ganar. Venezuela está secuestrada, como un avión en pleno vuelo. 

Los anuncios de lazareto solo sirven para desanimar y desmoralizar, sin la publicación de las actas del 28J y el respeto al resultado, no hay sufragios profilácticos que puedan ser reconocidos. Protejamos el voto y reclamemos el triunfo de quien fue elegido. Es la única barrera entre la libertad y la tiranía con disfraz democrático.

@ArmandoMartini

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