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El apocalipsis petrista

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Desde la campaña electoral he anunciado que Petro vendría a seguir al pie de la letra el guion del Foro de Sao Paulo para instaurar la dictadura del socialismo del siglo XXI, lamentablemente no me he equivocado, pues Petro ha hecho hasta ahora en pos de su objetivo los pasos siguientes: 

  1. Debilitamiento de la Fuerza Pública, sabedor de que este es el talón de Aquiles de su estrategia, puso a un enemigo declarado de esta como ministro de la Defensa, y desde el primer día descabezó a las Fuerzas Militares y de Policía, descuartizó la inteligencia y además maniató a la Fuerza pública con ceses al fuego, que sólo esta cumplía en pos de su segundo elemento de la estrategia. 
  2. Paz Total: empoderó al narcoterrorismo dándole poder territorial inusitado, medio país está en manos de las FARC, el ELN y el Clan del Golfo, los cultivos de coca están en cifras récord y la inseguridad rural y urbana está en viento en popa. 
  3. Decrecimiento económico: desde el primer día con una reforma tributaria expropiadora y un plan de desarrollo socializante, Petro busca debilitar la economía del país, con el fin de tener una población paupérrima que dependa del Estado para hacerla dependiente del régimen. Papel destacado en esta estrategia está la quiebra de Ecopetrol, la cual va en camino certero, tal como lo hizo el chavismo con Pdvsa. Pero esto no se queda allí. 
  4. Guerra a los pilares económicos del país: que son los sectores petrolero y minero, con la prohibición de exploración en el primero y trabas ambientales y tributarias al segundo, se busca la quiebra de dos de los sectores fundamentales del país, el agropecuario el único que ha dado la cara, no basta para sostener la economía nacional, dada la desindustrialización que viene de hace varias décadas y la anemia en el sector de comercio y servicios, consecuencia de los problemas ya mencionados. 
  5. Estatización del sector social: con la reforma pensional, la ley laboral y la estatización de facto de la salud, acabó con un pilar dinámico del país, el sector social, que con un sistema mixto exitoso de décadas había apuntalado la disminución de la pobreza y el surgimiento de una clase media dinámica. 

Estos factores ponen sobre la mesa el escenario de creación de las condiciones suficientes y necesarias para la instauración de la dictadura del socialismo del siglo XXI, con la ayuda de un establishment sumiso, principalmente del liderazgo político con parlamentarios mercenarios que le facilitaron la aprobación de las leyes arriba mencionadas, Petro está arrancando la fase definitiva de un “proceso constituyente” ya aprobado con la venia del establishment , que con el ELN firmó un acuerdo de “ participación política” para la “reforma del modelo político y económico”, léase la sustitución de la democracia liberal por la dictadura del partido único y la economía de libre mercado por el capitalismo de Estado. 

Lo del Catatumbo no es un hecho aislado ni imprevisto, es la instauración del modelo del PetroELNismo, la población dirigida por la violencia armada del narcoterrorismo en el campo y de la primera línea en las ciudades, aprobará en los soviets aprobados en el mecanismo de “participación política” firmado con el ELN, dará el sello final a la aniquilación de la democracia colombiana, esto repito con consternación, con el apoyo del establishment, pues dicho mecanismo contó con la firma de los representantes del empresariado y del Centro Democrático. Ni siquiera las masacres del Catatumbo han hecho que estos retrocedan, pues ante la negativa de Petro a terminar con la mesa de diálogo con el ELN, sino que la suspendió, como lo hizo hace pocos meses, estos continúan aprobando tal suspensión y no requieren de su terminación. 

La única piedra en el camino a este tenebroso escenario está en un freno de este por parte de la Corte Constitucional, para lo cual la designación de un magistrado apoyado por Petro este año y la designación de dos, uno propio del presidente y otro de las Cortes, podría acabar con este freno con el que hasta ahora ha contado la democracia. 

Si algún indicio faltaba para terminar de persuadirme en mi pesimismo respecto al escenario futuro para Colombia, la novela del enfrentamiento Trump-Petro de esta semana, me ratifica en él, frente a la única posibilidad que había de que alguien se enfrentara a Petro en su objetivo de instauración del socialismo del siglo XXI, que es la de Trump y que efectivamente se presentó fue abortada por ¡Uribe!

Sé que lo hizo por patriotismo, por evitar una crisis descomunal como la que estaba creando Petro, pero es que el infierno está lleno de buenas intenciones, la única posibilidad de un retroceso de las fuerzas vivas del país en su sumisión ante el PetroELNismo era precisamente una crisis descomunal como la que se avizoraba con las medidas de retaliación de Trump a la desfachatez de Petro de no tener en cuenta la realidad geopolítica mundial. El socialismo del siglo XXI tiene un proyecto de usurpación de los países con la estrategia del Foro de Sao Paulo de llegar al poder por la vía democrática y destruir la democracia desde adentro. Entonces, hay una pregunta estratégica frente a ese plan: se colabora con el régimen en aras del «interés nacional» o se le confronta firmemente. Claro que Trump buscaba una crisis del gobierno, ahora bien, que es preferible: año y medio de crisis que definitivamente destrozaría a la izquierda, o colaborar con el proyecto de Petro de instaurar una dictadura por 60 años. Es cuestión elemental de costo/beneficio un año de crisis contra 60 de miseria, para mí la solución es evidente. Esta gente se aprovecha del buenismo del liderazgo democrático para destruir los países y así tener pueblos dependientes del régimen. Ese buenismo se vio en Cuba y Venezuela, la misericordia con los líderes, indultando a Fidel y a Chávez, jugando bajo las reglas de la institucionalidad democrática con regímenes que no lo son, ahí está el resultado. Colombia todavía (por muy poco tiempo) está con la posibilidad de salvarse, pero si se le ayuda a Petro a lograr sus objetivos estamos jodidos. 

Siempre insisto en que la esperanza es lo último que se pierde, luego sigo con la esperanza de que la situación actual dé un giro de 180 grados, que un candidato outsider de derecha  anti el establishment sumiso a la izquierda, logre persuadir al electorado de la necesidad de un giro radical en la vía socializante que vive el país, el termómetro político internacional con triunfos resonantes de este tipo de candidato augura esa posibilidad para Colombia, como lo señalaba en el artículo anterior el 2025 será un año crucial para que este escenario se consolide. 

 

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